por admin » Jue Abr 16, 2015 6:36 am
La encrucijada de los cristianos en Medio Oriente: escapar o unirse a sus antiguos verdugos
AL-QAA, Líbano—Hace tres décadas, agentes sirios vestidos de civil pasaban de casa en casa en este pueblo fronterizo en busca de jóvenes cristianos, los cuales fueron secuestrados y asesinados durante un capítulo ampliamente conocido de la guerra civil de Líbano.
Los cerca de 2,000 cristianos del pueblo ahora se están poniendo del lado del mismo régimen sirio al que culpan de la llamada masacre de 1978.
Esto se debe a que a unos cuantos kilómetros de distancia, cientos de extremistas islámicos vinculados a al Qaeda y el Estado Islámico acechan la porosa región fronteriza que separa a Líbano de Siria. Entre los militantes y el pueblo se encuentran las tropas libanesas que reciben ayuda de la milicia chiita de libanesa Hezbolá, cuyos hombres también están luchando por el presidente sirio Bashar al-Assad.
“Si, prefiero al régimen sirio que a estos grupos terroristas”, afirmó una residente de 45 años de Al-Qaa, pero es una decisión “entre lo amargo y lo más amargo”.
Aquí y en todo Medio Oriente, muchos cristianos, bajo ataque y sin la protección de Estados estables, enfrentan decisiones difíciles ante los agudos conflictos sectarios de la región.
Algunos están tomando partido, otros están tomando las armas. En Irak y Siria, por ejemplo, los cristianos luchan junto con los kurdos contra el Estado Islámico, o también conocido como ISIS por sus siglas en inglés, a pesar de que algunos cristianos acusan a los kurdos de tratar de incorporarlos a ellos y a sus tierras a los territorios que controlan.
Solados libaneses protegen la iglesia de Al—Qaa durante el Domingo de Ramos.
Aunque tanto cristianos como musulmanes sufren del extremismo violento que envuelve a la región, los riesgos y consecuencias son distintos, anotó el reverendo Fadi Daou, un sacerdote libanés maronita y profesor de teología cristiana.
En Líbano e Irak, los musulmanes chiitas dependen de Hezbolá y otras milicias respaldas por Irán. Los musulmanes sunitas, aunque amenazados por las fuerzas chiitas, constituyen la mayoría de la región y son respaldados por insurgentes, dijo el padre Daou.
Mientras tanto, los cristianos en Líbano —considerados durante mucho tiempo como los más fortalecidos y firmes de la región— “son 10 veces más débiles de lo que eran en 1975”, expresó el padre Daou, que también es presidente de Adyan, una organización respaldada por Occidente que promueve la diversidad cultural y religiosa en todo Medio Oriente.
El puesto simbólico de presidente en Líbano, que debe ser ocupado por un cristiano según el sistema de distribución de poder sectario del país, ha estado vacante por casi un año.
Pocos cristianos en Líbano, señaló el padre Daou, creen que pueden reproducir lo que hicieron al inicio de la guerra civil libanesa hace 40 años cuando se organizaron en milicias para combatir a los musulmanes armados.
Ya que el gobierno apenas funciona, los cristianos aquí ven pocas opciones: pueden emigrar; depender de Hezbolá para su protección; o simplemente rezar para que los poderes regionales o mundiales apuntalen las fuerzas armadas de Líbano e impidan que el país caiga en una guerra sectaria.
Tras el colapso del Imperio otomano al final de la Primera Guerra Mundial, Francia creó el Estado del Gran Líbano en el Levante, concibiéndolo como un refugio para cristianos. La idea de que los cristianos necesitaban la protección de Occidente subsistía después de que el país obtuvo su independencia en 1943.
Algunos cristianos en Medio Oriente, particularmente los líderes eclesiásticos, creen que los Estados seculares con gobiernos autoritarios ofrecen la mejor protección. Dicen que las regiones asediadas por el tribalismo e inclinadas al fundamentalismo islámico están mal preparadas para la democracia occidental.
“No necesitamos lecciones de EE.UU. sobre la democracia y la moralidad”, expresó Ignatius Youssef Younan III, Patriarca de Antioquía para la Iglesia Católica Siria. Está a favor de la reforma democrática en siria, más no de la destitución de Assad.
Muchos cristianos en Egipto, hogar de la mayor población cristiana en Medio Oriente, han acogido el golpe de estado militar encabezado por el general Abdel-Fattah al-Sisi, el actual presidente egipcio, indicando que se sentían amenazados por el gobierno liderado por los Hermanos Musulmanes del predecesor de Sisi, Mohammed Morsi.
