¿El FIN DE LA TEORÍA DE BENNER?
por ASPAIN 11 EAFI •Hace 1 hora
Antes de estudiar la Teoría de Benner y de ver cómo influye en la economía debemos saber quién es Samuel T. Benner y qué es lo que le llevó a pensar en los ciclos económicos como una apuesta segura para ser previsores ante los cambios que pueden influenciar en nuestro día a día. En épocas como la actual, donde la volatilidad de las bolsas es elevada y la situación económica parece que no avanza como se espera, tendemos a mirar al mercado con desconfianza y analizar cómo es posible haber llegado a esta situación.
Samuel T. Benner fue conocido por ser un fabricante de herrajes y de fundición en el siglo XIX que vivió desde muy cerca la crisis de 1873 y la Guerra Civil, ya que su negocio recibía todo el beneficio de la industria que se financiaba con la guerra. Una vez que la guerra y el pánico le arruinaron su negocio volvió a la vida al campo siendo agricultor de trigo en Ohio. Esto le abrió la mente para empezar a estudiar los altibajos que afectaron a sus negocios. Por ello comenzó a estudiar estadística para entender los ciclos de las materias primas y de la economía, por lo que empezó a recopilar datos de los mercados del trigo con el propósito de encontrar las causas de sus fluctuaciones, consiguiendo averiguar que existe un alto grado de repetición y un carácter cíclico en la evolución de los precios. Todo ello le llevó en 1857 a publicar sus conclusiones sobre su estudio en un libro titulado “Las Profecías de Benner sobre la evolución de las subidas y bajadas en los precios”, en donde hace mención a las oscilaciones de precios del ganado porcino y del hierro, y del origen del pánico financiero sobre un periodo de tiempo a vistas futuras.
Señaló que los máximos de un negocio tienden a seguir una pauta anual de 8-9-10 que se repite como una constante y para los mínimos, sin embargo, marcó dos pautas indicando que las recesiones y las depresiones tienden a alternarse. Investigó que los años 1819, 1837, 1857 y 1873 habían sido años de depresiones y reflejó la pauta cíclica de 16-18-20. Observó también que, a pesar de aplicar la pauta 20-18-16 para las recesiones, los mínimos de mercados de estos tienden a seguir la misma pauta de 16-18-20. Todo ello, fue descubierto gracias al estudio de los ciclos meteorológicos y astronómicos, dando suma importancia a los equinoccios y al movimiento de Júpiter, dando como explicación a ello:
“(...) la causa se encuentra en nuestro propio Sistema Solar: puede ser el hecho de que Júpiter es el planeta que regula los ciclos de la agricultura y la ganadería; o que Saturno ejerza una influencia en los ciclos de la producción manufacturera y el comercio. A su vez, no debemos olvidar que Urano y Neptuno influyen sobre Júpiter y Saturno, afectando así también a la Tierra. Cuando se descubran las combinaciones que producen una manifestación invariable al analizar el comportamiento del Sistema Solar, entonces podremos establecer la causa que produce los ciclos en los precios y la longitud de su duración.”
Los ciclos económicos nos ayudan a entender el por qué de las idas y venidas del mercado y existen numerosas teorías, como la desarrollada por J. M. Keynes, la cuál expone que la rentabilidad esperada tiende a ser decreciente debido al crecimiento de inventarios hasta que se extiende el pesimismo y se genera desconfianza; o bien la teoría expuesta de los ciclos económicos largos divulgada por J. Schumpeter, en la cuál la industrialización llegaba a nuevos países (ciclo expansivo) y luego se agotaba este efecto expansivo (ciclo depresivo).
Un autor que siguió los pasos de Benner fue A. J. Frost junto con Robert Prechter, los cuales presentaron una variación del ciclo de Benner, que es la que actualmente todos conocemos, señalando que los máximos del Dow Jones se daban cada 8-9-10 años mientras que los mínimos seguían la secuencia 16-18-20 años, tal y como se muestra en el siguiente gráfico:
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Analizaremos la Teoría de Benner, la cuál es menos conocida pero no por ello menos interesante, teniendo en cuenta la precisión (según se mire) y frecuencia con que ha acertado los ciclos de máximos y mínimos de bolsa.
