por admin » Mié Dic 04, 2013 12:25 pm
Gracias al 'fracking', la arena es el nuevo oro
La competencia de perforación petrolera en Estados Unidos está creando otro auge: el de la arena, un ingrediente clave en la fracturación hidráulica o fracking.
Se prevé que las empresas energéticas utilicen este año 25,5 millones de toneladas de arena, la cual bombean dentro de los pozos de petróleo y gas natural para ayudar a fracturar la roca y permitir que el combustible fluya hacia afuera. Desde 2011, el uso de la arena ha aumentado 25%, según la firma consultora PacWest, que proyecta un alza adicional de 20% a lo largo de los próximos dos años.
Stephen Mally para The Wall Street Journal
Una mina de arena de la empresa Pattison Sand Co., en el estado de Iowa.
En Wisconsin, que genera la arena blanca que tiene las condiciones perfectas para la fracturación hidráulica, más de 100 minas y plantas de procesamiento de arena han recibido permisos, frente a sólo cinco en 2010, estiman las autoridades del estado.
Y las acciones de las empresas que negocian arena se han disparado. Los títulos de Hi-Crush Partners LP, con sede en Houston, han crecido 56% desde que la empresa empezara a cotizar en bolsa en agosto de 2012. Las acciones de U.S. Silica Holdings Inc., con sede en el estado de Maryland, se han duplicado desde su debut bursátil en 2012, otorgándole un valor de mercado de US$1.900 millones.
Hace menos de diez años, U.S. Silica se concentraba en la arena para productos industriales y de consumo: vidrio para ventanas y pantallas de iPhone y iPad. Ahora, estos usos representan sólo la mitad de la arena que la empresa extrae y una participación incluso menor de los ingresos.
Durante los primeros nueve meses del año, 62% de las ventas de U.S. Silica, unos US$245 millones, fueron destinadas a empresas energéticas, comparado a 53% durante el mismo periodo en 2012 y 33% en los primeros nueve meses de 2011.
La fracturación hidráulica es el proceso que consiste en inyectar a alta presión una mezcla de arena, químicos y agua en un pozo para fracturar las densas formaciones rocosas y así permitir que el petróleo y el gas puedan salir a la superficie. La arena que se queda en el proceso de fracking mantiene abiertos los pequeños canales para que los combustibles fósiles puedan escapar.
Los operadores de ferrocarriles están transportando vagones llenos de arena a campos de esquisto, incluida la cuenca Permian en Texas y Nuevo México; la formación Bakken, en Dakota del Norte, y Marcellus Shale, en Pensilvania.
Aunque pareciera que algunos de estos lugares tienen suficiente arena propia, muchas empresas de fracturación hidráulica prefieren la arena blanca de Wisconsin, que es más grande y se caracteriza por granos más redondos que tienen una mayor capacidad de mantener abiertas grietas mayores.
La empresa ferroviaria estadounidense Union Pacific Railroad transportó 94.000 vagones de arena para fracking en el primer semestre del año, un alza de 20% frente al mismo periodo de 2012. Canadian National Railway Co. está invirtiendo US$68 millones a lo largo de tres años para modernizar y restaurar más de 160 kilómetros de vías férreas en Wisconsin para poder así expandir su transporte de arena desde ese estado.
U.S. Silica y BNSF Railroad están construyendo un centro de distribución de arena al sur de San Antonio, Texas, en la orilla de la formación rocosa Eagle Ford. U.S. Silica enviará cerca de 450.000 toneladas de arena cada año a ese centro desde Ottawa, Illinois, 135 kilómetros al sudoeste de Chicago, y Sparta, Wisconsin, unos 400 kilómetros al norte.
"Son necesarios 25 vagones de arena, en promedio, para fracturar un yacimiento", calcula Bryan Shinn, presidente ejecutivo de U.S. Silica.
Las empresas están empezando a experimentar con el uso de cantidades incluso mayores de arena. La inyección de 3.600 toneladas de arena en un pozo en vez de la cantidad más típica de 1.800 toneladas podría agregar unos US$600.000 al costo por yacimiento, pero en algunos casos puede duplicar su producción, señala Matt Conlan, analista de Wells Fargo.
La demanda por la arena llegó a un nivel tan alto el año pasado que los precios llegaron a un promedio de US$75 por tonelada. Sin embargo, el nuevo auge minero en Wisconsin ha contribuido a llevar esos precios de regreso a US$50, según PacWest.
Las empresas de servicios petroleros que fracturan pozos apuntalan los precios de la arena al añadir los costos de transporte a la factura final, lo cual puede triplicar el precio de la arena que pagan los operadores.
Esto ha llevado a empresas que producen petróleo de esquisto como EOG Resources Inc. a ampliar sus operaciones en el negocio de la arena para mantener bajo control sus costos por pozo. Al final de 2011, la empresa abrió una planta en Chippewa Falls, Wisconsin, unos 160 kilómetros al este de Minneapolis, Minnesota, para procesar arena de las minas que opera.
Preparar la arena que se usa en la fracturación implica filtrarla para obtener los cristales del tamaño adecuado, separar los contaminantes, lavarla y secarla.
Pero el auge de la arena ha generado preocupaciones sobre la seguridad de los trabajadores, así como oposición local debido a las nubes de polvo que se forman en el aire por los camiones pesados que transportan la arena de las minas a las plantas de procesamiento y centros de almacenamiento ferroviarios. Pattison Sand Co. en Clayton, Iowa, ha enfrentado un escrutinio particular.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU. llama los gránulos finos liberados por la extracción de arena "sílice cristalizado respirable", o polvo de sílice, el cual, asegura, está vinculado a la silicosis y el cáncer de pulmón.
"Hay una tendencia a decir que es sólo polvo y la gente siempre ha estado expuesta al polvo", dijo David Kriebel, un epidemiólogo de la Universidad de Massachusetts. "El sílice cristalizado es una sustancia extremadamente peligrosa. Cada pequeño pedazo que llega a los pulmones causa cicatrices".
En el condado de Trempealeau, Wisconsin, donde se ha abierto una serie de nuevas minas de arena, las autoridades impusieron recientemente una prohibición de un año en la concesión de nuevos permisos.