por admin » Lun Ago 27, 2012 3:29 pm
SPANISHAugust 27, 2012, 10:49 a.m. ET
El BCE estudia su estrategia para bonos soberanos
Por BRIAN BLACKSTONE
FRÁNCFORT—Los responsables del Banco Central Europeo están considerando los pasos a dar para evitar que las rentabilidades de la deuda estatal de los países de la eurozona con problemas aumenten demasiado sin comprometerse a aplicar límites explícitos que podrían poner en peligro la balanza del banco central o su independencia, según una fuente conocedora de la situación.
El BCE quiere ayudar a reducir los costes de financiación de los estados mediante compras de deuda pública, y al mismo tiempo preservar su flexibilidad para poder cambiar de rumbo cuando sea necesario y mantener la presión sobre los estados para que controlen sus déficit públicos y revitalicen sus economías estancadas.
Para lograr este delicado equilibrio, los responsables del BCE trabajan en la dirección de unos objetivos informales y flexibles de rentabilidad para los bonos con vencimientos más cortos de España y otros países en peligro, según la fuente con conocimiento de la situación.
Es improbable que el banco central tome una decisión definitiva antes de la reunión de política monetaria del 6 de septiembre, como pronto. Pero las líneas básicas están empezando a cobrar forma.
Según la fuente, la idea es que el BCE guíe a los inversionistas hacia un objetivo o una banda en las rentabilidades de la deuda española y de otros países comunicando públicamente detalles sobre la cantidad de compras de bonos que hará, así como de los tipos de deuda que compra. Por ejemplo, si el banco central dice que compró EUR1.000 millones en deuda española a corto plazo, podría hacer que los inversionistas fueran hacia las rentabilidades que considera apropiadas aumentando o reduciendo las compras en las semanas posteriores.
Esto daría a Madrid y Roma tiempo para reducir sus déficit presupuestarios y dotar a sus estancadas economías de herramientas para recuperar la confianza de los inversionistas.
Un portavoz del BCE rehusó hacer comentarios y se remitió al comunicado publicado por el banco central el pasado lunes, en el que se decía que es engañoso informar sobre decisiones que aún no se han tomado.
"Se pueden guiar las expectativas del mercado muy fácilmente", indicó Jacques Cailloux, economista de Nomura. "Se puede dar un mensaje [sobre las rentabilidades de los bonos] a través de las cantidades" compradas, agregó.
Lo que los responsables del BCE están considerando no es lo mismo que un límite de rentabilidad puro y duro. Esta política supone anunciar públicamente un objetivo y comprometer grandes recursos para defenderlo, si fuera necesario. El BCE ha hecho guías informales sobre las rentabilidades de los bonos antes, pero al hacer hincapié sobre la naturaleza limitada del programa, minó su eficacia.
El presidente del BCE, Mario Draghi, apuntó a una revitalización de las compras de bonos en la última reunión del banco, el 2 de agosto.
Desde entonces, los mercados de deuda española e italiana han rebotado acusadamente, en parte por los rumores de que el BCE recurriría a algún tipo de objetivo de rentabilidad para guiar las compras futuras.
Esto supondría una desviación importante de las actuales políticas monetarias. Según el programa actual, que lleva en suspenso cinco meses, el BCE intervenía en los mercados de bonos, pero sólo anunciaba el lunes siguiente la cantidad total comprada, sin detallar los vencimientos ni a qué países pertenecía la deuda. Los inversionistas no conocían el tamaño de las intervenciones hasta mucho después de que se produjeran.
Pero los analistas advierten de que el nuevo programa mejorado afronta obstáculos. Incluso si los funcionarios del BCE logran especificar cuánto afecta un escenario de ruptura del euro a los mercados de bonos, las rentabilidades también se ven afectadas por otros factores, como los niveles de déficit y deuda, difíciles de cuantificar en cada país. Por ejemplo, España tiene un déficit público mucho mayor que Italia, pero la deuda de Italia es superior a la de España. Y ambos factores tienen distintas implicaciones para las rentabilidades.
Un problema más fundamental es que el BCE podría convertirse en rehén de fuerzas económicas y políticas fuera de su control. Las medidas de austeridad han debilitado a las economías del sur de Europa.
Si los políticos se oponen a las reformas, el BCE afrontaría un dilema: mantener las compras de bonos y perder credibilidad, o cortar el grifo a los países y arriesgarse a las consecuencias que tendría en los mercados de bonos.
"Tendrían que aceptar que perderían independencia y estarían en manos de los políticos", dijo Carsten Brzeski, economista de ING Bank.
Una cosa no cambiará: el escepticismo del banco central alemán, el Bundesbank. Horas después de la concepción del programa de bonos el 10 de mayo de 2010, Axel Weber --a la sazón presidente del Bundesbank-- anunció su oposición al mismo.
Weber acabó por dimitir de su cargo, en parte por las compras de bonos, al igual que hizo el otro alto cargo alemán en el banco central en ese momento, el ex economista jefe del BCE Juergen Stark. Los alemanes creen que la compra de bonos mete al BCE en el ámbito de la política fiscal, lo que daña su credibilidad.
El sucesor de Weber, Jens Weidmann, votó el año pasado en contra de la ampliación de las compras de bonos para incluir a Italia y España.
"En las democracias, son los parlamentos y no los bancos centrales los que deberían decidir sobre esta compartición integral de los riesgos", dijo Weidmann al semanario alemán Der Spiegel en una entrevista.
"Está claro y es de sobra conocido que el señor Weidmann y el Bundesbank (...) tienen sus reservas respecto a los programas que contemplan la compra de bonos", señaló Draghi el 2 de agosto.
Al mencionar específicamente a Weidmann, Draghi rompió la tradición del BCE de mantener en secreto sus deliberaciones internas y sus votaciones. Pero, al hacerlo, logró dos cosas: puso a Weidmann sobre el tapete por parte del propio BCE como un opositor al plan, lo cual le dio cobertura en Alemania. Y también dio a entender que el BCE no dejaría que el Bundesbank le impida actuar agresivamente.
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