por admin » Vie Ago 20, 2010 6:54 am
De vuelta a la universidad para aprender de negocios
Varios emprendedores descubrieron que a la hora de fundar una empresa, volver a estudiar es una idea rentable
Por Laura Lorber
Jordan Holt necesitaba un plan de negocios, así que volvió a la universidad.
Holt, técnico para un contratista militar de Yuma, Arizona, fundó el año pasado un negocio de mantenimiento y reparación de generadores y rápidamente se dio cuenta de que necesitaba crear un plan formal si quería pedir préstamos para comprar equipos. Pero después de buscar información en Internet, preparar un plan "parecía complicado y abrumador", afirma.
Así que Holt decidió buscar la ayuda que necesitaba en un curso de creación de planes de negocio en la universidad Arizona Western, en Yuma. "Pude traspasar al papel todo lo que tenía en la cabeza", dice Holt, un ex infante de marina de 29 años. "Realmente creo que puede funcionar".
Richard Holman
Jordan Holt estudió cómo crear un plan de negocios en la universidad
.A medida que más novatos como Holt se vuelven empresarios, las universidades técnicas los están ayudando ofreciéndoles más cursos que enseñan los secretos de dirigir una compañía. Además de clases de preparación de planes de negocio y análisis sobre la viabilidad de una empresa, las universidades ofrecen todo tipo de cursos, desde administración de empresas a marketing. Muchos centros universitarios también ofrecen incubadoras empresariales y eventos de intercambio de contactos, donde los estudiantes pueden conocer a propietarios de negocios locales. Incluso el simple hecho de contar con un lugar donde discutir ideas puede ser de gran ayuda. "Sus familiares le asegurarán que [el concepto de negocio] es una buena idea, pero puede que lo digan de la boca para afuera", señala Holt. "Cuando habla con desconocidos, uno se da cuenta mejor de cuál es el potencial real".
El alumnado
Los estudiantes han estado acudiendo en masa a estos cursos a medida que el enfriamiento económico en Estados Unidos hace que más personas quieran formar una empresa por su cuenta. La matriculación en clases de proyectos empresariales con crédito subió 40% en 2009 frente al año previo, según una encuesta a miembros de la National Association for Community College Entrepreneurship (NACCE), una organización de Massachussets. Por su parte, el número de estudiantes en cursos que no cuentan para créditos universitarios creció 20% durante el mismo período. Además, la NACCE —fundada en 2002— ha visto aumentar su membresía a 924 de las aproximadamente 1.200 universidades técnicas en Estados Unidos.
Entre la gente en EE.UU. que toma estos cursos de preparación empresarial hay de todo: veteranos como Holt; personas que aún no están listas para jubilarse; jóvenes recién ingresados a la fuerza laboral y, por supuesto, trabajadores que perdieron su empleo durante la recesión.
Para Colleen Spears, de Maine, la fotografía era tan sólo un pasatiempo hasta julio de 2009, cuando el centro de reclamaciones de la aseguradora Allstate Corp. donde trabajaba como empleada administrativa cerró sus puertas. Spears había tomado una clase de preparación empresarial unos meses antes en la universidad técnica de Southern Maine; cuando se quedó sin trabajo, se inscribió en una segunda clase, decidida a obtener su licenciatura universitaria y abrir un negocio de fotografía infantil.
"Simplemente me lancé, no quería volver al mundo corporativo", afirma. "A los 57, no iba a haber muchas oportunidades para mí en las empresas de EE.UU. Realmente quería ser mi propio jefe y hacer lo que me hace feliz".
Ahora, Spears se reúne una hora a la semana con la directora de la incubadora empresarial de la universidad, y deciden las tareas a realizar en base a sus objetivos, como el marketing. La directora luego revisa su proyecto. Por ejemplo, Spears compiló recientemente una lista de guarderías infantiles y les envió postales por correo usando un programa automatizado basado en la web. Posteriormente, llamó a cada guardería para preguntarles si estarían interesadas en sus servicios. La campaña no tuvo éxito, pero Spears la repitió con escuelas secundarias y otros negocios y está empezando a recibir algunos encargos.
