por admin » Jue Jun 19, 2014 6:17 am
Expatriados estadounidenses: adiós a la ciudadanía y a los impuestos
Patricia Moon, quien vive en Canadá, renunció a su ciudadanía estadounidense hace dos años. Philip Cheung for The Wall Street Journal
Patricia Moon nació en Dayton, Ohio, Estados Unidos, en una familia descendiente de Quakers que se establecieron en el Nuevo Mundo antes de la revolución estadounidense.
De joven, Moon se enamoró de un canadiense y se mudó a Toronto. La ama de casa de 59 años, que aún visita EE.UU. para ver a familiares, afirmó que se siente estadounidense en sus huesos, incluso tras tres décadas fuera del país.
Sin embargo, a pesar de sus raíces profundas, hace dos años Moon fue a un consulado de EE.UU., levantó su mano derecha y recitó un juramento de renuncia a su ciudadanía estadounidense. Luego, dijo: "Lloré muchísimo".
Moon forma parte de una cantidad récord de estadounidense que están cortando sus lazos. Oficinas de EE.UU. en el extranjero reportaron que 1.001 ciudadanos de ese país y poseedores de residencia permanente (Green card) han renunciado a su ciudadanía en los tres primeros meses del año, según Andrew Mitchel, un abogado en Centerbrook, estado de Connecticut, que analiza datos del Departamento del Tesoro de ese país. Esa cifra pone a 2014 camino a superar el total del año pasado de 2.999 personas que renunciaron a su nacionalidad, dijo, que fue la mayor cantidad desde que el gobierno comenzó a revelar los datos.
Según expertos, el éxodo es impulsado en parte por una campaña que lleva cinco años en EE.UU. para encontrar cuentas no declaradas de estadounidenses en otros países.
Desde 2009, la campaña del gobierno recolectó más de US$6.000 millones en impuestos, intereses y penalidades de más de 43.000 contribuyentes estadounidenses. Investigadores federales han procesado a más de 100 personas, incluido el prominente caso de Ty Warner, el inventor de Beanie Babies, quien el año pasado se declaró culpable de evasión fiscal que implicaba cuentas secretas en Suiza.
La campaña fiscal también afectó a muchos estadounidenses de ingresos medios que viven en el extranjero, lo que llevó a algunos a renunciar a su ciudadanía. Mientras las personas que adoptan esta medida no quedan exentas de impuestos correspondientes a años previos, no quieren arriesgarse a incurrir en altos gravámenes y penalidades por ellos y sus hijos en los próximos años, dicen los expertos. Casi 8.000 contribuyentes estadounidenses renunciaron a su ciudadanía en los últimos cinco años, según Mitchel, comparado con menos de 5.000 en la década previa.
"El aumento se debe a cambios actuales y futuros en la ley impositiva y su cumplimiento", sostuvo Freddi Weintraub, abogada de la firma Fragomen especializada en ley inmigratoria. Weintraub señaló que las consultas sobre expatriación relacionadas con impuestos se triplicaron en los últimos años.
Moon, por ejemplo, temía que la agencia recaudadora de impuestos de EE.UU. (IRS) pudiera cobrarle a su familia casi medio millón de dólares en penalidades sobre ahorros y cuentas corrientes no declaradas, aunque, aseguró, las cuentas nunca tuvieron más de US$102.000, no fueron ocultadas de forma intencional y no debían impuestos en EE.UU. "Temía que tuviéramos que sacar dinero de nuestras cuentas para la jubilación y vender nuestra casa", dijo.
Expertos afirman que la campaña de EE.UU. podría afectar a millones de estadounidenses como Moon: personas que no son realmente ricas, pagan impuestos en su país anfitrión y quienes aseguran que no buscaban evadir impuestos estadounidenses.
"Llegamos al punto donde ciudadanos estadounidenses de clase media en el extranjero son obligados a renunciar, en especial si tienen activos y se acercan a la jubilación, debido a impuestos, papeleo y la posibilidad de enormes penalidades", dijo John Richardson, un abogado de Toronto con doble nacionalidad de EE.UU. y Canadá. Junto a Moon ayudan a dirigir un grupo sin fines de lucro que busca evitar que Canadá comparta información privada sobre cuentas con autoridades estadounidenses.
A medida que la información se extiende, es probable que más estadounidenses consideren entregar su ciudadanía. El Departamento de Estado estima que hay 7,6 millones de estadounidenses que viven fuera de su país, pero sólo una fracción presenta los formularios financieros requeridos.
Mark Mazur, el secretario asistente del Departamento del Tesoro para política fiscal, afirmó que las nuevas medidas del gobierno buscaban ayudar a asegurarse de que todos los contribuyentes paguen lo que deben "a pesar de dónde vivan". Agregó que trabaja con el Congreso y el IRS para mejorar el sistema.
Funcionarios de EE.UU. lanzaron su campaña luego de que el gigante bancario suizo UBS AG UBSN.VX -0.52% admitiera en 2009 que ayudó a estadounidenses adinerados a esconder dinero fuera de su país. Para evitar cargos criminales, el banco pagó US$780 millones a EE.UU. y entregó información sobre más de 4.400 cuentas.
En mayo, Credit Suisse Group CSGN.VX -0.81% se declaró culpable de cargos similares y acordó pagar US$2.600 millones.
Luego de las revelaciones de UBS, funcionarios de EE.UU. anunciaron que comenzarían a hacer cumplir las reglas fiscales.
A diferencia de otros países desarrollados, el gobierno estadounidense les cobra impuestos a sus ciudadanos sobre ingresos que obtienen en cualquier lugar del mundo, e incluyen a sus hijos nacidos en otros países.
A menudo las violaciones no se relacionan con impuestos sobre salarios: la ley deja exentos a unos US$100.000 de ingresos al año. Los errores más comunes suelen involucrar a estadounidenses que no presentan un formulario llamado Foreign Bank Account Report, o Fbar. Según la norma, los estadounidenses deben presentarla si tienen una o más cuentas en el extranjero por más de US$10.000 durante un año. Las penalidades pueden ascender a 50% del mayor valor de la cuenta para cada año si no se presentó el formulario.