por admin » Jue Dic 18, 2014 10:53 pm
La crisis rusa, una historia diferente a la de 1998
Habitantes rusos compran electrodomésticos en una tienda en Moscú. Últimamente, el rublo ha caído más rápido que el petróleo. European Pressphoto Agency
MOSCÚ—La moneda de Rusia atraviesa su tercer colapso en menos de dos décadas. Ahora, la pregunta es si la actual crisis del rublo se propagará a otras partes del mundo o si Rusia logrará contenerla dentro de sus fronteras.
No sería la primera vez que una crisis rusa contagia al resto mundo. Después del derrumbe del rublo en 1998, Moscú no sólo declaró la cesación de pagos de sus bonos, sino que anunció que las empresas rusas tampoco pagarían sus deudas. Los bancos occidentales quedaron abandonados a su suerte y Rusia pasó a ser un país paria en los mercados de capitales.
Rusia trató mejor a sus acreedores en la crisis financiera de 2008. Para ese entonces, había acumulado inmensas reservas en moneda extranjera. Utilizó un tercio de ellas para apuntalar el rublo y permitir que las empresas del país siguieran pagando sus obligaciones. Rusia sufrió una gran recesión el año siguiente, pero su capacidad de pago quedó casi intacta.
“Ya se ha producido algún contagio” de los actuales problemas en Rusia a través de un mayor temor de los inversionistas en los mercados emergentes, señala Peter Halloran, presidente ejecutivo de la empresa neoyorquina Pharos Financial Group. Los inversionistas han vendido esta semana acciones, bonos y divisas de las economías en desarrollo.
En Estados Unidos, a su vez, los precios del trigo se dispararon el miércoles a sus niveles más altos de los últimos siete meses ante la especulación de que las exportaciones rusas caerán luego de que un alza en los precios de los alimentos llevara al gobierno a restringir sus normas de exportación.
El alcance de la crisis, no obstante, es un problema más profundo y más complejo que lo que pueda indicar un estado financiero. Rusia todavía tiene gigantescas reservas en moneda extranjera, que en estos momentos ascienden a US$400.000 millones y son las segundas mayores del mundo, dinero suficiente para frenar la caída del rublo y apuntalar los mercados en el futuro cercano.
Lo que es materia de debate, sin embargo, es si el presidente Vladimir Putin, quien combate las sanciones de Occidente, está dispuesto a usar las reservas para aplacar a los acreedores. Putin ha sugerido que el doble golpe que han sufrido los mercados rusos —el colapso del precio del petróleo junto con las sanciones de Europa y EE.UU.— son un complot de Occidente para debilitar a Rusia.
En respuesta a las sanciones, ha dado instrucciones a sus lugartenientes para que se preparen para un período de aislamiento de Occidente, un acontecimiento que podría influir en su decisión de pagarles a los acreedores occidentales y contener la crisis financiera.
“Todos discuten hasta el cansancio si el banco central ruso está manejando bien el rublo, pero no creo que ese sea el tema”, afirma Christopher Granville, director ejecutivo de la firma londinense de estudios de mercados emergentes Trusted Sources. “Las sanciones son el motor fundamental en este caso. Son un garrote alrededor del cuello de la economía rusa”.
Al igual que durante la crisis de 1998, el colapso del rublo este año ha sido producto del desplome en los precios del petróleo. Pero ahí terminan las similitudes.
En 1998, las arcas del gobierno ruso estaban en la ruina y el presupuesto dependía de los créditos del Fondo Monetario Internacional y de la emisión de bonos, la mayoría de los cuales eran a corto plazo.
Hoy, en cambio, Rusia tiene un superávit fiscal y muy poca deuda. Tras el derrumbe del rublo esta semana, el banco central contaba con suficientes reservas en moneda extranjera para comprar la totalidad de los depósitos en rublos en el país y quedar con unos US$100 millones en sus bolsillos, dice Charles Robertson, economista jefe de Renaissance Capital, en Londres.
Últimamente, el rublo ha caído más rápido que el petróleo, lo que indica que las finanzas del gobierno ruso no son la única preocupación de los mercados.
Inversionistas en Rusia dicen que la veloz devaluación del rublo se debe a las dudas en torno al propio Putin y un curso político que parece cada vez más errático.
Si bien la anexión de Crimea y el apoyo a los rebeldes prorrusos en Ucrania han sido medidas populares en el país, la élite rusa ha estado preocupada por el distanciamiento con Occidente y el arresto en septiembre de un destacado oligarca, que es acusado de lavado de dinero. Los ejecutivos de la banca resaltan que los depositantes rusos de alto patrimonio han mostrado una mayor disposición a trasladar sus depósitos de rublos a dólares.
En medio de la ola de ventas, las reservas en moneda extranjera tal vez no sean tan grandes como se cree, dice Halloran, de Pharos Financial Group. Las sanciones económicas de Occidente obligan a Rusia a utilizar sus reservas en moneda extranjera para muchos fines que no son habituales. El endeudamiento corporativo se ha disparado en los últimos años y la deuda externa de las empresas rusas en eurobonos asciende a los US$200.000 millones.
Las sanciones marginan a algunas de estas compañías de los mercados financieros, con lo que su deuda tiene que ser financiada en forma interna, dice Halloran.
A Halloran le preocupa que Putin, ante la escasez de recursos, ahonde el aislamiento de Rusia. “No sería un hecho sin precedentes, cuando un país se vuelve más autoritario, que se niegue a pagar sus deudas”.