La estructura y los plazos de entrega de tareas la mantienen al día con las exigencias del negocio, dice Spears, y hablar con la directora del curso le da confianza. "Es como una inyección en el brazo o una taza de café bien cargado por la mañana. La necesito para seguir funcionando", reconoce. "Si no la tuviera, me estaría comiendo las uñas y preocupando".
Las clases también pueden ayudar a quienes ya tienen un negocio a tiempo completo. Charles Kinuthia, de 27 años, obtuvo varios consejos prácticos en una clase de administración de pequeños negocios en la universidad Lone Star College Cy-Fair, en Texas. Una de las lecciones más valiosas que recibió fue la necesidad de presupuestar el tiempo dedicado a la atención al cliente.
"El curso cambió mi perspectiva y me ayudó a entender que el cliente es la persona más importante", afirma Kinuthia, propietario desde hace un año de una firma de preparación de impuestos y de corretaje hipotecario, CNE Mortgage & Financial Services. Como resultado, se aseguró de enviar postales de Navidad escritas a mano a sus clientes, seguidas de un cupón de descuento de 25% en sus tarifas para preparar la declaración de renta y un incentivo de US$20 para recomendaciones de nuevos clientes. "El teléfono empezó a sonar sin parar", recuerda.
Kinuthia también puso inmediatamente en práctica las lecciones aprendidas sobre sistemas de registro y cumplimiento de normas. Entre otras tareas, reescribió todos los contratos de su empresa para cerrar algunos resquicios legales que lo hacían vulnerable a demandas, puso su contabilidad en orden, comenzó a usar un nuevo software de contabilidad, contrató a un auditor y comenzó a hacer copias de seguridad de los documentos de sus clientes. "Me hace ser un poco más cuidadoso", afirma Kinuthia. En sus cursos, "cuando te hablan de la gente que se metió en serios problemas, compañías que desaparecen, entonces piensas: '¡Caramba!'".
Manténgase despierto
Por supuesto, no todas las clases reciben buenas críticas. Como en cualquier tipo de programa académico, los estudiantes dicen que la utilidad de los cursos puede variar enormemente dependiendo de la calidad de los instructores: quienes tienen experiencia empresarial, por ejemplo, pueden ser mucho más interesantes que quienes simplemente hablan sobre el tema con conocimientos teóricos.
Otros alumnos advierten que muchas de las lecciones pueden ser muy técnicas, por lo que es importante mantenerse centrados.
Roger Simmons, un profesor retirado de 64 años de Wisconsin, dice que una vez se desconectó totalmente en una clase de contabilidad. "En mi vida había hecho una hoja de cálculo Excel y no creo que la haga pronto", afirma. "Trato de armarme de valor, puede que no encaje conmigo específicamente, pero podría llegar a ayudarme de alguna manera".
La inversión de tiempo también puede ser sustancial. La gente que trabaja a la vez podría pasarlo mal a la hora de encontrar tiempo para ir a clase cuando podrían estar ganando dinero. "Es un proceso largo", dice Simmons. "Hay que comprometerse a dedicar cierto tiempo para que las cosas encajen en su sitio".
Simmons, por ejemplo, tomó primero una clase de viabilidad corporativa durante varios meses, posteriormente un curso sobre planes de negocio, también durante varios meses, y después se inscribió en un estudio independiente en el campus de la universidad técnica de Northeast Wisconsin. Este tipo de dedicación prolongada también puede plantear algunas elecciones difíciles para la gente que está a punto de jubilarse. Hay que estar comprometido con el trabajo, indica Simmons, porque "en este momento de su vida, está invirtiendo una buena parte de los años que le quedan".
Para sacarle el mayor provecho a una clase de proyectos empresariales, recomienda Simmons, es importante tener primero una idea de un negocio que quiera lanzar y hablar con algunas personas dentro de ese segmento. "Si no, muchas de las cosas que aprenda podrían no tener mucho sentido".
Algo incluso más básico, dice Simmons, es que el simple hecho de hablar con la gente conocedora del negocio le dará una idea de si dirigir una compañía es para usted, algo importante de saber antes de inscribirse en una clase. "Lo que no quiere es desperdiciar dinero para darse cuenta de que no le gustan los negocios", concluye Simmons.