Máximos de Bolsa: Acontecimientos
1983àReactivación de la economía empezando en Estados Unidos y prolongándose un año después a Europa y Japón.
1991àEstados Unidos se proclamó la única superpotencia del mundo
2000àEspeculación en los mercados inmobiliarios
2013-?à Economía dominada por las políticas monetarias de los BC
Mínimos de Bolsa: Acontecimientos
1975àFin del régimen de Saigón y fin de la guerra en el gobierno de Nixon.
1995àCrisis económica de México
2011à Crisis del Euro
Pánicos: Acontecimientos
1987àCrisis de confianza en Wall Street
2003àBurbuja tecnológica
Desde su formulación, la teoría de Benner ha acertado en prácticamente todos los techos de mercado acaecidos. De hecho, solo ha fallado en el techo de 1.991 y se adelantó en 6 meses el del año 1964.
En las actuales circunstancias económicas donde la liquidez de los bancos centrales y las diferencias entre la economía real y financiera se hacen cada vez más evidentes. El mejor indicador para este análisis es el índice S&P 500, el más representativo de la situación real de mercado.
Podemos observar como la teoría de Benner ha perdido eficacia y el techo previsto para 2010 se cumplió en 2007 (3 años antes). No obstante, la caída del índice americano en 2011 era la siguiente parada después de las medidas económicas expansivas que se habían tomado.
A partir de 2011 se abre un periodo alcista cuya fecha de finalización es 2018, año marcado para que se produzca un punto de inflexión en la economía. Actualmente, el S&P 500 se encuentra rebasando máximos históricos alrededor de los 1.800 puntos.
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Esta teoría ha recibido críticas debido a la forma de selección de los años escogidos para llevar a cabo esta pauta. También se le achaca el hecho de que el comportamiento de los mercados financieros ha cambiado y la capacidad de los gobiernos para estimular las economías ha crecido de forma considerable.
Durante estos últimos años la economía financiera se ha separado más si cabe de su subyacente real y esta teoría tiene su fundamento en ciclos naturales, como comentábamos anteriormente. Será interesante observar como la laxa política económica de los principales Bancos Centrales influye en la capacidad predictiva de la teoría de Benner. Aún así, el elevado grado de acierto de este estudio merece tenerlo en cuenta para comprobar su validez bajo el prisma de la economía actual.
Miguel Caballero García
Departamento de Análisis Macroeconómico
ASPAIN 11 ASESORES FINANCIEROS EAFI
¿Qué Dice Krugman de la Crisis de los Emergentes?
por Carlos Montero •Hace 5 horas
Con todo lo que ocurre en el mundo, lo último que necesitábamos era una nueva crisis económica en un país ya sacudido por la agitación política. Es cierto que los efectos secundarios directos de Turquía, con una economía del tamaño de Los Angeles, no será grande. Pero estamos oyendo la temida palabra "contagio". El tipo de contagio que una vez provocó una crisis en Tailandia que se propago a través de Asia. También el tipo de suceso que causó que la crisis en Grecia se propagara a través de Europa. Y ahora los inversores temen que los problemas de Turquía puedan extenderse a los mercados emergentes de todo el mundo.
"Es, en muchos sentidos, una historia familiar", dice el premio Nobel Paul Krugman en un artículo en The New York Times. "Pero esa es la parte que lo hace tan inquietante: ¿Por qué seguimos sufriendo estas crisis? Y esta es la clave: Los intervalos entre crisis parecen ser cada vez más cortos, y las consecuencias de cada crisis parecen ser peores que las anteriores. ¿Qué está pasando?", dice Krugman.
Antes de llegar a Turquía, el premio Nobel realiza un breve repaso de las crisis financieras mundiales.
Para la generación después de la Segunda Guerra Mundial, el sistema financiero mundial estaba, para los estándares modernos, libre de crisis probablemente porque la mayoría de los países impusieron restricciones a los flujos transfronterizos de capital, por lo que los préstamos y los préstamos internacionales estaban limitados. A finales de 1970, sin embargo, la desregulación y el aumento de la agresividad bancaria condujo a un aumento de fondos hacia América Latina, seguido de lo que se conoce en el mercado como una "parada repentina" en 1982 - y una crisis que provocó una década de estancamiento económico.
