por admin » Mar Jun 22, 2010 7:37 pm
Una batalla de gastos en el G-20
EE.UU. presiona por políticas para estimular la economía a medida que Europa abraza la austeridad
Por Bob Davis y Marcus Walker
Estados Unidos, al que preocupa el temor a que se produzca un "momento Hoover", podría estar encaminado a presionar a sus socios económicos para que actúen con cautela a la hora de endurecer sus políticas fiscales en momentos en que la recuperación económica mundial sigue siendo incierta.
El secretario del Tesoro de EE.UU., Timothy Geithner, durante una sesión de fotos con otros líderes económicos del G-20
El presidente Barack Obama, a quien le preocupa el riesgo de que la frágil economía mundial vuelva a caer en una recesión -como ocurrió en la década de los 30 durante el gobierno de Herbert Hoover- planea instar a sus pares durante la reunión del Grupo de los 20 que se realizará este fin de semana a que mantengan un cierto nivel de gasto de estímulo, entre otras medidas, como una forma de sostener el crecimiento económico. Pero precisamente en este mismo momento, los políticos de todo el mundo están empezando a abrazar una nueva tendencia de austeridad fiscal.
Los líderes europeos se muestran más cautelosos frente al gasto, después de aprender la lección de Grecia, donde la confianza de los inversionistas fue fuertemente golpeada por una creciente deuda y por la posibilidad de una cesación de pagos, lo que provocó la creación de un fondo de rescate de casi US$1 billón.
En China, las autoridades temen que el mantenimiento del estímulo pueda crear burbujas insostenibles en los precios de los activos. De hecho, una de las razones por las que China podría haber prometido el sábado permitir una cierta flexibilidad en la fluctuación de su moneda es justamente para resistir la inflación al hacer menos costosas las importaciones, especulan los economistas.
El plan anunciado por China de relajar la fijación de su moneda frente al dólar ha eliminado lo que habría sido un tema delicado de la agenda del G-20, allanando el camino para que las tensiones sobre la política fiscal, la débil demanda interna y los grandes superávit comerciales de Alemania y Japón, y los grandes déficit fiscales de Estados Unidos se conviertan en temas más relevantes en la reunión en Toronto.
Canadá, cuyo peso en el G-20 ha aumentado este año debido a que es el organizador de la cumbre, está presionando para que sus pares reduzcan a la mitad sus déficit para 2013. El ministro de Finanzas canadiense, Jim Flaherty, dijo que presionará para que se establezcan metas concretas para la reducción de deuda y el déficit durante la reunión en Toronto.
Una inclinación a la austeridad también está en marcha en Japón, que ha incurrido en deudas gigantescas en las últimas dos décadas en un intento por sacar el país de su estancamiento económico. El primer ministro, Naoto Kan, quien asumió el cargo el 8 de junio, quiere duplicar dentro de varios años el impuesto general a las ventas del país, desde el actual 5%, e imponer un límite al presupuesto federal del próximo año en el mismo nivel de este año.
"La política fiscal, que depende excesivamente de la emisión de bonos que aumenta el déficit ya no es sostenible", dijo en su discurso inaugural, citando el ejemplo de Grecia.
Un alto funcionario del gobierno de Obama dijo que la división entre los líderes es solamente una impresión. El funcionario agregó que los países industrializados y en desarrollo del G-20 están actuado prácticamente de la misma manera, aliviando ligeramente el gasto gubernamental y tratando de convencer a los mercados y a sus participantes de que reducirán los déficit en los próximos tres a cinco años.
El ritmo de gastos gubernamentales es vital para la economía mundial, que se está recuperando modestamente de una profunda recesión. El debate que se espera para este fin de semana consistirá en: ¿Cuál es la mayor amenaza para el crecimiento: una disminución de la demanda o un incremento de la deuda?
