por admin » Mar Jun 22, 2010 12:23 pm
Una batalla de gastos en el G-20
EE.UU. presiona por políticas para estimular la economía a medida que Europa abraza la austeridad.
Por Bob Davis y Marcus Walker
Estados Unidos planea presionar a sus socios económicos en una cumbre para que actúen con cautela con sus planes de endurecer sus políticas fiscales, mientras que la recuperación económica mundial sigue siendo incierta, por temor a que reproduzca un momento "Hoover".
El secretario del Tesoro de EE.UU., Timothy Geithner, durante una sesión de fotos con otros líderes económicos del G-20
.El presidente Barack Obama, preocupado con el riesgo de que la frágil economía mundial vuelva a caer en una recesión —como lo hizo en la década de 30 durante el gobierno de Herbert Hoover— planea instar a sus pares durante la reunión del grupo de 20 países industrializados y emergentes este fin de semana a que mantengan un cierto nivel de gasto de estímulo que, entre otras medidas, funcionen como una manera de sostener el crecimiento económico. Pero precisamente en ese mismo momento, los políticos de todo el mundo empiezan a abrazar una nueva tendencia a la austeridad fiscal.
Los líderes europeos son más cautelosos sobre el gasto, después de aprender la lección de Grecia, donde la confianza de los inversionistas fue fuertemente golpeada por una creciente deuda y la posibilidad de una cesación de pagos, lo que provocó la creación de un fondo de rescate de casi US$1 billón (millón de millones).
En China, las autoridades temen que el mantenimiento del estímulo podría crear burbujas de activos insostenibles. De hecho, una de las razones por las que China podría haber prometido el sábado permitir una cierta flexibilidad en la fluctuación de su moneda es justamente para resistir la inflación al hacer menos costosa la importación, especulan los economistas.
El plan anunciado por China de aflojar la cuerda que une su moneda al dólar ha eliminado lo que hubiera sido un punto delicado de la agenda del G-20, allanando el camino para que las tensiones sobre la política fiscal, la débil demanda interna y grandes superávits comerciales en Alemania y Japón se conviertan en un tema central en la reunión en Toronto.
Canadá, cuyo peso en el G-20 ha aumentado este año debido a que está organizando la cumbre, presiona por una reducción del déficit, instando a sus pares a que reduzcan a la mitad el déficit para 2013. El ministro de Finanzas canadiense, Jim Flaherty, dijo que presionará por una reducción concreta de deuda y déficit durante la reunión en Toronto.
Una inclinación a la austeridad también está en marcha en Japón, que ha incurrido en deudas gigantescas en las últimas dos décadas en un intento de sacar el país de su estancamiento económico. El primer ministro, Naoto Kan, quien asumió el cargo el 8 de junio, quiere duplicar dentro de varios años el impuesto general sobre las ventas del país, desde el actual 5%, e imponer un limite al presupuesto federal del próximo año al mismo nivel de este año.
"La política fiscal, que depende excesivamente de la emisión de bonos que aumenta el déficit ya no es sostenible", dijo en su discurso inaugural, citando el ejemplo de Grecia.
Un alto funcionario del gobierno de Obama dijo que la división entre los líderes es solamente una impresión. El funcionario agregó que los países del G-20 están actuado prácticamente de misma manera, aliviando ligeramente el gasto del gobierno y tratando de convencer a los mercados y sus participantes de que harán bajar los déficits en los próximos tres a cinco años.
El ritmo de gasto del gobierno es vital para la economía mundial, que se está recuperando modestamente de una profunda recesión. El debate aguardado para este fin de semana: ¿Cuál es la mayor amenaza para el crecimiento, una disminución de la demanda o un incremento de la deuda?
"El tema número uno de la conversación [en la cumbre del] G-20 será con qué rapidez debe ser retirado el estímulo fiscal", dijo el economista de Harvard, Kenneth Rogoff, un ex economista-jefe del Fondo Monetario Internacional. "EE.UU. está en un extremo [empujando el crecimiento] mientras que el resto del mundo es mucho más ansioso."
Los economistas de Obama sostienen que si el ritmo de disminución del gasto público es muy veloz, la demanda podría marchitarse, socavando el crecimiento y amenazando con el riesgo de una segunda recesión. Ellos llaman informalmente esta posibilidad de un momento "Hoover", una referencia a un ajuste fiscal prematuro en la década de 1930 por los presidentes Herbert Hoover y Franklin D. Roosevelt al cual muchos atribuyen la culpa por prolongar la Depresión.
En Europa, el temor de una cesación de pagos de deuda soberana es muy fuerte. En el Reino Unido, el mantenimiento o no de elevados gastos para apoyar la recuperación fue un tema clave en las elecciones de mayo. Se espera que el grupo que apoya un recorte inmediato, y el nuevo gobierno conservador anuncie el martes un programa de varios años para reducir los gastos gubernamentales y aumentar los impuestos.
EE.UU. no está abogando por un aumento en el gasto, sino más bien que los países no actúen de manera precipitada. "Si la confianza en la fortaleza de nuestra recuperación disminuye", Obama escribió a los otros líderes la semana pasada, "debemos estar preparados para responder lo más rápido y con fuerza cuando sea necesario para evitar una desaceleración de la actividad económica".
EE.UU. ha estado presionando al G-20 para centrarse en el estímulo al menos desde la cumbre de Londres en abril de 2009, mientras que Alemania, Francia y otros países europeos querían enfocarse más en la regulación financiera. EE.UU. ganó esa pelea. El G-20 en su conjunto aumentó el gasto fiscal en 2009 y 2010 en por lo menos 2% del Producto Interno Bruto para combatir la recesión —una tendencia que probablemente sea reducirá mucho en 2011, calcula el FMI.
El tema de la regulación financiera fue puesto en una pista más lenta. Los países del G-20 acordaron reforzar las normas para las reservas bancarias y la liquidez a finales de 2010, cuando los líderes se reúnan de nuevo en Corea del Sur.
El tema de crecimiento actual es más matizado y políticamente difícil. En EE.UU., los senadores demócratas la semana pasada no pudieron reunir los votos suficientes para aprobar una extensión de los beneficios por desempleo y los descuentos de impuesto, así como una ayuda a los gobiernos estatales y maestros de escuelas públicas.
Los demócratas han estado tratando durante semanas aprobar la legislación, retrocediendo en varias ocasiones para ajustarse a los halcones del déficit. La última versión de la ley agregará alrededor de US$55.000 millones al déficit en 10 años.
Los gobiernos de Europa están presionando por medidas fiscales a diferentes velocidades. Las economías más fuertes como Alemania y Francia están reduciendo sus gastos paulatinamente, mientras que Irlanda, Portugal y España están optando por dolorosos recortes.
Por su parte, China ha sido capaz de mantenerse al margen del debate fiscal debido a que su gigantesco plan de estímulo de 2009 fue financiado casi en su totalidad a través del sector bancario controlado por el Estado en vez de la deuda del gobierno. Pero ha empezado a los bancos para limitar el crecimiento. Los nuevos préstamos este año han caído 30% en comparación con los altos índices del año pasado.
Brasil también está buscando la manera de dominar lo que puede ser un sobrecalentamiento de la economía. Pero el gobierno continúa ofreciendo préstamos por debajo de los valores de mercado, entre otras medidas a favor del crecimiento. Habrá elecciones presidenciales en octubre, y el gasto público a menudo se incrementa durante los períodos preelectorales.
—Phred Dvorak, Yuka Hayashi, Andrew Batson y John Lyon contribuyeron a este artículo.