por Fenix » Lun May 27, 2013 2:28 am
En el discurso del presidente de la Fed del pasado martes, Ben Bernanke dejó algo sumamente claro, la acción de la Reserva Federal no ha empujado a los mercados financieros a una burbuja. Los mercados de valores están correctamente valorados.
La mayoría de los analistas están de acuerdo con esa afirmación, de hecho, hay algunos que hablan de una importante infravaloración a pesar de las fuertes subidas de los últimos años. Pero no todos. El investigador económico Chirs Martenson, cree que hay señales claras que nos indican la formación de una nueva burbuja financiera. Martenson dice así:
A medida que las acciones y los bonos a nivel global alcanzan niveles cada vez más altos, se incrementan los indicios que apuntan a que una vez más, estamos viviendo una burbuja de activos, o mejor dicho, toda una serie de burbujas en una variedad de mercados. Esto hace que este período sea sumamente interesante, pero también muy peligroso.
Puedo resumir mis pensamientos en una frase: ¿Cómo puede estar ocurriendo de nuevo tan pronto?
En tiempos pasados, transcurrían uno o varias generaciones entre burbujas, lo que permitía que las personas se recuperaran, y olvidaran las dolorosas lecciones aprendidas, antes de volver a cometer los mismos errores. Sin embargo, ahora nos encaminamos a la tercera burbuja financiera en menos de dos décadas, lo que debe ser todo un récord mundial.
Siempre he sido profundamente escéptico, tanto de la práctica de ir acumulando deudas a un ritmo más rápido que los ingresos, como de la idea de que la solución a demasiada deuda es más deuda, originada esta última por el “dinero fácil” de la impresión constante por parte de los Bancos Centrales.
En resumen, en lugar de ver a los bancos centrales como administradores sofisticados de intrincadas políticas monetarias, los veo como generadores de burbujas y de deuda, cuya única solución cuando se enfrentan a las inevitables consecuencias de sus acciones, es seguir imprimiendo dinero a un ritmo incluso más alto.
Aunque creo que los bancos centrales están poblados por personas serias con credenciales impresionantes, que han racionalizado sus acciones como necesarias y al servicio del bien común, también creo que tienen un conjunto de arraigados puntos de vista institucionales, que son dogmáticos, y no incorporan la idea de los límites económicos y de recursos, y que son aparentemente inmunes a una introspección saludable.
En algún momento, habría esperado que pudieran haber tomado nota de que cada nueva crisis es más grande que la anterior -que requiere una respuesta aún más grande y que engendra una crisis aún más grande la próxima vez, etc. El crash en los bonos corporativos en 1994 dio lugar a la relajación monetaria que permitió el fiasco del Long Term Capital Management (LTCM) de 1998, que fue seguido de la burbuja tecnológica, de la burbuja inmobiliaria, y aquí estamos, con una burbuja de acciones y de bonos que es más grande que todas las anteriores combinadas. Mucho más grande.
Estos son los cinco puntos que me inducen a pensar esto:
Señal 1: Los precios de los bonos basura están en niveles récord
La Fed ha estado comprando bonos “seguros” para intentar bajar las tasas de interés y llevar a los inversores a activos más arriesgados. Con la disminución de rendimiento de estos bonos gubernamentales, los inversores se trasladan hacia activos de mayor riesgo que les proporcionan una mayor rentabilidad. Eso ha provocado las subidas de la renta variable. Pero no únicamente de este mercado.
Los precios de los bonos “basura” recientemente han alcanzado niveles récord, lo que significa que sus rendimientos han llegado a mínimos históricos.
Señal 2: La deuda soberana basura a nuevos máximos
Hace poco más de un año, el bono a 10 años griego tenía una rentabilidad del 30%, lo que reflejaba los pobres fundamentos económicos del país y la preocupación de que el BCE pudiera dejar de prestar a Grecia, y que entrara en suspensión de pagos.
Hoy la rentabilidad del bono a 10 años griego es inferior al 10%. Sus fundamentos económicos no han cambiado. El PIB griego en 2012 se redujo en un 20%, y las previsiones actuales apuntan a una contracción en 2013 de entre el 5% y 6%.
¿En qué clase de mundo una fuerte contracción económica, un alto desempleo, muy altos niveles de deuda con respecto al PIB y una caída de los rendimientos de los bonos van de la mano? En un mundo que está generando una nueva burbuja.
Señal 3: No es oficial hasta que sea denegado
El niño del póster de un mercado en burbuja tiene que ser Japón, donde el principal índice de valores ha subido un sorprendente 70% en los últimos seis meses. Es una subida vertical que está fuera de nuestra experiencia personal.
Nos estamos refiriendo a la tercera mayor economía del mundo. Por su puesto, la razón de esta subida se centra en las acciones que el Banco de Japón está tomando para debilitar la moneda. Los ciudadanos de Japón se están dando cuenta que no pueden confiar de su dinero en efectivo, por lo que mejor ponerlo a trabajar en otro lugar antes de que su poder adquisitivo se drene.
Viendo la evolución de este gráfico, ¿alguien puede dudar que sea una burbuja?
Señal 4: Poner locas excusas
Un signo definitivo de que estamos en territorio de burbuja es cuando inversores y analistas intentan dar sentido a los altos precios alcanzados. A finales de 1990, cuando la burbuja tecnológica se estaba cocinando, la alta valoración de las acciones tecnológicas se justificaba con extraños ratios de valoración, muy fuera de la metodología estándar.
En la década de 2000, cuando se estaba cocinando la burbuja inmobiliaria, los precios de la vivienda se justificaban con consignas trilladas como “no están haciendo más tierra, ya sabes”, y que la vivienda nunca había bajado de precio.
Hoy no es diferente. Estamos viendo el mismo tipo de explicaciones para justificar los altos precios impulsados por la impresión de los bancos centrales. En el caso del mercado de valores por ejemplo, se señala que los altos precios alcanzados se justifican porque los beneficios empresariales son más de dos veces y medio mayor que cuando estalló la burbuja en la década de los 90.
Eso suena razonable, pero hay algo que se deja en esta discusión. Las ganancias empresariales están un terreno muy inusual, y aunque las acciones están bien valoradas respecto a los actuales beneficios, es probable que esas tasas de crecimiento no se mantengan. En la vida y la inversión, no hay nada tan poderoso como la reversión a la media, que en el caso de los beneficios empresariales es casi de un 50% más abajo que donde están actualmente.
La conclusión de este investigador económico es que las acciones y los bonos de gran parte del mundo están haciendo caso omiso a los peligrosos riesgos actuales. Varias negaciones y justificaciones se ofrecen para racionalizar este comportamiento. En conjunto, esto me dice que estamos una vez más en territorio de burbuja, y que al igual que el resto de burbujas, acabará mal.
Chirs Martenson recomienda a los inversores que protejan su patrimonio antes del estallido de la burbuja, que no puede anticipar cuando será. Carlos Montero