por Luis04 » Mar Oct 04, 2011 11:43 am
[b]Los empresarios peruanos ante la crisis
Por Andrés Calderón[/b]03 de Octubre de 2011
Nouriel Roubini, el famoso economista norteamericano que predijo la crisis económica del 2008, da por cierto que el mundo se encuentra actualmente en una nueva recesión, y centra el análisis en la magnitud de este impacto. Por su parte, un gran número de analistas internacionales y nacionales ya abordan los indicadores de una inexorable crisis financiera mundial. Todos hablan de la crisis. Pero, ¿qué dicen los empresarios nacionales?, ¿ya están preparados para este escenario?
El artículo de portada de Semana Económica (SE 1291) recoge y analiza la percepción de los gerentes generales y ejecutivos de los sectores más expuestos de la economía nacional a los choques externos. Una primera conclusión que se puede extraer es que existe un generalizado estado de calma entre la clase empresarial peruana ante el impacto de una eventual recesión económica mundial.
Probablemente los mercados vinculados al consumo interno son los menos preocupados. Las empresas de retail y entidades financieras no han anticipado medidas preventivas específicas. Por su parte, las principales empresas automotrices no estiman un decrecimiento de sus ventas. De hecho, el grupo SKBergé (Kia, Fiat, Alfa Romeo, Chery y MG) pronostica para el 2012 un crecimiento de 8% en el Perú. De modo similar, las empresas inmobiliarias para vivienda confían en un continuo crecimiento de las ventas, motivadas por el desbalance favorable entre oferta y demanda. La tranquilidad de los ejecutivos consultados para esta investigación se explicaría por diversos factores como la solidez de la banca nacional, dependiente en gran dimensión de los depósitos nacionales y menos expuesta a las repercusiones internacionales, y el crecimiento y la mayor formalidad en la economía que incentiva el consumo masivo.
¿El buen desempeño de la economía nacional nos hace inmunes al double-dip? No, sería la repuesta más sensata. Las exportaciones no-tradicionales y los mercados de inversión privada son los sectores más sensibles, tal como lo fueron en el 2008.
A nivel de productos textiles, la desaceleración en el consumo internacional ya se empezaría a percibir por parte de Creditex. Mientras que Devanlay Perú no descarta una estrategia de reducción de precios como opción para enfrentar una menor demanda. No obstante, las empresas de la industria no han manifestado la existencia de algún “plan anticrisis” en marcha, pese a estar atentas a lo que sucede en el contexto internacional, principalmente en Europa. La lección aprendida en el 2008 habría sido la de optar por la diversificación de destinos, repartiendo su dependencia de ventas con algunos mercados regionales (destaca Brasil). Ésta también sería la estrategia adoptada por el turismo receptivo, otro mercado que se verá expuesto por la caída de las economías europea y estadounidense. Pese a ello, la pregunta se mantiene ¿la diversificación alcanzará?
En lo que respecta a la inversión privada, una desaceleración es previsible debido a la aversión al riesgo de capitales extranjeros en un contexto generalizado de crisis. Sin embargo, la perspectiva empresarial es aún optimista.
A nivel de construcciones para obras de infraestructura, mineras y petroleras, Cosapi confía en los compromisos a largo plazo en los proyectos de inversión, lo que podría generar tranquilidad en el sector para los próximos 2 años. De manera similar, la corredora inmobiliaria Binswanger Perú, estima que, pasada la etapa inicial de incertidumbre, se retornará al nivel creciente de las inversiones en el país, que tiene una alta tasa de retorno y que podría recibir los capitales de muchos inversionistas internacionales provenientes de países industrializados más afectados por la crisis. En este mercado, además, la tranquilidad descansa en gran parte en la capacidad que tendría el gobierno para adoptar medidas contra-cíclicas.
Por el lado de la minería, también habría calma debido al mejor desempeño presente de los metales en comparación con el 2008. Por ejemplo, si bien la cotización del oro experimentó en las últimas semanas una caída (de US$1,900 en el punto más alto a US$1,598 en el punto más bajo), esta es considerablemente mayor a la de fines de 2008 (por debajo de los US$800). Adicionalmente, en épocas de crisis, es previsible que los metales preciosos tengan una tendencia al alza por ser refugios de valor. Donde podría haber más incertidumbre sería en los nuevos proyectos de mineras junior, que podrían enfrentar mayores dificultades en el acceso a financiamiento.
En la industria metal-mecánica, pese a que se reconoce un posible impacto negativo, las respuestas del empresariado no permiten vislumbrar alguna medida concreta, adicional a la de un control adecuado de inventarios.
La positiva situación de la economía nacional y la confianza en las acciones anti-crisis del gobierno son factores preponderantes en el sosiego del empresariado peruano. Sin embargo, sería temerario no anticipar algunas medidas frente a un escenario crítico que parece inminente. La postergación de planes de inversión, la reorientación de mercados de destino, la reducción en la capacitación y contratación laboral podrían ser decisiones gerenciales ineludibles para algunas compañías. Con suerte, las medidas de prevención ya han sido adoptadas, aunque aún no se han hecho públicas. Con menos suerte, las empresas aletargadas despertarán en los próximos días.