por admin » Lun Feb 02, 2015 8:50 am
Aplicaciones útiles y convenientes destacarán el reloj de Apple
Todd Dipaola, presidente ejecutivo de inMarket, que está creando aplicaciones para el Apple Watch. Andrew Hinderaker para The Wall Street Journal
He visto algunas de las aplicaciones que serán lanzadas para el Apple Watch cuando saga a la venta en abril, aunque en simulación, y algunas son extraordinarias. Junto con los detalles que Apple ha revelado sobre cómo funcionará el reloj, me convencieron de que este dispositivo será una plataforma de lanzamiento para la próxima ola de startups de tecnología de consumo de miles de millones de dólares.
Compare eso con las predicciones de muchos expertos de que el reloj será un fracaso o se venderá poco. Otros, como los analistas detrás de un informe que publicó Morgan Stanley MS -1.63% en noviembre, son tan optimistas que proyectan que se venderán 30 millones de unidades en su primer año, lo que aumentará el valor de Apple en más de 10% y sumará más de US$50.000 millones a su capitalización de mercado.
Apple ya ha revelado el reluciente reloj, con funciones que pueden ser personalizados, y al ser Apple se puede asumir que lanzará hardware del mejor.
Sin embargo, las aplicaciones son mucho más importantes para el éxito o fracaso del reloj. Apple ya cuenta con el mayor grupo de desarrolladores, que en conjunto generaron US$10.000 millones en ingresos en la App Store en 2014, según Apple.
Así que no debería sorprender que cientos de empresas, incluidos gigantes como Facebook FB -2.68% y Twitter, TWTR +2.32% se apresuren para tener listas aplicaciones para el reloj el día de su lanzamiento. Esto sólo es posible porque en noviembre Apple les dio a los desarrolladores acceso anticipado al llamado kit de desarrollo de software usado para crear aplicaciones para el Apple Watch.
Imagínese caminar por una tienda de alimentos con una lista de compras en su reloj, que sabe su ubicación de forma tan precisa que puede trazar una ruta dentro de la tienda, ahorrándole la frustración de deambular entre los pasillos mientras busca lo que necesita.
O imagínese tener toda Wikipedia en una aplicación que le avisa discretamente sobre sitios de interés cuando camina por la ciudad.
Ambos son ejemplos de tecnología que ya es posible en su teléfono. Sin embargo, lo importante para que se adopte una tecnología no es que sea posible para el usuario, sino que sea fácil.
Para usar una analogía histórica, el cambio a lo móvil es uno de los motivos por los que los mensajes suplantaron al e-mail. El correo electrónico fue un producto de un grupo particular de comportamientos, como sentarse frente a una computadora en un momento dado y dedicarle la suficiente atención a responder. BlackBerry BB.T -0.08% convirtió el e-mail en algo parecido a los mensajes y los smartphones de pantalla táctil dejaron en evidencia que el correo electrónico en sí era un anacronismo, apenas un conducto entre muchos para lo que se ha convertido en comunicación en tiempo real.
Considere la misma secuencia de eventos para información contextual, es decir, alertas entregadas a cierta hora y lugar, como recordatorios. Nuestros teléfonos suenan, los sacamos de nuestros bolsillos o carteras, leemos una alerta instantánea, deslizamos el dedo para desbloquearlos, esperamos una fracción de segundo para que se abra una aplicación y luego realizamos una acción que podría haber sido diseñada para cuando uno dispone de más tiempo libre y atención que los que tenemos en ese momento, si estamos en la calle u ocupados con otra cosa. Toda esa fricción es un motivo, sospecho, por el que las redes sociales basadas en la ubicación, como Foursquare, nunca levantaron vuelo.
No obstante, al igual que el software del Android Wear de Google, GOOGL +4.74% el Apple Watch comprime todas esas acciones en lo que la empresa llama una “mirada rápida”. El reloj vibra, y cuando lo miramos se ve un solo mensaje corto. Apple va más allá que el Android Wear y ofrece una “mirada larga” que se activa cuando el reloj detecta que lo estamos viendo por más tiempo.
La mirada larga puede mostrar contenido, incluidos fotos y texto, y más botones que nos permiten realizar otras acciones. Por otro lado, con sólo tocar la pantalla puede aparecer cualquier otra tarjeta o aplicación, que nos adentra en sus contenidos. Así, información de contexto apropiada puede aparecer en nuestra muñeca en un instante, y su profundidad puede variar según la atención del usuario.
De este modo, los electrónicos para usar sobre el cuerpo tienen el potencial de convertir todo el modelo de interacción basado en notificaciones instantáneas en algo muy conveniente, lo que aumenta la cantidad de contextos en los que querremos recibir esas notificaciones y el ritmo al que podemos consumirlas.
El resultado, según lo que he visto, es que la tecnología nos permite tanto comunicarnos como consumir no sólo la web sino también el espacio físico. Desde hace mucho el sueño de los expertos en informática, esta “realidad aumentada” es a lo que Google apuntó cuando concibió su Google Glass, que no tuvo éxito.
Este cambio de comportamiento es posible gracias a una nueva tecnología llamada iBeacon, que le permite a un Apple Watch triangular su ubicación en cuestión de centímetros dentro de un edificio equipado adecuadamente.
InMarket, que fue el primero en llevar la tecnología iBeacon de Apple a las tiendas de Estados Unidos, cuenta con más de 32 millones de usuarios activos al mes, según comScore. La tecnología de inMarket ya puede mostrarles a los minoristas precisamente en qué lugares de la tienda estuvo el cliente. Conectar eso con lo que saben que compró el cliente les da a los minoristas algo parecido a la versión del mundo real de los datos analíticos de la web que usa Amazon para vendernos más productos.
En tanto, en Esri, una empresa de software de mapas, la desarrolladora Amber Case piensa en una interfaz para Wikipedia que se active con la ubicación del usuario, así como un nuevo producto que sería un “Twitter para datos basados en la ubicación”.
Aunque muchos han destacado el software de pagos del Apple Watch y sus funciones de monitoreo de la salud, su capacidad de conectarnos con lo que nuestros teléfonos saben sobre dónde estamos y qué estamos haciendo —aumentando nuestra realidad con otra capa de datos— me hace pensar que podría causar un cambio profundo en el comportamiento de sus usuarios. Como ilustró Apple con el iPhone, los cambios en lo que nos parece fácil y agradable son los que generan cambios en nuestros hábitos y normas sociales. Y esos son los cambios que crean oportunidades reales para la próxima startup de miles de millones de dólares.