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Bill Gates fomenta un cambio de táctica en la lucha mundial contra la poliomielitis

Por Robert A. Guth

Bill Gates entró a una sala de conferencias subterránea de la sede principal de la Organización Mundial de la Salud, en Ginebra, donde se manejan las pandemias globales, y fue recibido de inmediato con una mala noticia. La poliomielitis estaba expandiéndose de nuevo en África a pesar de su donación de US$700 millones para tratar de erradicar la enfermedad.

El brote empezó a mediados de 2009 y esta semana llegó hasta Tayikistán, que no había registrado casos de polio en 20 años. La expansión amenaza una de las campañas de salud más ambiciosas del mundo: el esfuerzo por erradicar la poliomielitis de una vez por todas. También constituye un revés para la nueva carrera del fundador de Microsoft, que ahora es un filántropo de tiempo completo.

La próxima semana, las organizaciones detrás de la lucha contra la polio, incluyendo la OMS, la Unicef y los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de EE.UU., planean anunciar una reestructuración radical de su estrategia para resolver las debilidades que quedaron expuestas el año pasado.

La lucha contra la poliomielitis se ha transformado en uno de los ejes de la fundación benéfica de Gates. El año pasado, el millonario viajó a África, uno de los últimos campos de batalla en el combate contra el flagelo, y conversó con sultanes, médicos, trabajadores de los organismos de ayuda internacional y madres preocupadas como parte de la campaña para erradicar el mal.

"No hay forma de endulzar lo ocurrido en los últimos 12 meses", le dijo Bruce Aylward, un funcionario de la OMS, a Gates durante la reunión en Ginebra en junio del año pasado. Luego describió cómo el virus se estaba expandiendo en países donde, supuestamente, se había erradicado. "Entonces, ¿cuál es el próximo paso a seguir?", preguntó Gates.

La pregunta reanimó uno de los debates más polémicos en la salud mundial: ¿Es mejor para la humanidad librar una guerra contra una enfermedad particular, como la poliomielitis, o buscar objetivos más amplios en forma simultánea, como mejorar la higiene, vacunar a más personas y ofrecer agua potable, que no eliminan ninguna patología, pero que pueden mejorar la salud de los habitantes de los países en desarrollo?

Los grandes donantes han preferido desde hace tiempo luchar contra enfermedades individuales, lo que se conoce como la estrategia "vertical". El objetivo es repetir la victoria de 1979 contra la viruela, el único mal que ha sido erradicado. La estrategia "horizontal", en cambio, es más amplia, tiene metas más difusas y podría tardar años antes de tener un impacto en las estadísticas.

La lucha contra la polio es una lección para la fundación de Gates, que está financiando otras vacunas que podrían enfrentar reveses similares.

En la guerra contra la polio, su organización respaldó un programa que seguía el libreto estándar. Justo cuando empezó a liderar la lucha contra la polio, nuevas investigaciones comenzaron a mostrar que la estrategia de atacar una única enfermedad tenía sus problemas. Esto provocó una importante corrección a medio camino.

El giro estratégico fue influenciado, en parte, por el viaje de Gates a Nigeria el año pasado. Nigeria es importante por su historia de exportar el virus a otros países. Gates fue acompañado por un reportero del Wall Street Journal.

El fundador de Microsoft asumió un papel de diplomático de la salud mundial desde que se retiró de Microsoft en 2008. Gates trata de aprovechar su fama y los US$34.000 millones de su fundación para lograr que las empresas, los grupos de salud y los gobiernos concentren sus energías en mejorar la salud de los países en desarrollo.

La polio, que se contrae a través de agua contaminada con materia fecal humana, paraliza a una persona de cada 200 infectadas. El descubrimiento de un sólo caso significa que miles han sido infectados. Eso requiere campañas de vacunación masivas.

.En Sokoto, el polvoriento centro de un otrora vasto imperio islámico, Gates se dirigió hasta un palacio, caminó ante una fila de trompetistas que celebraban su llegada y se encontró cara a cara con el sultán de Sokoto, el líder espiritual de los 70 millones de musulmanes de Nigeria.

En los precisos momentos en que Gates se presentaba ante el sultán, las luces se apagaron. "Le quiero dar la bienvenida al mundo real, al mundo real del tercer mundo", dijo desde su trono dorado en medio de la penumbra.

Hombres como el sultán son aliados clave. En 2003, líderes islámicos en el norte de Nigeria difundieron rumores de que las vacunas contra la polio esterilizaban a las niñas musulmanas. Los líderes detuvieron las vacunaciones, lo que permitió que el virus se propagara y, con el tiempo, infectara a 20 países.

Al comienzo del año pasado, Nigeria tenía la mitad de los 1.600 casos de polio en el mundo. El sultán podría ayudar a reencauzar la campaña.

Hablando ante Gates y un cuarto lleno de líderes religiosos, el sultán expresó su respaldo para la lucha contra el polio. "Queremos mostrarle nuestro compromiso", dijo. "El tiempo que se ha tomado para venir aquí no será en vano".

El sultán, no obstante, también cuestionó la estrategia de apuntar a una enfermedad individual. "Otros temas de salud deberían ser considerados", sugirió el sultán, "en lugar de mirar sólo hacia una dirección con la erradicación de la polio". Señaló la tuberculosis, el VIH y el SIDA, la malaria, el cólera y la esquistosomiasis, una infección parasitaria.

Luego de la victoria mundial sobre la viruela 30 años atrás, hubo una ráfaga de esfuerzos dedicados a similares ataques "verticales" contra enfermedades individuales. El programa contra la polio siguió ese método y logró grandes avances. Encabezadas por la OMS y benefactores como Rotary International (una organización de servicios humanitarios), las campañas redujeron los casos de polio en el mundo de 350.000 en 1988 a menos de 1.000 en 2000. Los que combatían la polio planeaban erradicarla para ese mismo año. La fecha llegó y pasó, pero la polio persistió, consumiendo miles de millones de dólares.

Los detractores piden un menor enfoque en la erradicación de la polio para destinar más dinero a controlar múltiples enfermedades. En algunos países, las campañas contra la polio se convirtieron en un ejemplo de un sistema de vacunación que funcionaba a pesar de que otras enfermedades se pasaban por alto. Gates vio eso con sus propios ojos en Nigeria.

Al llegar a un centro de salud en Sokoto, Gates se acercó a una mesa de madera y revisó los registros de vacunas de los niños. "¿Sabe si este niño tuvo la primera dosis de DPT?", preguntó, señalando un registro de una vacuna contra la difteria de un niño que parecía no haber recibido una de las dosis. Un empleado que lo acompañaba no tenía la respuesta.

La clínica tampoco tenía vacunas contra la hepatitis B, ni la fiebre amarilla, explicaron los trabajadores, porque el sistema estatal de medicamentos no funcionaba. En cambio, frente a la clínica, una campaña contra la polio funcionaba a toda marcha. Trabajadores de la salud tenían neveras portátiles llenas de frascos de vacunas para los niños que se habían juntado allí.

En octubre, tras una sesión con expertos, Gates y su fundación dieron un giro a su estrategia. Los cambios forman parte de un nuevo plan en la OMS. Si es aprobada por los países miembros de la organización, la nueva estrategia contra la polio fijará ambiciosas metas para casi erradicarla para fines de 2012. El plan mejora el método "vertical" básico del programa contra la polio pero también añade una estrategia "horizontal", que incluye capacitación para trabajadores de la salud sobre temas de higiene y salubridad.