¿Qué es el pensamiento crítico?
Richard Borge
El pensamiento crítico es una destreza clave para los trabajadores jóvenes en la actualidad.
El significado de la expresión y las formas de evaluarlo, sin embargo, no están tan claros. Los empleadores se quejan de que las universidades no están produciendo graduados que puedan resolver problemas y conectar temas complejos, pero los gerentes dudan cuando a la hora de describir exactamente qué habilidades debe tener un pensador crítico. Por eso, quienes buscan empleo se preguntan qué quieren realmente las empresas y, una vez que consiguieron el trabajo, no saben si deben seguir las reglas o romperlas.
Las menciones al pensamiento crítico han aumentado a más del doble desde 2009, según un análisis realizado por Indeed.com. El sitio de búsqueda de empleo, que rastrea ofertas de trabajo de distintas fuentes, descubrió recientemente que más de 21.000 avisos laborales en el rubro de salud y 6.700 en el de gerencia contenían alguna referencia al pensamiento crítico.
“Es una de esas expresiones —como lo era antes la diversidad, o como es ahora los grandes datos— de las que todos hablan pero hay 50 formas distintas de definirlas”, dice Dan Black, director de reclutamiento para el continente americano de la firma de contabilidad y de consultoría EY.
Brittany Holloway, una flamante graduada de la Universidad de Nueva York que obtuvo un título en gestión del negocio de la música, afirma que el pensamiento crítico apareció en tantas ofertas durante su búsqueda de empleo que, junto con rasgos como “orientado al detalle” y “organizado”, casi no tiene significado. Sólo en las entrevistas pudo darse cuenta de lo que quería decir una empresa cuando buscaba esas cualidades.
Holloway, quien ahora se desempeña como revisora de contenidos y especialista en fraude en la distribuidora de música digital TuneCore, con sede en Nueva York, define la destreza como “formarse una opinión propia a partir de una variedad de fuentes”.
Holloway, de 21 años, cuenta que su actual trabajo requiere ese pensamiento crítico cuando evalúa lanzamientos musicales antes de que sean enviados a tiendas digitales como iTunes, de Apple Inc.
Preguntas para estimar el comportamiento de una persona en una entrevista, como “hable sobre cómo logró trabajar con una persona difícil”, ayudan a los gerentes de EY a evaluar destrezas de pensamiento crítico, señala Black. Su definición: “La capacidad de trabajar con datos, acumularlos, analizarlos (y) sintetizarlos, para realizar evaluaciones equilibradas y tomar decisiones inteligentes”.
En entrevistas que se llevan a cabo cuando el proceso de selección está avanzado, los candidatos deben mostrar cómo solucionarían problemas de negocios, como si tiene más sentido que una empresa fabrique o compre un producto, y explicar las razones.
Goldman Sachs Group Inc. les solicita a los candidatos para puestos en banca de inversión, ventas y corretaje que evalúen valuaciones de empresas y propuestas para comprar acciones, y que luego expliquen cómo llegaron a sus conclusiones.
Para cuando termina uno de esos ejercicios, “los postulantes deberían haber demostrado si poseen un pensamiento crítico”, señala Michael Desmarais, director de reclutamiento global del banco estadounidense.
El pensamiento crítico podría ser similar al famoso umbral de la obscenidad que estableció el juez de la Corte Suprema de Estados Unidos Potter Stewart: lo reconoces cuando lo ves, afirma Jerry Houser, decano asociado y director de servicios laborales de la Universidad Willamette, en Salem, Oregón.
Cuando los reclutadores le dicen a Houser que quieren estudiantes con destrezas para resolver problemas, “eso suele tener algo que ver con el pensamiento crítico”, sostiene. Su oficina exhorta a los estudiantes a preparar historias para ilustrar sus habilidades de pensamiento crítico al detallar, por ejemplo, los pasos que dio el presidente de un club para mejorar la asistencia a las reuniones semanales.
La capacidad de las universidades para moldear la forma de pensar ha sido un tema de acalorado debate en EE.UU. Richard Arum, coautor de dos libros y profesor de sociología de la Universidad de Nueva York, es un crítico prominente de la forma en que las universidades se están desempeñando en ese frente.
“Las universidades han apoyado y alentado institucionalmente (una) retirada de los estándares y el rigor académicos”, observa. Arum cree que las universidades han permitido que los alumnos se centren en sus vidas sociales a expensas de las actividades académicas. Según investigaciones detalladas en sus libros, los alumnos rara vez estudian solos durante más de una hora, y la mayoría no escribe ensayos en profundidad que demandan un análisis sostenido.
Aunque los alumnos parecen pensar que están listos para el mundo laboral, sus futuros jefes en general no están de acuerdo. Una encuesta realizada por Harris Interactive entre 2.000 estudiantes universitarios en EE.UU. y 1.000 gerentes de contratación hace un año descubrió que 69% de los estudiantes sentían que estaban “muy o completamente preparados” para tareas que requerían resolver problemas en el trabajo, mientras menos de la mitad de los empleadores estuvieron de acuerdo.
Judy Nagengast, presidenta ejecutiva de Continental Inc., una firma de reclutamiento del estado de Indiana en EE.UU., afirma que se ha topado con graduados de la universidad que “pueden memorizar y pueden repetir”, pero que tienen problemas para convertir lo que aprenden en los libros en resolución de problemas en la oficina.
Nagengast señala que se frustró con contadores jóvenes que no comprendían la importancia de la precisión en formularios fiscales y presentaban “declaraciones financieras mediocres”.
Linda Elder, una psicóloga educativa y presidenta de la Fundación para el Pensamiento Crítico, que promueve la reforma educacional, afirma que los empleadores realmente quieren personal bien capacitado para solucionar problemas y no pensadores críticos, especialmente en los puestos más bajos. Los pensadores críticos, sostiene, suelen desafiar el estatus quo, que no siempre es lo que busca un jefe.
En el caso de Goldman Sachs, “no esperamos que los empleados nuevos le propongan cambios al presidente de nuestro directorio o al directorio a nivel de estrategia para toda la firma en su primer día”, dice Desmarais. Pero se prevé que los recién contratados hagan más que sólo cumplir pedidos, agrega. “Alentamos a nuestros empleados jóvenes a recomendar cambios”, señala.