El precio del petróleo magnifica las complicaciones de Petrobras
Lo único menos predecible que el resultado de las elecciones presidenciales del domingo pasado en Brasil es el pronóstico de Goldman Sachs para el precio del crudo.
El fin de semana, Petróleo Brasileiro SA recibió golpes de ambos frentes, y el lunes volvió a sufrir en la sa. Desde el 2 de septiembre, el valor de mercado de la petrolera estatal brasileña ha caído US$69.000 millones, casi el equivalente a toda la capitalización bursátil de la estadounidense Occidental Petroleum.
El primer golpe fue la reelección el domingo de Dilma Rousseff en una reñida carrera presidencial. Los inversionistas habían abrigado la esperanza de que su oponente saliera victorioso.
El optimismo generado por el descubrimiento en Brasil de vastas reservas en altamar ha sido socavado por los requerimientos locales que han echado por la borda los presupuestos de desarrollo. Por otra parte, Petrobras ha tenido que absorber las pérdidas de comprar crudo a precios globales para luego venderlo a precios regulados más bajos en casa. Entre 2006 y 2013, su deuda neta se multiplicó por más de 11 veces, según S&P Capital IQ. El resultado de los comicios presidenciales augura cambios mínimos en la política nacional.
El mismo día, Goldman Sachs le atestó el segundo golpe, al recortar considerablemente su pronóstico para el crudo Brent, el precio de referencia internacional, tan sólo 10 días después de decir que se sentía “constructivo” sobre los precios a corto plazo. Lo que es peor, Goldman ahora ve un precio a largo plazo de apenas US$90. Ese es un gran problema para Petrobras, debido a que ha hundido miles de millones de dólares que tomó prestado en el desarrollo de barriles para producción futura. Morgan Stanley estima que los costos marginales en los campos brasileños van desde alrededor de US$75 el barril hasta más de US$100.
Aunque una caída en los precios globales del petróleo debería aliviar parte de las pérdidas de Petrobras en refinación, el efecto sigue siendo negativo. UBS estima que, incluso contando algunos beneficios, un precio Brent de entre US$80 y US$90 reduce el valor neto de los activos de la empresa en entre 20% y 40%.
Este cálculo tiene implicaciones mayores. Las estimaciones de un precio de crudo inferior a largo plazo reducen el incentivo de desarrollar nuevos campos.
El pronóstico más reciente a mediano plazo de la Agencia Internacional de Energía prevé que entre 2013 y 2020 Brasil aportaría 16% del crecimiento en el petróleo que producen los países que no pertenecen a la OPEP. Esa previsión ahora podría tener que reducirse, lo que empeoraría aún más el panorama para la atribulada economía de Brasil.
Los inversionistas se han concentrado en su mayoría en la resiliencia de la producción de crudo de esquisto de Estados Unidos para reducir los precios del petróleo. Deberían, en cambio, considerar países como Brasil, Venezuela y Rusia, donde la dependencia del gobierno del sector añade sus propios riesgos impredecibles. A la larga, en lugar del esquisto, las turbulencias políticas podrían ser el mecanismo que le dé equilibrio al mercado petrolero.