por admin » Vie Jun 11, 2010 7:13 am
Aumentan los temores de deflación en las economías desarrolladas
Por Jon Hilsenrath
Los temores sobre la deflación están volviendo a aparecer en las economías desarrolladas después de varias semanas de turbulencias en los mercados financieros a raíz de la crisis fiscal en Europa.
Estas preocupaciones son más pronunciadas en Europa, donde los gobiernos se han visto obligados a reducir sus déficits fiscales antes de que se consolide una recuperación de la economía. Una combinación de recortes de gastos y aumentos de impuestos podría socavar el crecimiento y contribuir a la deflación, es decir una caída de los precios que pagan los consumidores.
A las autoridades les preocupa la deflación porque es un fenómeno difícil de combatir. Las tasas de interés ya se redujeron a cero o casi cero en EE.UU. y otras economías desarrolladas, de modo que los gobiernos no pueden recurrir al recorte de tasas para estimular el crecimiento. La deflación también es considerada perniciosa porque dificulta que las personas, las empresas y los gobiernos salden sus deudas.
Irlanda, que ya ha registrado una deflación en medio de estrictas políticas de austeridad fiscal, informó el jueves que los precios al consumidor descendieron 1,1% en mayo frente al mismo mes del año pasado, aunque las caídas se han moderado en los últimos meses.
En Estados Unidos, la amenaza parece más remota que en Europa, pero los economistas han empezado a advertir que si la recuperación se debilita, aumentará el riesgo de un brote deflacionario. En una señal del mayor estado de alerta, los rendimientos de los bonos del Tesoro a 10 años, que caen cuando los temores inflacionarios disminuyen y suben cuando se intensifican, han declinado desde casi 4% a principios de abril a cerca de 3,2%. Aunque se recuperaron un poco el jueves, grandes inversionistas en renta fija como Pacific Investment Management Co., Pimco, han estado comprando bonos del Tesoro.
"Hay claras señales de advertencia de una deflación", afirmó Anthony Sanders, profesor de la Universidad de George Mason, el jueves en una conferencia de la Reserva Federal sobre el sector inmobiliario. "Mis amigos en la (Fed) tal vez no estén de acuerdo conmigo. Si los bancos no prestan, tendremos deflación".
Las autoridades en EE.UU. y otros países han estado preocupados por la deflación durante gran parte de la última década.
La política de tasas bajas de la Fed de principios de la década pasada estaba dirigida en parte a prevenir una deflación. Hasta ahora, el fenómeno no se ha materializado en ninguna economía grande fuera de Japón. Y en los países en desarrollo, la inflación a causa de un crecimiento demasiado acelerado sigue siendo la mayor preocupación. Brasil, por ejemplo, elevó su tasa de referencia en 0,75 puntos porcentuales el miércoles, a 10,25% para frenar la expansión.
Los propios esfuerzos de la Fed en los últimos meses se han orientado a asegurar a un público escéptico de que la inflación, no la deflación, no será la próxima amenaza después de que bajara la tasa de interés a casi cero para combatir la recesión. Los precios al consumidor en EE.UU. subieron 2,2% en mayo frente al mismo mes del año pasado y podrían seguir bajando. Al excluir los volátiles precios de los alimentos y la energía, la inflación apenas subió 0,9% en mayo, el menor incremento desde 1966.
Los consumidores nunca parecen ver caídas de precios en ciertos rubros, como la educación y la salud. Por ejemplo, la inflación de los medicamentos que requieren receta saltó durante la recesión de 3% en 2007 a 5%, según la Oficina de Estadísticas Laborales. Pero en algunos servicios básicos, las alzas de precios se están desacelerando de forma pronunciada.
Mark Gertler, economista de la Universidad de Nueva York y coautor de un libro con el actual presidente de la Fed, Ben Bernanke, proyecta que la economía estadounidense se expanda a una tasa de entre 3% y 4% y prevé una inflación de entre 1% y 1,5%. "Pero inclinaría los riesgos de desastre más hacia la deflación que la inflación", indica.
La Fed alberga la esperanza de haber moderado la inflación al reducir la tasa de interés a casi cero e inyectar más de US$1 billón (millón de millones) en el sistema financiero a través de préstamos y compras de bonos. Aunque, en teoría, toda esa cantidad de dinero podría causar inflación, la debilidad de los bancos y el alto nivel de capacidad ociosa en la economía están sirviendo de contrapeso.
Sutiles signos de preocupación sobre la deflación han empezado a figurar en las declaraciones de algunos funcionarios. En un discurso pronunciado el miércoles, Brian Sack, quien dirige el influyente grupo de mercados del Banco de la Reserva Federal de Nueva York, manifestó que las autoridades estadounidenses tenían que estar tan preocupadas por la deflación como por la inflación. "Creo que las preocupaciones sobre la inflación deberían ser en los dos frentes", es decir tanto un alza como una baja, aseveró.
El Banco de Inglaterra ha expresado inquietudes similares, si bien la inflación ha repuntado. "Las economías del Reino Unido y EE.UU. tienen un bajo riesgo de japonizarse, en el sentido de sufrir recesiones recurrentes debido a errores de política macroeconómica, pero la deflación en sí no puede ser descartada", dijo en un discurso a finales de mayo Adam Posen, miembro del comité de política monetaria del banco central británico y experto en la deflación japonesa.
Ben Bernanke, el presidente de la Fed, sostuvo el miércoles que pese a que los precios del oro se han disparado —una posible señal de los temores inflacionarios—, otros indicadores se mueven en la dirección opuesta, incluyendo los rendimientos de los bonos del Tesoro y los precios de las materias primas. El precio del cobre, por ejemplo, ha caído 22% desde comienzos de abril.
—Justin Lahart y David Wessel contribuyeron a este artículo.