por admin » Vie Sep 03, 2010 3:26 pm
Una investigación descubre una red global de financiación de países sancionados
Por Carrick Mollenkamp
.Una investigación sobre un mercado negro financiero que se extendía desde Irán a Sudán, Londres y Cuba comenzó en un abarrotado cubículo de la oficina en Manhattan de un fiscal de distrito en un quinto piso de pasillos oscuros y cristales opacos.
Es allí donde un analista de inteligencia, Eitan Arusy, comenzó a analizar una débil pista. Dinero de procedencia dudosa entraba y salía de una organización sin ánimo de lucro iraní que operaba en un edificio de oficinas en la Quinta Avenida de Manhattan. La investigación de Arusy —posteriormente combinada con otra del Departamento de Justicia—, acabó ampliándose a algunos de los bancos de mayor reputación de Europa, ayudando a lanzar una pesquisa global que determinó que los implicados violaron las leyes estadounidenses al ayudar a países, bancos u otras entidades sometidas a sanciones económicas y comerciales por Estados Unidos a mover unos US$2.000 millones sin levantar sospechas.
Nueve bancos están involucrados en la investigación, y algunos están negociando acuerdos para cerrar los casos abiertos en su contra, según una persona familiarizada con el caso. Tres bancos ya lo han hecho. El mes pasado, Barclays PLC, de Londres, acordó pagar US$298 millones y admitió realizar pagos en nombre de clientes en Cuba, Sudán y otros países. Lloyds Banking Group, en Londres, y Credit Suisse Group, en Zurich, acordaron pagar sanciones económicas de US$350 millones y US$536 millones, respectivamente.
No se trataba de operaciones clandestinas. Los investigadores descubrieron que los bancos tenían divisiones creadas específicamente para ayudar sistemáticamente a transferir dinero sin ser detectado a través del sistema bancario de Estados Unidos. Para lograrlo, borraban los códigos identificadores de transferencias de fondos para poder eludir los sistemas informáticos automatizados de los bancos estadounidenses diseñados para detectar dinero procedente de un país sancionado por Washington.
La amplia investigación comenzó modestamente. Arusy llegó a la oficina de la fiscalía de distrito en 2005 para ayudar a descubrir el financiamiento ilegal vinculado con Medio Oriente. Si bien la fiscalía lleva casos penales comunes, se abrió un espacio investigando delitos relacionados con los mercados e instituciones financieras de Nueva York. Su experiencia se remonta a los años 90, cuando lideró una investigación a Bank of Credit & Commerce International, que colapsó en un escándalo de fraude y lavado de dinero.
Adam Kaufmann, ayudante de fiscal de distrito de Manhattan, dijo que su oficina detectó sospechosos flujos de dinero entre Sudamérica y Medio Oriente. Arusy fue contratado para investigar las operaciones relacionadas con el Medio Oriente.
En Nueva York, Arusy se atrincheró en el edificio usado en la película La Maldición del Escorpión de Jade, de Woody Allen, por su arquitectura de los años 40. Arusy revisó documentos que detallaban los flujos de dinero relacionados con un grupo llamado Alavi Foundation. Según su página web, la fundación tiene como misión fomentar la cultura islámica, incluyendo el idioma persa. Alavi se refiere a los descendientes de Alí, un familiar y potencial sucesor del profeta Mahoma.
En los últimos dos años, los fiscales federales han alegado que la fundación está estrechamente vinculada con el gobierno iraní. Según documentos presentados en las cortes federales, la fiscalía alega que Alavi operaba como el brazo de operaciones en EE.UU. del gobierno iraní, entre ellas la administración de un edificio de oficinas en la Quinta Avenida, la gestión de una organización caritativa y la transferencia de dinero de la torre de oficinas al Bank Melli. La justicia estadounidense alega que el gobierno iraní controla el banco
Durante 2006 y 2007, Arusy y su jefe, Kaufmann, dedicaron sus esfuerzos a desenredar la trama de la fundación. Arusy abordó la investigación "como un perro con un hueso", dijo Kaufmann. "Descubrimos un sistema completo que les permitía [a los bancos iraníes] mover su dinero".
