España: ciudadanos renuncian a sus herencias por la crisis económica
Las renuncias han subido más de 110% desde 2007 en el país europeo, porque muchos tienen más deudas que patrimonio u otros no pueden pagar impuestos de sucesión
En España, las herencias pueden agregar más dolor a la propia pérdida. (Foto: AP)
La crisis económica en España se ha vuelto tan aguda que hasta las herencias son rechazadas, ya que los testamentos ahora traen más deudas que patrimonio.
Se nota en las cifras. Desde 2007 -cuando estalló la crisis inmobiliaria- hasta 2012, las renuncias a las herencias subieron más de 110% en España, según un informe del Consejo General del Notariado de este país.
Los motivos son esos: aceptar la herencia ahogaría a sus beneficiarios en obligaciones -sobre todo con los bancos- que sus parientes acumularon en vida, víctimas de la emergencia económica.
Porque, según la ley española, una aceptación (sin condiciones) de la herencia implica la aceptación de sus deudas.
Solo en 2012, el aumento de esas renuncias fue de 23%.
SEGURO DE VIDA EN PAGO
El año pasado, María N., de 42 años (quien prefiere no ser identificada con su apellido), tomó la decisión de ceder el legado de su marido.
La enfermedad repentina de él, y su posterior fallecimiento, la dejó viuda con dos hijas pequeñas y una deuda de US$38.000, derivada de las tarjetas de crédito y un préstamo personal para cubrir tratamientos y gastos. Un monto que sus ingresos no podían sufragar.
“Mi economía pasó de tener una cierta estabilidad a ser una economía de riesgo. Eso me significó mudarme de casa a un piso pequeñito, sin Internet, ni teléfono fijo, para pagar abogados y todo lo demás”, le comenta a BBC Mundo María N.
El único legado que el marido dejaba era un seguro de vida por US$19.465, a repartir entre otros dos hijos mayores de él, ella y sus hijas. Las obligaciones a pagar eran, sin duda, superiores. Los hijos mayores, cuenta María N., hicieron cálculos y renunciaron a la herencia en favor de sus hermanas.
Había transcurrido un año de la muerte de su esposo y ella también sacó cuentas, entre pagos a abogados e intereses de la deuda. Entonces decidió no aceptar el seguro de vida y darlo como parte de pago al banco.
“Lo hicimos como dice la ley, sin que entrara demasiado Hacienda, porque nos habrían quitado una cantidad alta del impuesto de sucesiones y estábamos en números rojos absolutos. Fue un acuerdo interno, una especie de liquidación entre entidades financieras”, recuerda.
María N., sin embargo, debe todavía US$9.000.
PROBLEMA COMÚN
Las deudas familiares son los causas fundamentales del aumento de las renuncias a las herencias, indicó a BBC Mundo Alfonso Cavallé, vocero del Consejo General del Notariado.
“En estos casos, lo más viable es la renuncia. Entre 1995 y 2007 hubo un incremento enorme en la concesión de préstamos y, si tenemos en cuenta que el sueldo medio de las familias no tuvo un incremento importante, la consecuencia práctica es que las familias están endeudadas y es frecuente que las deudas superen los activos”, explicó.
Las hipotecarias son las deudas más comunes en los testamentos, afirma Cavallé, pero también abundan las deudas como las que carga María N.
El estrato social no es un diferenciador entre los renunciantes, apunta el notario. Pueden serlo, de la misma forma, herederos de personas con un amplio patrimonio que se endeudaron por inversiones fallidas, o de trabajadores de clase media que perdieron el empleo y no pudieron pagar los préstamos.
Hay otra causa de las renuncias: el impuesto de sucesiones, que el receptor de la herencia está obligado a pagar en un plazo máximo de un año.
La cantidad a liquidar varía según el tamaño del patrimonio que se lega y puede llegar al 40% del total. Y cuando se trata de herederos sin parentesco sanguíneo, la tasa sube de forma exponencial.
En comunidades autónomas como Castilla-La Mancha, Galicia, Valencia, Baleares, La Rioja y Madrid, las exenciones de este impuesto pueden superar el 90% del total, pero solo para descendientes directos.
Aun así, el impuesto puede ser alto para quien no tiene una situación económica holgada.
Por eso hay otra práctica también frecuente derivada de la crisis que el abogado civilista José Peinado ha visto crecer en los últimos cuatro años. Como en las herencias hay cada vez más inmuebles (sobre todo viviendas) que dinero líquido, los herederos optan por dejar la aceptación del legado en stand by.
Aceptarla ahora, explica Peinado a BBC Mundo, significa quedarse con una casa que no se puede vender en un mercado inmobiliario en recesión, e incurrir en gastos notariales y tributarios a los que no se pueda hacer frente.
El Código Civil español no pone plazos para aceptar una herencia y el Ministerio de Hacienda da hasta un año para pagar el impuesto.
Pero si no se registra la escritura de lo heredado, detalla Peinado, es como si la herencia no existiera. Si pasan 4 años más, el pago pendiente a Hacienda prescribe.
ALTERNATIVA
Una alternativa para aceptar una herencia en España, sin dejar deudas pendientes, es hacerlo a beneficio de inventario, un procedimiento que permite que el heredero solo se haga cargo de las deudas que el propio patrimonio del fallecido pueda pagar, tras hacer una relación entre sus activos y pasivos.
Juana Vacas -madre de edad avanzada de una familia pobre de campesinos, sin estudios- nada sabía de esta opción y aceptó la herencia de su hija Purificación, muerta a manos de su ex marido.
Ell desconocía que la herencia incluía una deuda hipotecaria acumulada por cinco años.
Tras la muerte de Purificación, Vacas fue a la notaría del pueblo Torre del Campo, en Jaén (Andalucía). La persona a cargo le dijo que su hija le dejó parte de un inmueble y 18 euros. Nunca le mencionó que también le tocarían las deudas contraídas.
“Como de eso no sabía nada, mi madre dijo que sí y terminó aceptando una herencia pura. No se le dijo nada, no se le leyó nada, no se le explicó nada”, dice Ercarnación Armenteros, la otra hija de Juana, a BBC Mundo.
A los 20 días, un juzgado del pueblo les avisó que les ejecutarían la deuda hipotecaria, que superaba los US$78.000. El único bien con el que Juana podía responder era su propia casa, pues solo recibe una pensión baja de viudedad.
Purificación, asegura su hermana, desconocía esa deuda, porque en vida padecía una discapacidad psíquica y no sabía lo que firmaba.
Armenteros decidió llevar la historia a los medios: ocho periódicos y la televisión nacional la publicaron. El banco, entonces, condonó la deuda a Juana.
Pero Armenteros pidió ante un tribunal la nulidad de la herencia, porque hay otras deudas -servicios pendientes, impuestos, seguridad social, etc- que todavía ponen en peligro la casa de Juana, que tiene poco valor por el estado de deterioro en el que está.
La solicitud tiene el respaldo de miles de firmas recogidas en un sitio en internet y el tribunal decidirá el próximo 26 de junio.
En España, las herencias pueden agregar más dolor a la propia pérdida.
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