Sólo retórica de los bancos centrales
Olvídese de la acción.
Todo lo que obtendremos de los banqueros centrales la próxima semana serán palabras.
Los encargados de la política monetaria de la Reserva Federal, el Banco Central Europeo y el Banco de Inglaterra tienen programadas reuniones, pero las expectativas son que ninguno hará nada.
Agence France-Presse/Getty Images
Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo.
Tendrán mucho que decir sobre lo que quieren hacer pero, con sus economías en frágiles puntos de inflexión, ninguno está preparado para hacer algún movimiento.
Al menos no por ahora.
En el caso de la Fed, sus planes para comenzar a reducir la liquidez que proporciona mensualmente fueron casi desbaratados por la reacción del mercado.
El anuncio inicial del banco central hace unas semanas fue seguido de un abrupto aumento en los rendimientos de los bonos del Tesoro, los cuales comenzaron a presionar al alza los costos del endeudamiento y amenazaron con afectar la recuperación que se estaba gestando.
Desde entonces, la Fed ha tratado de manejar las expectativas asegurando al mercado que la reducción del expansionismo cuantitativo no significa un aumento de tasas.
La Fed lo hizo nuevamente el jueves, según el diario The Wall Street Journal, que señaló que el banco central podría afinar aún más sus planes para comenzar a reducir el estímulo realizando cambios en sus metas de desempleo e inflación.
Esta puesta a punto de la denominada "orientación de la política monetaria" debilitó al dólar e impulsó al alza las acciones a nivel mundial, pero el impacto sobre los bonos del Tesoro fue mínimo, y los rendimientos de las notas a 10 años retrocedieron apenas 0,03 de punto porcentual desde niveles persistentemente altos.
Para la economía estadounidense, el aumento en los costos del endeudamiento ha sido una mala noticia. En las últimas semanas, los datos económicos han comenzado a ser variados, y la recuperación que en algún momento parecía tan segura, podría estar flaqueando.
Por lo que es aún más improbable que el miércoles la Fed dé alguna señal de una medida anticipada durante la reunión del Comité Federal de Mercados Abiertos, por temor a elevar aún más los rendimientos.
Para el Banco Central Europeo, la necesidad de hablar y no actuar es igual de apremiante. Ya pasó un año desde que el presidente del BCE, Mario Draghi, prometió hacer lo que fuera necesario para salvar al euro y poner fin a la crisis de deuda, pero aún existen grandes riesgos al asegurar que el BCE seguirá teniendo una política expansiva.
La economía de la eurozona está mostrando menos áreas en recuperación, y Draghi aún no ha activado las Transacciones Monetarias Directas, diseñadas para ayudar a evitar una cesación de pagos de la deuda soberana.
Sin embargo, debido a que la recuperación económica está lejos de estar asegurada, y debido a que la capacidad política de varios países deudores de continuar adoptando medidas de austeridad sigue estando en duda, es posible que el BCE mantenga la retórica expansiva y guarde cualquier medida adicional de expansionismo monetario para más adelante.
En cuanto al Banco de Inglaterra, Mark Carney ya sorprendió a los mercados financieros al adoptar una posición de orientación de la política monetaria desde su primera reunión como gobernador, realizada el mes pasado.
Debido a que se espera que el banco repita esto en su próximo informe de inflación, previsto para la semana subsiguiente, la reunión de política del jueves posiblemente demuestre ser inocua.
Aunque la orientación de la política monetaria ha sido diseñada para ayudar a reducir la volatilidad del mercado y mantener bajo control los costos del endeudamiento, es poco probable que el Banco de Inglaterra adopte una temprana flexibilización de la política monetaria ante la reciente evidencia de que la economía del Reino Unido está emergiendo lenta, pero gradualmente, de la recesión.
Por lo que, como otros funcionarios de bancos centrales que se reunirán la semana próxima, Carney solo apelará a las palabras y no a los hechos.