por admin » Dom Sep 14, 2014 11:39 am
Detrás del éxito de Estado Islámico
El impresionante éxito de Estado Islámico, que en semanas recientes ha barrido por el norte de Irak y Siria, proviene de una estructura altamente organizada encabezada por un fanático islámico que aprendió de los errores de sus predecesores de Al Qaeda.
Con una mezcla de actos terroristas tradicionales como carros bomba y tácticas militares, el grupo se potencia a través de vínculos con tribus locales y las aptitudes de los ex generales del ejército de Saddam Hussein, indicaron autoridades occidentales y de Medio Oriente que monitorean el movimiento extremista.
Además, cuenta con una eficaz estrategia de reclutamiento —les dicen a muchos jóvenes en zonas bajo su control que se unan o morirán— combinada al dinero procedente de la extorsión de empresarios locales y el atractivo para los fundamentalistas religiosos de tener un nuevo "califato" islámico en tierras ocupadas. Para sus seguidores, Estado Islámico ha presentado eficazmente la búsqueda de territorio como una lucha existencial para los sunitas musulmanes de todo el mundo.
El resultado es una nueva clase de organización terrorista. "Han superado lo que Al Qaeda ha logrado, y lo han hecho a una escala mucho mayor", apunta Bruce Hoffman, un especialista en terrorismo de la Universidad de Georgetown.
La organización es encabezada por un grupo central de líderes que se conocen desde hace mucho y cualquier persona de lealtad dudosa es eliminada.
Al igual que el principal líder de Estado Islámico, Abu Bakr al-Baghdadi, muchos de los integrantes del círculo íntimo estuvieron por un tiempo bajo custodia estadounidense en el campamento Bucca, en el sur de Irak. De la detención, "salieron incluso más radicales", precisa Hasan Abu Hanieh, un experto jordano en Al Qaeda.
Estado Islámico tiene una estructura unida de control con alrededor de doce líderes en la cúpula, indican autoridades occidentales y árabes y rebeldes sirios que han presenciado la evolución del grupo. Imitando la operación de un ejército, los extremistas a veces hacen una pausa en sus operaciones militares para consolidar nuevos recursos y apuntalar su infraestructura logística.
"Adoptaron una estructura de gobierno que los otros no asumieron", dice el republicano Mike Rogers, presidente de comité de inteligencia de la Cámara de Representantes de Estados Unidos. El legislador añadió que Estado Islámico designó recientemente a un ex ministro petrolero para coordinar las instalaciones energéticas que han capturado.
En cambio, Al Qaeda —del que previamente formaba parte Estado Islámico— generalmente no ocupa territorio. En un video grabado en julio, un hombre, que los observadores de yijadistas identificaron como Baghdadi, exigió que los musulmanes juraran lealtad a su califato.
En 2010, Baghdadi tomó control de un grupo que alguna vez fue conocido como Al Qaeda en Irak, el cual había sido fundado después de la invasión estadounidense y dirigido por el militante Abu Musab al-Zarqawi. Entre 2006 y 2007, el grupo de Al Qaeda en Irak creció hasta llegar a unos 10.000 guerrilleros. En ese periodo, un ataque aéreo de EE.UU. dio de baja a Zarqawi.
En 2004, Baghdadi fue detenido en el campamento Bucca, un recinto que en ocasiones tuvo a más de 20.000 presos.
En 2007, Baghdadi se incorporó a la división de Al Qaeda en Irak, que para ese momento era conocida como Estado Islámico de Irak y donde se originó la organización actual.
Al tomar control de Al Qaeda en Irak, Baghdadi heredó una organización con una estructura piramidal, según Charles Lister, un académico en el centro de estudios Brookings Doha.
Hasta donde se ha podido determinar, un ex oficial del ejército iraquí con el nombre de guerra de Abu Ali al-Anbari ejerce el rol de segundo al mando. El militante dirige gran parte de las operaciones del grupo en Siria, señalaron algunos analistas.
Otro colaborador importante de Baghdadi es Fadel Ahmed Abdullah al-Hiyali, según Hisham al-Hashimi, un experto sobre los militantes que operan en Bagdad.
Hiyali —con el nombre de batalla Abu Muslim Al Turkmani— es, al igual que Anbari, un ex general de la época de Saddam Hussein. Anteriormente practicó una forma moderada de Islam. Tras la llegada de las fuerzas estadounidenses, se unió a los insurgentes sunitas musulmanes para luchar contra los estadounidenses, dice Hashimi. Algunos analistas describen a Hiyali como de igual rango que Anbari.
Baghdadi tiene un gabinete de guerra y un consejo de Shura, un grupo de académicos religiosos para legislar, dijo Lister, de Brookings.
Además, Estado Islámico tiene un gabinete de ministros y un consejo de gobernadores provinciales.
Baghdadi actúa como general en comando y no se inmiscuye en los detalles de las operaciones, apuntan funcionarios de EE.UU. Tiene un servicio de mensajería para entregar decretos religiosos, órdenes militares y otros asuntos delicados.
Su liderazgo posee un "auténtico sentido de paranoia y un enfoque en la lealtad indiscutida", según Lister. El académico dijo que cuando tomó las riendas hace cuatro años, Baghdadi presidió una campaña de asesinatos contra cualquiera de sus comandantes sospechoso de deslealtad. El liderazgo militar ahora se encuentra en las manos de hombres que Baghdadi conoce y en quienes confía plenamente.
A medida que conquista territorios, Estado Islámico ha delegado gran parte del trabajo de gobernar a funcionarios locales. Eso lo ha ayudado a no alienar a la población. Su captura de territorios como yacimientos petrolíferos y sucursales de bancos también le ha llenado los bolsillos.
Cuando asume el control de un territorio, dice Hashimi, la estrategia es explotar alianzas con líderes de tribus locales, que son aliados con una mentalidad parecida o han sido intimidados, sobornados u obligados a proveer santuario y apoyo.
El grupo aprovechó el descontento de las facciones sunitas con el ex primer ministro de Irak Nouri al-Maliki, cuyo favoritismo hacia los musulmanes chiitas produjo divisiones sectarias.
Estado Islámico también ha desarrollado un patrón de operar a una distancia cercana de quienes considera sus enemigos, en particular los chiitas, para proveer combatientes con un celo ideológico.
"Su estrategia siempre es que lucharán en un entorno sunita, cerca de un enemigo chiita, y eso es lo que los motiva", afirma Hashimi.
La capacidad de Estado Islámico para retener territorios ha intensificado la percepción de que pasa por un buen momento y está ganando, dicen funcionarios de los servicios de inteligencia de EE.UU. Eso lo ayuda a reclutar nuevos combatientes, entre otros efectos.
La revitalización del grupo, después de un declive, empezó alrededor de 2012. Para junio de este año, antes de que Estado Islámico arrasara en Irak y asumiera el control de las ciudades de Mosul y Tikrit, volvió a tener hasta 10.000 guerrilleros, según funcionarios de inteligencia estadounidense.
El grupo emplea una gama de tácticas de reclutamiento, a menudo obligando a personas a unirse a sus filas. Desde julio, más de 6.000 combatientes se han integrado a Estado Islámico, de los cuales casi 5.000 son sirios, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, una entidad de la oposición siria.