por admin » Mié Nov 19, 2014 11:50 pm
El caso de Petrobras ensombrece el nuevo mandato de Rousseff
Dilma Rousseff fue reelecta por otro período de cuatro años en una reñida segunda vuelta en octubre. AP
BRASÍLIA—Un escándalo de presunta corrupción en la mayor empresa de Brasil amenaza la capacidad de la presidenta Dilma Rousseff para gobernar la mayor economía de América Latina.
La policía ha arrestado a ex ejecutivos de Petróleo Brasileiro SA como parte de su investigación de supuestas manipulaciones de precios de contratos y sobornos en la petrolera estatal. Algunos ejecutivos han llegado a acuerdos con los fiscales, dicen autoridades. En testimonios que la prensa local dice que le fueron filtrados, algunos ejecutivos han implicado a políticos de alto rango, entre ellos varios del oficialista Partido de los Trabajadores.
No se han presentado cargos. Los políticos han negado cualquier delito.
De todas formas, los acontecimientos parecen envalentonar una oposición que en las últimas elecciones ganó más escaños en el Congreso que empezará a legislar en enero. La oposición ha pedido investigaciones más profundas sobre la administración de Petrobras y los lazos políticos que amenazan con bloquear proyectos de ley que el gobierno impulsa.
Las acusaciones a Petrobras alimentan un “ánimo opositor” en el Congreso, dijo Ricardo Caldas, un politólogo de la Universidad de Brasília.
La oficina de la presidencia no respondió un pedido de comentario.
El martes, los aliados del gobierno en el Congreso trataron de minimizar cualquier riesgo político.
Debido al escándalo de Petrobras, “el diálogo con la oposición no será fácil, pero al final prevalecerá el sentido común”, dijo el senador José Pimentel, el líder del gobierno en el Congreso.
Los fiscales alegan que ejecutivos de Petrobras nombrados por el gobierno recibieron sobornos de los proveedores y contratistas de la petrolera. Los empleados luego transfirieron parte del dinero a partidos políticos, dicen los fiscales. La prensa local, citando informes filtrados de ejecutivos de Petrobras, dicen que los partidos habrían utilizado el dinero para financiar campañas electorales.
Algunos de los supuestos delitos ocurrieron cuando Rousseff fue ministra de Minas y Energía durante el gobierno de su predecesor, Luiz Inácio Lula da Silva. Rousseff también fue presidenta del directorio de Petrobras. Ni ella ni da Silva han sido acusados.
Rousseff ya ha admitido que fondos públicos fueron desviados de la empresa y prometió colaborar con todas las investigaciones.
Los sucesos también parecen complicar la tarea de la presidenta de seleccionar un nuevo gabinete para cuando asuma su segundo mandato el 1 de enero, tras su cerrada victoria en la segunda vuelta de octubre que la dejará en el poder por cuatro años más.
Rousseff quiere evitar nombrar a alguien que pueda luego pasar a engrosar la cada vez más larga lista de sospechosos, dijo Murillo de Aragão, fundador de Arko Advice, una firma de análisis político en Brasília.
“No se trata solo de a quién elige como ministro, sino también quién hace la recomendación”, dijo Aragão.
Mientras Rousseff “se toma su tiempo, la situación se agrava”, agregó. “Retrasa el restablecimiento de la credibilidad en la economía (y su) capacidad de gobernar depende de eso”.
La tarea de la líder brasileña se complica aún más por el hecho de que su gabinete está conformado por 39 ministros, y esos puestos de alto rango usualmente son repartidos entre los partidos políticos a cambio de su apoyo en el Congreso.
Rousseff ya ha dicho que nombrará un nuevo ministro de Hacienda para suceder a Guido Mantega, quien ha anunciado su jubilación.
La situación eleva la incertidumbre en tiempos de crecimiento económico magro y un rápido aumento de los precios. Se prevé que el Producto Interno Bruto de Brasil crezca solo 0,2% este año, según un sondeo del banco central a economistas. La tasa de inflación de 12 meses supera la meta de la institución de entre 2,5% y 6,5%.
El gasto del gobierno se eleva más rápidamente que sus ingresos, lo que ha provocado el deterioro del perfil fiscal de Brasil y crecientes dudas sobre la capacidad del país de mantener su calificación de grado de inversión.
El escándalo de Petrobras se suma a la creciente lista de problemas de Rousseff. Dada la notable lentitud con la que opera el poder judicial en Brasil, el tema podría prolongarse como una distracción hasta bien entrado el segundo mandato de la presidenta.
“Agotará mucha de la energía y desgastará su popularidad”, dijo el analista político Humberto Dantas, añadiendo que el caso también debilita la posición de Rousseff ante el Congreso. “Incluso los aliados políticos podrían aprovechar y elevar sus demandas a la presidenta”.
—Edla Lula contribuyó a este artículo