Un empleado de Alavi Foundation desvió las preguntas a un abogado externo, quien no respondió a varias solicitudes para hacer comentarios.
La oficina de la fiscalía de distrito envió citaciones judiciales a las instituciones financieras mencionadas en los documentos que discutieron sobre dudosas transferencias de dinero vinculadas a Alavi Foundation.
Las citaciones llevaron a los investigadores a otra serie de documentos archivados por las instituciones, que incluían direcciones de correo electrónico y números de teléfono de individuos vinculados a Alavi Foundation relacionados con las transferencias de dinero.
La oficina de la fiscalía general dio un gran paso adelante tras obtener el tráfico de correos electrónicos. Estos e-mails, que sorprendentemente no habían sido borrados, detallaban transferencias de dinero de Bank Melli a bancos estadounidenses.
"Nos frotábamos los ojos cuando veíamos esos mensajes de correo electrónico incriminadores", dijo Arusy, quien abandonó la oficina de la fiscalía de distrito en 2007 y en la actualidad trabaja como subdirector gerente de Arcanum, una firma de inteligencia especializada en el seguimiento de activos y en delitos financieros. Arusy declinó decir su edad.
Arusy descubrió que los bancos europeos que llevaron a cabo las trasferencias evitaron los filtros estadounidenses, software instalado en los bancos de EE.UU. que detectan transacciones ilegales o impropias. Para ello, eliminaban o "quitaban" de la transferencia electrónica cualquier referencia que identificara que la transferencia provenía de una fuente sometida a sanciones estadounidenses.
Credit Suisse, según documentos judiciales, eliminó nombres, direcciones, números de teléfonos y códigos de identificación iraníes de los mensajes de pagos enviados a firmas financieras estadounidenses. En algunos casos, el banco reemplazaba la información usando nombres como "Pedido de un Cliente" o "Credit Suisse".
Cuando la fiscalía envió citaciones judiciales a los bancos europeos y obtuvo la información sobre las transferencias de dinero, las piezas del rompecabezas empezaron a encajar. Las referencias a Bank Melli habían sido borradas de la transferencia, una señal para las autoridades judiciales de que los bancos habían ayudado a ocultar deliberadamente sus vínculos con Bank Melli.
Para 2007, la investigación de la fiscalía de distrito se estaba solapando en parte con una pesquisa del Departamento de Justicia centrada en Credit Suisse. Una división del banco estaba usando nombres en código para realizar inversiones bursátiles a través de una oficina neoyorquina y otras firmas de corretaje en nombre de compañías financieras en Sudán y Libia.
Para finales de 2008, la investigación inicial de Arusy sobre Alavi Foundation estaba rindiendo frutos. La información entregada por la fiscalía a la Fiscalía General de EE.UU. ayudó a conseguir pruebas que vinculaban a Alavi Foundation, Bank Melli y al gobierno iraní.
En diciembre de 2008, la justicia estadounidense solicitó la confiscación de una participación de 40% en el edificio de 36 pisos en el número 650 de la Quinta Avenida, alegando que Bank Melli había utilizado a una compañía llamada Assa Corp. para ocultar que era el propietario de la participación. Posteriormente, en noviembre de 2009, la fiscalía federal actuó para confiscar la participación del 60% en el edificio propiedad de Alavi Foundation, así como otras propiedades de la fundación en Nueva York, California, Texas, Virginia y Maryland.
El caso sobre la eliminación de información en transferencias electrónicas también ofrecía importante información. En enero de 2009, Lloyds fue el primero de los tres bancos europeos en aceptar una multa y confiscaciones de bienes. Credit Suisse fue la siguiente el pasado diciembre, y Barclays el mes pasado.