América Latina volvió a crecer finalmente (aunque México tuvo una recaída desagradable en 1994), pero, en la década de 1990 se desarrolló en Asia una versión más grande de la misma historia: flujos de dinero enormes seguido de una parada repentina e implosión económica. Algunas de las economías asiáticas se recuperaron rápidamente, pero la inversión nunca se recuperó, y tampoco lo hizo el crecimiento.
Más recientemente, sin embargo, se ha producido otra versión de la misma historia, esta vez dentro de Europa, con una oleada de dinero que fluyó a España, Grecia y Portugal, y que después derivó en una parada repentina y una debacle económica.
Como se ha dicho anteriormente, aunque el esquema de la historia sigue siendo el mismo, los efectos siguen empeorando. La producción real cayó un 4 por ciento durante la crisis de 1981-1983 de México, cayó un 14 por ciento en Indonesia desde 1997 hasta 1998, y ha caído más de un 23 por ciento en Grecia.
Así que la pregunta clave es, ¿se está gestando una crisis aún peor?
Los fundamentales son ligeramente tranquilizadores. Turquía, en particular, tiene una baja deuda pública, y si bien las empresas han recibido muchos préstamos del exterior, la situación financiera global no se ve tan mal. Pero cada crisis anterior desafió las optimistas expectativas. Y las mismas fuerzas que provocaron la entrada masiva de dinero en Turquía, también hacen que la economía mundial sea en su conjunto altamente vulnerable.
Usted puede o no puede haber oído que hay un gran debate entre los economistas acerca de si nos enfrentamos a un "estancamiento secular". ¿Qué es eso? Bueno, una forma de describirlo es como una situación en la que la cantidad de personas que quieren ahorrar supera el volumen de las inversiones que merecen la pena.
Cuando eso es cierto, usted tiene uno de estos dos resultados. Si los inversores están siendo cautos y prudentes, estamos colectivamente tratando de gastar menos de nuestros ingresos, y puesto que mis gastos son sus ingresos y sus gastos son mis ingresos, el resultado es una caída persistente.
Alternativamente, los agitados inversores - frustrados por los bajos rendimientos obtenidos - pueden engañarse a sí mismos, invirtiendo dinero en proyectos mal concebidos, ya sean préstamos subprime o elevando los flujos de capital a los mercados emergentes. Esto puede impulsar a la economía por un tiempo, pero al final los inversores tendrán que enfrentarse a la realidad, el dinero se agotará y seguirá el sufrimiento.
Si esta es una buena descripción de nuestra situación, y creo que lo es, ahora tenemos una economía mundial destinada a subir y bajas entre las burbujas y la depresión. Y ese no es un pensamiento alentador cuando vemos lo que parece ser un estallido de la burbuja de los mercados emergentes.
El punto más importante es que Turquía no es realmente el problema; ni Sudáfrica, Rusia, Hungría, la India, y ningún país emergente que esté en una situación difícil ahora. El verdadero problema es que las economías ricas del mundo - los Estados Unidos, la zona del euro, y países más pequeños, también - no han conseguido solucionar sus propias debilidades subyacentes. La más obvia, ante un sector privado que quiere ahorrar demasiado e invertir muy poco, hemos aplicado políticas de austeridad que profundizan las fuerzas de la depresión. Peor aún, todo indica que, al permitir que el desempleo se propague, estamos deprimiendo nuestras perspectivas de crecimiento de corto y largo plazo, lo que reducirá aún más la inversión privada.
Ah, y gran parte de Europa ya está en riesgo de una trampa deflacionaria al estilo japonés. Una crisis de los mercados emergentes podría, muy plausiblemente, convertir ese riesgo en realidad.
Así que Turquía parece estar en serios problemas - y China, un jugador muy grande, también parece un poco inestable. Pero lo que hace que estos problemas den miedo, es la debilidad subyacente de las economías occidentales, una debilidad que se incrementó por las malas políticas.”