por admin » Mar May 12, 2015 7:05 am
Más mineras reprocesan desechos ante la dificultad de hallar nuevos depósitos de diamante y oro
Excavadores independientes que también buscan entre los desechos de antiguas minas. John W. Miller/The Wall Street Journal
KIMBERLEY, Sudáfrica—Cada día, De Beers envía camiones repletos de roca de desecho a través de este célebre pueblo minero. Es un testimonio de su esfuerzo por extraer los últimos diamantes que quedan de la explotación que la compañía inició en 1888.
De Beers, una unidad de Anglo American AAL.LN -0.44% PLC, sigue siendo la mayor minera de diamantes del mundo, con operaciones en Namibia, Botswana, Canadá y Sudáfrica. La compañía cesó sus trabajos en Kimberley hace nueve años, pero a medida que se vuelve cada vez más difícil hallar nuevos depósitos del preciado mineral, la explotación de los pozos de desechos se ha vuelto un nicho lucrativo, que cada vez más mineras están tratando de aprovechar.
Las empresas dicen que el procesamiento de relaves, como se conoce a estos depósitos de roca desechada (el relave o cola son los desechos que quedan como subproducto de los procesos mineros, usualmente una mezcla tóxica de tierra, minerales, agua y rocas), se está convirtiendo cada vez más en un imperativo económico.
Como las mineras ya han explotado algunos de los depósitos más ricos del mundo, la ley (grado de concentración) de la mayoría de los metales y minerales ha disminuido. Por esta razón, el procesamiento de relaves de antiguas operaciones puede llegar a ser una propuesta más atractiva que la minería tradicional.
“Durante el siglo pasado, la ley promedio del cobre cayó de 4% a 1%, y la producción se ha incrementado 16 veces”, señala Ruban Yogarajah, un vocero de BHP Billiton, BLT.LN -0.03% la mayor compañía minera del mundo. “Así que cada año, se vuelve más y más difícil”.
Las empresas no siempre divulgan los ingresos que obtienen de los relaves , y las cantidades extraídas de las minas varían mucho dependiendo de las oscilaciones del precio del mineral. No obstante, Yogarajah, haciéndose eco de otros, dice que los relaves “serán una parte cada vez más importante del negocio”.
Actualmente hay alrededor de 75 grandes proyectos de minería de relaves a nivel mundial, según una investigación realizada por Magnus Ericsson, profesor de economía de minerales de la Universidad Tecnológica de Luleå en Suecia. Los proyectos incluyen explotaciones de hierro en Minnesota, de cobre en la República Democrática del Congo y, prácticamente en todas partes, de oro.
El oro está presente en astillas que no pudieron ser recogidas hace 50 años, pero que ahora pueden ser recuperadas gracias a la tecnología de lixiviación (proceso por el cual un disolvente separa las partes solubles e insolubles de un mineral), por lo que es un subproducto de muchas minas de cobre.
En Canadá, Goldcorp Inc., G.T -0.71% la mayor minera de oro del mundo por capitalización de mercado, ha comenzado a buscar ese oro perdido en Timmins, Ontario, el corazón histórico de la industria minera del país.
La compañía empezó recientemente un proyecto para tamizar la tierra en una antigua mina que estuvo en operación entre 1910 y 1968, en un lugar hoy cercano al centro de esta ciudad de 40.000 habitantes. La operación, dice Goldcorp, debería producir entre 50.000 y 100.000 onzas anuales durante los próximos cinco años.
“Hace décadas, esos mineros tomaron el material de más alto grado, con el que podían ganar dinero”, y dejaron el resto en el terreno, dice George Burns, director operativo de Goldcorp.
El Big Hole, un hoyo de 215 metros de profundidad y 460 de diámetro excavado por mineros de diamantes hace un siglo, en Kimberley, Sudáfrica. Guido Alberto Rossi/TIPS/Zuma Press
Sin duda, la minería de relave tiene también muchos riesgos potenciales. Las pilas de rocas de desecho, por ejemplo, son un premio tentador para los mineros ilegales. La extracción de los minerales también puede ser complicada y, si los precios caen, pierde su atractivo. El ácido y otros productos químicos utilizados para la extracción del mineral más valioso permanecen a veces en la roca de desecho. Si están en forma líquida, los relaves pueden derramarse, a veces con consecuencias desastrosas para la población y el suministro de agua locales.