El papa Teodoro II, el líder espiritual de los cristianos coptos de Egipto, había instado a seguidores el año pasado a votar por Sisi, llamándolo el salvador del país.
Vivian Foud, ex directora del Centro Copto de Estudios Sociales, dijo que la mayoría de los coptos apoyaban a Sisi. Pero muchos resentían la incursión del papa en temas políticos, dijo: “Nuestra mejor protección es la participación activa en la reconstrucción de la vida política y sociedad civil egipcias”.
El mes pasado en Domingo de Ramos, los soldados libaneses estaban en guardia frente a la iglesia católica Mar Elias en Al-Qaa, mientras familias caminaban detrás del sacerdote, y los niños portaban palmas en la tradicional procesión que marca el comienzo de la Semana Santa. Los cristianos ortodoxos celebraron la Pascua el domingo.
Antoun y Therese Nasrallah, quienes llevaron a sus cuatro hijos a la iglesia para el Domingo de Ramos, se encuentran entre los cristianos libaneses que temen un ataque por los militantes islamistas.
Nasrallah tiene un rifle AK-47 en su casa y su esposa mantiene un rifle de cacería cerca.
En la noche, Nasrallah sale a vigilar con otros residentes del pueblo, incluyendo personas leales al régimen sirio y Hezbolá. Enfrentan un enemigo común pero la alianza es difícil para Nasrallah, dijo.
De 44 años, Nasrallah era un niño cuando agentes sirios arrestaron a sus tres tíos, que eran maestros, y a otros dos familiares. Los hombres se encontraban entre los 26 cristianos raptados de Al-Qaa y dos pueblos cercanos.
El siguiente día sus cuerpos torturados y perforados por balas fueron hallados en un campo cercano, y esta matanza provocó un éxodo de cristianos, indicó Nasrallah. Se encontraba en la casa de sus abuelos cuando escucharon la noticia en la radio. “Mi abuela comenzó a tirar de su cabello y a bofetearse la cara”, contó, “y mi abuelo salió a la calle del pueblo gritando, ‘los chicos se han ido’”.
Al igual que otros habitantes de este lugar, él y su esposa creyeron que el objetivo de Siria en ese entonces era expulsar a los cristianos y otros que vivían cerca de la frontera y que eran considerados hostiles al régimen.
Al inicio de la guerra civil de Líbano en 1975, muchos cristianos aquí afirmaron que dieron la bienvenida a soldados sirios como protectores contra las fuerzas musulmanas. Sin embargo, con el tiempo, Siria fue considerada una temida fuerza de ocupación.
Los habitantes de Al-Qaa dicen que sienten una vez más que están luchando por su existencia. En esta ocasión, el enemigo es el Estado Islámico, cuyos militantes han expulsado a cristianos y minorías de ciudades y pueblos en Irak y Siria durante el último año.
Con su enfoque en sobrevivir, los opositores desde hace mucho tiempo del régimen sirio y Hezbolá hablan de tener que unir fuerzas, a pesar de sus rencores, contra el Estado Islámico.
“Rezábamos todos los ideas por el derrumbe del régimen sirio y que sus figuras fuesen puestas en juicio por todos sus crímenes, especialmente la masacre de Al-Qaa”, expresó Bashir Matar, quién perdió a su padre, un tío y dos otros familiares en los asesinatos de 1978.
“El régimen se ha salvado ya que nuestro enfoque se encuentra ahora en el peligro inminente: ISIS”, afirmó Matar, un abogado que lidera la división local del partido Fuerzas Libanesas.
Hoy en día, la mayoría de los cristianos desplazados de las zonas controladas por el Estado Islámico se refugian en la región kurda, y los hombres cristianos luchan junto a los kurdos contra los militantes, respaldados por EE.UU. y sus aliados occidentales.
Los cristianos en el pueblo libanés de Al-Qaa recuerdan una época en que los ciudadanos de los países recién independizados de Medio Oriente soñaban con vivir en democracias pluralistas que respetaban todas las religiones.
La época se preserva en las abandonadas habitaciones de piedra y lodo que en algún momento pertenecieron a los hermanos Nasrallah, los maestros que estuvieron entre los cristianos arrestados por agentes sirios en 1978. George, Milad y Riyad Nasrallah son recordados aquí como intelectuales y apasionados activistas políticos.
Sus libros, fotografías y panfletos políticos ahora están cubiertos por una capa gruesa de polvo. Un tomo se titula “El alba del Islam”.
—Dana Ballout contribuyó a este artículo.