Sandy da un duro golpe a la economía de EE.UU.
Por JOSH MITCHELL y SUDEEP REDDY
Natalie Keyssar para The Wall Street Journal
Una estatua de la Virgen María es todo lo que quedó tras un incendio en un barrio de Queens, Nueva York.
Sandy está dando un golpe a la economía de Estados Unidos que repercutirá durante semanas, interrumpiendo el comercio en la región más poblada del país, destruyendo miles de millones de dólares en propiedades y probablemente disparando los precios del combustible.
A lo largo de la costa este, es probable que algunos restaurantes, concesionarios de automóviles y otros minoristas vean una caída de sus ventas. A muchos de los trabajadores no se les pagará por las horas perdidas. Los envíos de bienes a través de los puertos marítimos y aeropuertos están siendo retrasados.
Eso drenaría miles de millones de dólares de la economía en un momento en el que ya está creciendo lentamente. Gran parte de esta actividad económica se retrasará o cambiará, como cuando el dinero no es gastado en una cafetería esta semana es gastado en una película la semana próxima. Y otras actividades comerciales repuntarán conforme los trabajadores de servicios públicos ganen más por el cobro de horas extra, los equipos de reconstrucción comiencen sus obras y los propietarios compren materiales para reparar los daños. Muchas tiendas de comestibles y de mejoras para el hogar aumentaron sus ventas mientras la gente se preparaba para la tormenta.
Sin embargo, el daño a corto plazo probablemente hará que la economía crezca más lentamente en los últimos tres meses del año en comparación al período de mediados de este año, cuando la economía creció a un tibio ritmo de 2% anual, según los analistas.
La consultora IHS Global Insight calculó el martes que la tormenta podría recortar 0,6 puntos porcentuales del ritmo anualizado de crecimiento del PIB de EE.UU. en el cuarto trimestre. Eso no refleja el impacto completo, porque el PIB mide el valor de la producción de bienes y servicios de la economía, pero no la riqueza destruida.
Los primeros cálculos del martes eran que la tormenta había causado ya daños a la propiedad por unos US$20.000 millones, incluyendo carreteras, puentes, edificios de oficinas y viviendas, según IHS. En comparación, el huracán Irene causó el año pasado daños en infraestructura por US$15.000 millones, de acuerdo con IHS.
"No es catastrófico, pero tampoco es trivial", señala Gregory Daco, economista de IHS. "Se ven grandes trastornos en los flujos comerciales, tanto en la importación como en la exportación. Se ven interrupciones en términos de construcción, en términos de fabricación, y también en términos de servicios, cines que cierran y porque puede que las tiendas locales de comestibles no estén abiertas. Es un número de golpes combinados que afectan en general la economía de EE.UU.".
En Towson, Maryland, en la tienda minorista Sofa Store, sólo dos compradores aparecieron el lunes en lugar de los 40 que suelen llegar en general, cuenta Jason Brager, gerente del lugar. "Era prácticamente un pueblo fantasma", dice Brager, que añade que muchas de las ventas de muebles del lugar debido al mal tiempo tendrán lugar más tarde. "Cuando la gente pueda volver a salir de su casa, tendremos un pequeño aumento de las ventas", confía.
Las estimaciones de daños causados por Sandy podrían aumentar en los próximos días debido a más inundaciones. Muchas pérdidas de propiedad serán cubiertas por el seguro privado o del gobierno.
Los analistas no esperan que los efectos de la tormenta se vean reflejados de inmediato en los datos económicos. El Departamento de Trabajo dijo el martes que tiene previsto difundir el informe de empleo de octubre el viernes, como estaba programado. Las cifras no se verán afectadas por la tormenta, debido a que están basadas en encuestas realizadas antes de la tormenta.
Es probable que los automovilistas sientan la presión de mayores precios del combustible. IHS señala que 70% de las refinerías de la costa este se hallaban sin operar el lunes por la noche. Ello dará lugar a una escasez en los suministros de combustible, lo que probablemente se traducirá en un aumento de los precios en las gasolinerías.