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SPANISHDECEMBER 23, 2011, 12:19 P.M. ET.Banco Santander, impopular en casa
Por CHRISTOPHER BJORK
MADRID—En un momento en el que Banco Santander SA trata de captar fondos mediante la venta de activos en el extranjero, se enfrenta a protestas en casa por parte de clientes descontentos que han tenido que encajar pérdidas de unos 4.000 millones de euros en bonos de riesgo que el banco les vendió hace cuatro años para financiar una importante compra.
Cientos de clientes que compraron los bonos, que se convertirán en acciones de forma automática en octubre de 2012, dicen que en las oficinas del Santander no les especificaron los riesgos de la inversión, según el propio supervisor, asociaciones de consumidores y abogados de los demandantes.
Emilio Botín (izq.), presidente de Santander, con ejecutivos de otros dos bancos en 2007 después de comprar ABN Amro por 72.000 millones de euros. La adquisición fue financiada con bonos convertibles que han perdido valor.
.El supervisor bursátil español dijo en una nota en octubre que había detectado irregularidades, entre ellas, la venta de los bonos antes de que se registraran los documentos legales, pero no puede obligar al banco, el segundo mayor de Europa por capitalización bursátil, a devolver el dinero a sus clientes.
Santander dice que cumplió con toda la normativa relevante en la colocación, que fue de 7.000 millones de euros, lo que convirtió la operación en la mayor venta de la historia de bonos convertibles.
Dos personas ya han iniciado sendos procedimientos legales contra Santander con el objetivo de que se les reintegren todos los fondos, alegando supuestos fallos a la hora de publicar la información. Además, la asociación española de consumidores Adicae señala que está ayudando a 600 tenedores de bonos a negociar un acuerdo con Santander, como parte de un esfuerzo mayor para restringir la publicidad que hacen los bancos de "productos de ahorro tóxicos". Si esas negociaciones fracasan, la asociación señala que presentará una demanda para que se devuelva el dinero a los inversionistas a los que se dijo que estos complejos valores eran productos de ahorro.
Benita Pedrosa, una viuda de 64 años que cobra una pensión de 800 euros al mes, dijo que invirtió los ahorros de su vida en los bonos porque el director de su oficina del Santander le aseguró que su dinero estaba seguro.
El valor de su inversión cayó en más de 30.000 euros, o más de la mitad de su valor. El banco negó recientemente su petición de invalidar el contrato, y ella indicó que ahora planea presentar una reclamación a los reguladores.
Las reclamaciones de los clientes de Santander se hacen eco de las reacciones de los inversionistas minoristas de Estados Unidos que invirtieron en ARS —cuyos intereses se fijan de forma periódica mediante una subasta inversa— de alta rentabilidad y supuestamente seguros.
A medida que el mercado de este tipo de inversiones se congeló a principios de 2008, los reguladores obligaron a docenas de bancos a recomprar este tipo de productos con un valor de decenas de miles de millones de dólares. Los analistas se preguntan ahora si Santander tendrá que compensar a los inversores.
"La percepción es que un número significativo de pensionistas no tenían ni idea de qué compraron", dijo Daragh Quinn, analista bancario de Nomura. "Si suficiente gente reclama, Santander tendrá problemas".
Este conflicto se inicia en un momento en el que Santander y otros bancos europeos se ven presionados para captar capital en un entorno de turbulencias del mercado. Los reguladores bancarios europeos recientemente instaron a Santander a captar más de 15.000 millones en nuevos fondos. El banco cuenta con la emisión de acciones vinculadas a bonos convertibles para cumplir más o menos la mitad de la necesidad de capital, al tiempo que también venderá activos en los mercados de alto crecimiento de América Latina.
El consejero delegado de Santander, Alfredo Sáenz, descartó hace poco cualquier tipo de compensación a los tenedores de los bonos convertibles. "En esencia, están en la misma situación que los accionistas", dijo en una teleconferencia.
A finales de 2007, Santander vendió los bonos convertibles a 129.000 clientes minoristas españoles para financiar la parte que le correspondía de la compra por 72.000 millones de euros de ABN Amro NV, el banco holandés que Santander adquirió junto a otros dos bancos europeos.
Con el nombre de Valores Santander, los bonos ofrecían un tipo de interés de 7,5% en el primer año, y posteriormente 2,75 puntos porcentuales por encima del tipo de interés interbancario europeo durante los otros cuatro años. Si la oferta por ABN fracasaba, Santander devolvía el dinero a los clientes tras un año, lo que concedía a Valores Santander una apariencia de depósito.
Pero la oferta tuvo éxito, y los valores se convertirán automáticamente en acciones en octubre de 2012 con una prima de 16% respecto al precio de las acciones de Santander a comienzos de octubre de 2007.
Según esos términos, los tenedores de Valores Santander harían negocio con los valores si las acciones de Santander subieran al menos ese porcentaje cinco años después de la emisión de los bonos. Sin embargo, el precio de las acciones de Santander, que el jueves cerraron a 5,78 euros, tendría que multiplicarse de aquí a octubre por más del doble, hasta 14,13 euros, para que eso ocurriera.
La Comisión Nacional del Mercado de Valores, el supervisor español, examinó el acuerdo el año pasado, tras recibir quejas. Dijo en octubre que tenía "suficiente causa para calificar el comportamiento [de Santander] como incorrecto" en 26 casos relacionados con la venta de bonos, lo que garantizaba la invalidez de los contratos de venta.
La CNMV no puede exigir al banco que devuelva el dinero a sus clientes, y tampoco puede imponer multas por casos concretos. Sólo puede recomendar a esos inversionistas que acudan a los tribunales. El supervisor declinó hacer comentarios sobre casos específicos más allá de lo que dijo en su informe de octubre.
Santander etiquetó Valores Santander como un "producto amarillo", dirigido principalmente a clientes ricos y sofisticados. En algunos casos, clientes ordinarios de banca minorista podían comprarlos "cuando el trabajador de la oficina considere que el producto se adapta a su perfil de riesgo", según las directrices internas del banco.
Pedrosa, la viuda que dijo que planea reivindicar el caso ante la CNMV, dijo que ella no se ajusta a ese perfil. Pagó 60.000 euros por unos bonos que ahora valen 24.000 euros.
En muchos casos, la CNMV encontró que Santander comenzó a vender los bonos antes de que se publicara el folleto que especificaba los términos y las principales condiciones de la emisión. Los contratos de venta a los que ha tenido acceso The Wall Street Journal indican que Santander empezó a vender bonos a clientes ya el 6 de septiembre de 2007, casi dos semanas antes de que se publicara el folleto.
El banco ve los contratos firmados antes de la publicación del folleto como expresiones de interés, no como órdenes de venta, según una fuente conocedora de la venta.
Jorge Segura, un terapeuta de prisiones de 48 años, está demandando a Santander. Quiere que el banco le devuelva su inversión de 45.000 euros en Valores Santander en parte debido a que compró los bonos dos días antes de que se publicara el folleto.
Está previsto que la vista del caso se celebre en marzo.
Hubo otros bancos que siguieron el camino de Santander. Los bancos españoles vendieron más de 20.000 millones de euros en bonos convertibles y participaciones preferentes a clientes minoristas entre 2007 y 2010. Muchos de estos valores también han registrado fuertes pérdidas.
"Siempre es una tentación para un banco utilizar su base de clientes para colocar sus propios valores, pero es algo que está en el límite de lo que es ético", ya que los clientes minoristas a menudo no tienen capacidad para evaluar detenidamente los riesgos, dijo Carles Vergara, profesor de Finanzas de IESE Business School en Madrid.