"El tema número uno de la conversación [en la cumbre del] G-20 será con qué rapidez debe ser retirado el estímulo fiscal", dijo Kenneth Rogoff, economista de Harvard y ex economista-jefe del Fondo Monetario Internacional. "EE.UU. está en un extremo [empujando el crecimiento] mientras que el resto del mundo está mucho más ansioso."
Los economistas de Obama sostienen que si el ritmo de disminución del gasto público es muy veloz, la demanda podría marchitarse, socavando el crecimiento y amenazando con producir una segunda recesión. Ellos llaman informalmente a esa posibilidad un "momento Hoover", una referencia a un endurecimiento prematuro de la posición fiscal en la década de los 30 por parte de los presidentes Herbert Hoover y Franklin D. Roosevelt, al cual muchos atribuyen que se haya prolongado la Depresión.
En Europa, el temor a una cesación de pagos de deuda soberana es muy fuerte. En el Reino Unido, el mantenimiento o no de elevados gastos gubernamentales para apoyar la recuperación fue un tema clave en las elecciones de mayo. Se espera que el grupo que apoya un recorte inmediato y el nuevo gobierno conservador anuncien el martes un programa de varios años para reducir los gastos gubernamentales y aumentar los impuestos.
EE.UU. no está abogando por un aumento en el gasto, sino más bien que los países no actúen de manera precipitada. "Si la confianza en la fortaleza de nuestra recuperación disminuye", Obama escribió a los otros líderes la semana pasada, "debemos estar preparados para responder con tanta rapidez y fuerza como sea necesario para evitar una desaceleración de la actividad económica".
EE.UU. ha estado presionando al G-20 para que se enfoque en el estímulo al menos desde la cumbre de Londres realizada en abril de 2009, mientras que Alemania, Francia y otros países europeos querían enfocarse más en la regulación financiera. EE.UU. ganó esa batalla. El G-20 en su conjunto aumentó el gasto fiscal en 2009 y 2010 en por lo menos el 2% del Producto Interno Bruto para combatir la recesión, estímulo que probablemente será reducido significativamente en 2011, según el FMI.
El tema de la regulación financiera fue puesto en una pista más lenta. Los países del G-20 acordaron reforzar las normas para las reservas bancarias y la liquidez a finales de 2010, cuando los líderes se reunirán de nuevo en Corea del Sur.
El tema de crecimiento ahora es más matizado y políticamente difícil. En EE.UU., los senadores demócratas no consiguieron reunir la semana pasada los votos suficientes para aprobar una extensión de los beneficios por desempleo y excesiones tributarias a empresas, así como una ayuda a los gobiernos estatales y a los maestros de escuelas públicas.
Los demócratas han estado tratando durante semanas de aprobar la legislación, dando marcha atrás en varias ocasiones para ajustarse a las demandas de aquellos que se enfocan en el déficit. La última versión de la ley agregará alrededor de US$55.000 millones al déficit en 10 años.
Los gobiernos de Europa están presionando por medidas fiscales a diferentes velocidades. Las economías más fuertes como Alemania y Francia están reduciendo sus gastos paulatinamente, mientras que Irlanda, Portugal y España están optando por dolorosos recortes.
Por su parte, China ha sido capaz de mantenerse relativamente al margen del debate fiscal debido a que su gigantesco plan de estímulo de 2009 fue financiado casi en su totalidad a través del sector bancario controlado por el Estado en vez de mediante deuda del gobierno. Sin embargo, el país ha empezado a utilizar el apalancamiento bancario para limitar el crecimiento. Los nuevos préstamos han caído este año un 30% en comparación con los altos niveles del año pasado.
Brasil también está buscando la manera de controlar lo que puede ser un sobrecalentamiento de la economía. Pero el gobierno continúa ofreciendo préstamos por debajo de los valores de mercado, entre otras medidas para favorecer el crecimiento. El país realizará elecciones presidenciales en octubre, y el gasto público a menudo se incrementa durante los períodos preelectorales.
—Phred Dvorak, Yuka Hayashi, Andrew Batson y John Lyon contribuyeron a este artículo.