Una serie de derrames y el temor a un mayor daño han restringido la minería de relaves en los países desarrollados. En Estados Unidos, las empresas son responsables por el impacto ambiental de los sitios de relaves que operan, lo que ha disuadido a la mayoría de las mineras locales de extraer roca de desecho.
Los relaves de diamantes son especialmente promisorios, en parte porque no se han descubierto nuevos yacimientos de diamantes desde los años 90. Sólo 1% de las 7.000 formaciones volcánicas conocidas como kimberlitas —que deben su nombre a la ciudad donde comenzó la historia de De Beers— contiene diamantes.
De Beers aún controla alrededor de un tercio de las ventas mundiales de diamantes en bruto, a la par con Alrosa, de Rusia, y muy por delante de rivales como Rio Tinto RIO.LN -1.30% PLC, que vende alrededor de 10%.
De Beers comenzó a explotar relaves en los años 70, cuando los viejos depósitos dejaron de rendir y se frenó el descubrimiento de nuevos yacimientos. En ese entonces empleó un sistema rudimentario de pantallas y trituradoras.
En 2001, la firma inauguró su actual planta de procesamiento en Kimberley, construida a un costo de US$100 millones. Desde que en 2006 vendió el resto de sus minas en y alrededor de la ciudad, las únicas explotaciones que conserva son las de roca de desecho. En el centro de la ciudad está el Big Hole (agujero grande en inglés), un espectacular hoyo de unos 215 metros de profundidad y 460 metros de diámetro que los mineros cavaron con pico hace un siglo, extrayendo poco más de 2.700 kilos de diamantes.
La roca de desecho es transportada en camiones desde media docena de locaciones que datan desde unas pocas décadas hasta un siglo. Luego es triturada, tamizada y mezclada con ferrosilicio pesado. Los diamantes y otras materias pesadas tienen mayor densidad, por lo que se hunden hasta el fondo de la solución. Este concentrado es trasladado a un sector de alta seguridad de la planta y colocado sobre un cinturón de engrasado. Debido a sus propiedades químicas, los diamantes se adhieren a la cinta. Como también son fluorescentes bajo rayos X, los clasificadores pueden detectarlos y sacarlos de la cinta.
La planta de relaves procesa 800.000 quilates de diamantes al año, lo que la convierte en una fuente importante de ingresos. El año pasado, la producción mundial de diamantes ascendió a aproximadamente 135 millones de quilates.
Un reto importante para De Beers en Kimberley y para otras empresas mineras son los excavadores ilegales como Petrus Barends.
Recientemente, Barends, de 34 años, y su equipo de una docena de hombres cavaban a través de una pila de rocas de desecho en la calle, enfrente de la planta de procesamiento de relaves de De Beers. Barends, que accedió a tener su nombre publicado, paleaba rocas en una carretilla. A continuación, uno de sus compañeros usaba una roca del tamaño de una pelota de béisbol para moler los terrones hasta reducirlos en una arena fina, que puede ser tamizada para buscar diamantes. “Cada dos o tres semanas” los hombres recuperan un pequeño diamante de un quilate que venden por un par de miles de dólares en el mercado negro, lo suficiente como para mantener su sencillo estilo de vida. “¿Por qué estas tierras deberían pertenecer automáticamente a De Beers? Ellos han dejado de hacer minería aquí”, dijo Barends.
La cantera de Barends proviene de relaves de De Beers, y algún día podría ser explotada por la empresa, pero pertenece a la ciudad. Sello Matsie, un portavoz del gobierno local, dice que “la minería ilegal plantea un serio riesgo ambiental y de seguridad”, que puede conducir a accidentes mortales. El portavoz agregó que los mineros deben solicitar permisos para trabajar. Bajo su recomendación, la policía arresta regularmente a estos mineros ilegales.
De Beers señala que sistemáticamente reporta a la policía a los mineros ilegales encontrados en su propiedad. “Estamos orgullosos de defender el derecho legal a la minería aquí”, dice el portavoz Tom Tweedy. “No hemos terminado con Kimberley.”
—Alistair MacDonald contribuyó a este artículo.