por admin » Jue Jul 01, 2010 6:01 am
¿Por qué los inversionistas tienden a pensar en grupo?
Por Jason Zweig
Entre febrero y mayo, el Promedio Industrial Dow Jones ganó más de 1.000 puntos en un ascenso diario casi ininterrumpido. Luego llegó el "desplome relámpago" (flash crash) del 6 de mayo y a partir de ahí todo fueron pérdidas ese mes. Luego, para mediados de junio, el mercado estaba en clara alza.
¿Qué explica estos súbitos vaivenes? ¿Por qué los inversionistas parecen comportarse tan a menudo como un cardumen que cambia de dirección al unísono?
A veces las respuestas más interesantes a las preguntas financieras salen de los laboratorios científicos. Un estudio publicado recientemente en la revista científica Current Biology reveló que el valor que usted le atribuye a algo probablemente suba si otras personas le dicen que es más valioso de lo que pensaba y baje si le dicen que vale menos. Lo que es más sorprendente es que, si su evaluación coincide con lo que le dicen otros, entonces una parte de su cerebro especializada en procesar las recompensas entra en acción a toda máquina.
En otras palabras, los inversionistas muchas veces siguen a la multitud porque, en los niveles biológicos más básicos, la conformidad se siente cómoda. Moverse en rebaños no sólo les da a los inversionistas una especie de sensación de "seguridad en los números" sino que además les da placer.
Eso puede explicar en parte por qué el ánimo de los mercados puede cambiar tan súbitamente, por qué es tan difícil encontrar a inversionistas que verdaderamente van contracorriente y por qué se preocupan tanto por el "enfoque de consenso" de Wall Street.
En el experimento, los investigadores de University College de Londres y de la Universidad Aarhus de Dinamarca les pidieron a 28 participantes que armaran una lista de las canciones que querían comprar en línea y que luego decidieran cuáles eran sus preferidas. A continuación, les mostraron las calificaciones que le dieron a esas canciones dos expertos en música. Mientras, un dispositivo de imágenes por resonancia magnética registraba los patrones de su actividad cerebral. Por último, para medir la influencia de la opinión de los expertos, los participantes podían cambiar de opinión sobre cuáles eran sus canciones preferidas.
Las imágenes del cerebro mostraron que tan pronto los participantes como se enteraban de que habían elegido la misma canción que los expertos, las células en la parte del cerebro cargada con neuronas de dopamina, un centro de recompensas que responde a placeres como el azúcar y el sexo, mostraron señales inmediatas de actividad.
"Si alguien concuerda con su opinión, es intrínsicamente satisfactorio, de la misma manera en que la comida y el dinero son gratificantes", dice Chris Frith, uno de los investigadores, de University College de Londres.
¿Por qué puede la opinión de otra persona llevarlo a usted a cambiar la suya sobre el valor de algo? Su valoración podría hacer que se sienta inseguro de que la suya sea correcta. Podría volverse más popular si concuerda con los demás, o unirse a los expertos podría hacerlo sentir como uno de ellos. "Somos criaturas muy sociales", señala el profesor Frith. "Buscamos desesperadamente formar parte de un grupo".
"Cuando alguien influye sobre usted, es un proceso que ocurre muy rápido, en menos de un segundo", explica el director de la investigación, Daniel Campbell-Meiklejohn de la Universidad de Aarhus. "Ese mecanismo puede propagarse rápidamente en toda una población".
El experimento también mostró que darse cuenta de que los expertos están de acuerdo entre sí, independientemente de si usted concuerda con su opinión, genera actividad en la ínsula, una parte del cerebro asociada con el dolor y el estado de alerta del cuerpo. Eso sugiere que el consenso de los demás puede tener el potencial de llamar nuestra atención. Por eso, no es de extrañar que una opinión de consenso sea casi siempre imposible de ignorar por muchos inversionistas.
Benjamin Graham, fundador de la inversión por valor, escribió que "el mercado no es una balanza, en la que el valor de cada cosa es registrado por un mecanismo exacto e impersonal, de acuerdo con sus cualidades específicas". En cambio, añadió: "El mercado es una máquina de votar, en la que innumerables individuos registran elecciones que son en parte producto de la razón y en parte de las emociones". Moverse en manadas, según la teoría de Graham, es parte de la condición humana.
Así que, si usted compra acciones individuales, debería investigar hacia donde se mueve el rebaño de inversionistas y avanzar en dirección contraria. Debería empezar a interesarse por una acción cuando su precio es pisoteado por los inversionistas en retirada. La lista de los nuevos 52 mínimos de la semana representa una guía básica de lo que la máquina de votar ha estado criticando últimamente. Entonces, recurra a su propia balanza y estudie los informes financieros de la compañía, los productos que ofrece y su competencia, para determinar el valor del negocio, pero sin tener en cuenta el precio actual de la acción. Es conveniente que tome algunas notas al margen para dejar por escrito el razonamiento lógico que hizo para decidirse por esa inversión. De esa manera, deja registrado exactamente cuál era su postura en el momento en que el rebaño empezaba a arrastrarlo con él.