por admin » Vie Ago 15, 2014 5:03 pm
Cuando la ansiedad favorece a los mercados
Los altos precios de las acciones y las tensiones globales están generando nerviosismo entre los inversionistas. Paradójicamente, eso podría ser bueno para los mercados, afirman algunos estrategas bursátiles.
"Cuando todos piensan que la situación está mal, ahí es cuando usted querrá comprar", dice Savita Subramanian, estratega jefe de renta variable de Bank of America Merrill Lynch. "Cuando todos son optimistas usted querrá vender".
Históricamente, los mercados suelen derrumbarse cuando la euforia conduce a una inversión temeraria, como sucedió antes de los colapsos de 2000 y 2008. Es menos común que los mercados caigan de forma pronunciada cuando los inversionistas actúan con cautela.
Después de algunas fluctuaciones, el Promedio Industrial Dow Jones lleva un descenso de casi 2,5% desde su récord de 17.138,20 puntos, registrado el 16 de julio. El jueves, avanzó 0,37% a 16.713,58 puntos. En lo que va del año, ha subido sólo 0,82%, pero desde sus mínimos de 2009 acumula un incremento de 154%.
El índice Russell 2000, que agrupa a empresas de baja capitalización, se encuentra 5,4% por debajo de su récord, alcanzado en marzo. A principios de este mes, estaba casi 8% a la baja.
Los niveles de nerviosismo han aumentado desde el segundo trimestre de 2013, cuando la Reserva Federal indicó que reduciría el estímulo que ha sostenido los mercados desde 2008.
Inversionistas profesionales como fondos de pensiones, empresas de seguros y fondos de cobertura han reducido sus posiciones en renta variable desde el anuncio de la Fed, según datos del gobierno estadounidense, y se han volcado a los bonos del Tesoro. La deuda estadounidense a 10 años rendía 2,405% al cierre del jueves, cerca de su nivel más bajo en más de un año (los rendimientos bajan cuando los precios suben). Los gestores de fondos están enviando a sus clientes informes sobre la posibilidad de que se geste una burbuja de acciones.
Para protegerse de posibles declives, la gente está comprando opciones a un mayor ritmo que en cualquier momento de este año, señala Phil Roth, un analista de mercado independiente. Son señales de precaución, no euforia. Su conclusión es que el mercado bursátil "no muestra una considerable vulnerabilidad en este momento". Si los inversionistas se vuelven demasiado optimistas en los próximos meses, explica, podría dar lugar a una venta generalizada de acciones, pero no cree que se produzca un descenso pronunciado ahora.
Según un indicador que Merrill sigue desde 1984, cuando esa referencia se ubicó en su nivel actual las acciones subieron 98% de las veces, dice Subramanian. El indicador está basado en los consejos ofrecidos por estrategas de Wall Street como Subramanian. Desafortunadamente, los consejos de Wall Street suelen indicar lo contrario.
Cuando las estrategias de inversión apuestan a una gran alza, normalmente es una señal de optimismo excesivo y las acciones suelen tener un mal desempeño. Cuando los estrategas son muy pesimistas, a las acciones en general les va bien.
Actualmente, los analistas recomiendan que los inversionistas mantengan sólo 51% de su dinero en acciones, muy por debajo del promedio de 60% que aconsejaron en los últimos 15 años. Antes de que las acciones empezaran a colapsar en 2007, la recomendación había alcanzado un máximo de 66%. Para Merrill, una recomendación promedio por debajo de 54% es una señal de que hay que comprar.
Este indicador actualmente pronostica un aumento de 22% en los próximos 12 meses. Subramanian proyecta que suba la mitad de eso, pero el indicador le ha generado dudas. De todos los que sigue, éste fue el único que vaticinó correctamente un avance de 30% del S&P 500 el año pasado.
Merrill además hace un seguimiento de la exuberancia de los gestores de dinero, que también se muestran pesimistas. Sondeos muestran que los gestores de fondos tienen 5% de sus activos en efectivo, el nivel más alto desde junio de 2012. Hace un mes, se ubicaba en 4,5%.
Los datos de fondos mutuos, en tanto, indican el mismo pesimismo. Sus tenencias de acciones cuyo desempeño depende de un fuerte crecimiento económico se encuentran en su nivel más bajo desde 2009, señala Merrill.
Por supuesto, la historia no es un pronosticador perfecto. La presente es una era excepcional en la que las acciones dependen en gran medida del respaldo de la Fed, por lo que los antecedentes podrían ser menos útiles de lo normal.
Asimismo, pese a todas las señales de nerviosismo, aún hay exceso en algunas partes del mercado, como las acciones de redes sociales, las empresas biotecnológicas y los bonos chatarra, sostiene Jason Pride, director de estrategia de inversión en Glenmede Trust, que supervisa US$26.000 millones en activos. Él también cree que el mercado en general subirá, pero que las acciones podrían seguir en caída. Si ocurre esto, siempre hay un peligro de que los inversionistas que han realizado grandes apuestas con dinero prestado vendan no sólo las acciones riesgosas, sino también otras posiciones. Eso llevaría a muchos títulos a la baja.
Roth añade que las encuestas realizadas a operadores de futuros y autores de boletines sugieren que algunos inversionistas aún son muy optimistas. Si entraran en pánico, sus ventas podrían golpear a todo el mercado.
A otros les preocupa que las valuaciones estén por encima del promedio a largo plazo y ven señales de complacencia. El CBOE Volatility Index, o VIX, que también se conoce como el indicador del miedo, se encontraba en 12,42 puntos el jueves, muy inferior a su promedio histórico de 20. El actual mercado alcista, que lleva 1.983 días, es el cuarto más largo hasta la fecha.
La firma de Pride se ha distanciado de las acciones sensibles a los vaivenes de la economía y ha aumentado sus posiciones en empresas que pagan dividendos o venden productos básicos. También trasladó dinero de activos como bonos chatarra a acciones extranjeras, las cuales cree tienen precios más atractivos. La situación más probable es que las acciones de EE.UU. suban gradualmente, agrega Pride. No obstante, considera que el riesgo de una caída es mayor que la probabilidad de una gran alza.