por admin » Mar Jun 09, 2015 6:56 am
Los votantes mexicanos desairan a los partidos tradicionales
Jaime “El Bronco” Rodríguez celebra su victoria en la elección para gobernador de Nuevo León, el domingo en Monterrey. daniel becerril/Reuters
MONTERREY, México— Jaime Rodríguez se crió como uno de 10 hijos de una madre analfabeta en una comunidad rural pobre. El lunes, el político disidente conocido como “El Bronco” se convirtió en el primer candidato independiente en ganar una elección para gobernador, contribuyendo a un amplio rechazo a los tres partidos dominantes del país.
El insólito ascenso de Rodríguez y su amplio margen de victoria fueron la mayor historia de las elecciones de mitad de mandato realizadas el domingo, en las que el partido del presidente Enrique Peña Nieto y sus aliados lograron una ligera mayoría en la Cámara de Diputados.
Sin embargo, los tres principales partidos obtuvieron en conjunto apenas 60% de los sufragios, su nivel más bajo desde que México implementó elecciones competitivas hace 27 años, según Federico Estévez, politólogo del Instituto Tecnológico Autónomo de México, en Ciudad de México, lo que demuestra que los mexicanos están hartos de la política de siempre.
“Los ciudadanos han elegido darles a los políticos unas vacaciones de seis años”, dijo Rodríguez a un canal de televisión el lunes, en referencia a la duración de su mandato como gobernador de Nuevo León, el estado más rico de México y hogar de algunas de las corporaciones más grandes del país.
El ex ranchero de 58 años, de estilo campechano, venció a los candidatos de los dos partidos más importantes, el oficialista Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el conservador Partido Acción Nacional (PAN), por un margen de 2 a 1, al obtener casi 50% de los votos frente a menos de un cuarto para cada uno de las dos grandes agrupaciones.
Rodríguez superó ampliamente a sus rivales con apenas una fracción de su presupuesto y sin publicidad en televisión, llevando a cabo su campaña complemente a través de las redes sociales.
A lo largo del país, varios aspirantes que lanzaron candidaturas independientes bajo una nueva ley electoral tuvieron resultados mucho mejores de lo previsto. Otros ganadores incluyeron al primer diputado federal independiente, Manuel Clouthier, hijo de un ex candidato presidencial del PAN.
“Esta es una gran llamada al cambio”, dijo el encuestador Roy Campos, presidente de la firma de opinión pública Consulta Mitofsky. “A cualquier candidato o partido independiente que se haya presentado como voto antipartido o antisistema le fue bien”.
Un conjunto de partidos pequeños ganaron terreno. El Movimiento Regeneración Nacional (Morena), encabezado por el ex alcalde y candidato presidencial populista Andrés Manuel López Obrador, obtuvo cerca de 8% de los votos nacionales y ganó distritos clave de Ciudad de México. El mensaje de López Obrador era que los tres grandes partidos del país son todos estafadores que engañan a los pobres.
En Guadalajara, la segunda mayor ciudad de México, un pequeño partido de izquierda, Movimiento Ciudadano, ganó la alcaldía por un margen de dos dígitos. Pedro Kumamoto, un ex estudiante universitario de 25 años de un grupo llamado Wikipolítica, obtuvo un escaño en el Congreso del Estado de Jalisco. El ex futbolista Cuauhtémoc Blanco ganó la alcaldía de Cuernavaca, al sur de Ciudad de México, como candidato de un pequeño partido y una plataforma de cambio. “Me los chingué”, dijo con regocijo ante partidarios que celebraban su victoria el lunes, en referencia a los tres grandes partidos.
Otro 6% de los electores votaron en blanco o dañaron papeletas, como parte de una iniciativa de voto protesta.
El mandato de Peña Nieto comenzó a toda fuerza con una serie de leyes dirigidas a darle más competitividad a la economía, incluyendo una reforma del sistema de educación pública y la apertura del sector de hidrocarburos a empresas privadas por primera vez desde 1938.
No obstante, una ola de escándalos de corrupción ha golpeado a todos los grandes partidos. El propio mandatario ha estado bajo el ojo público después de que se reveló que su mansión familiar fue construida por un empresario que obtuvo grandes contratos del gobierno. Peña Nieto ha negado irregularidades.
Las encuestas indican que menos de 10% de los mexicanos confían en sus partidos políticos, niveles similares a los que se registraron en otros países América Latina como Venezuela a fines de los años 90 antes de la llegada de Hugo Chávez al poder o Perú a fines de los 80 antes de que Alberto Fujimori sacudiera la política tradicional.
“Es un momento muy peligroso para México, porque los riesgos son altos, como lo hemos visto en otros países”, afirmó Campos.
El creciente descontento con los partidos tradicionales de México podría dar lugar a una elección presidencial imprevisible en 2018, dicen analistas.
El movimiento contra el establishment podría llevar a los partidos tradicionales a ser más transparentes, menos corruptos y estar más en contacto con los votantes, señala Andrew Stanners, gestor de inversión de la firma británica Aberdeen Asset Management ADN.LN +0.45% PLC. No obstante, también podría ser un comodín para los inversionistas al generar la posibilidad de que una figura muy carismática gane la presidencia.
“Sienta un interesante precedente sobre si un candidato independiente tendrá éxito en 2018”, explica Stanners.
Nuevo León, en el norte del país, es un buen ejemplo de por qué los votantes están cansados de los partidos líderes. El PRI y el PAN se han alternado en el poder desde hace años en este estado y este último ha tenido una serie de escándalos de corrupción.
Se divulgó una grabación que muestra al hermano del alcalde de Monterrey, del PAN, recibiendo fajos de dinero del dueño de un casino, presuntamente como parte de un acuerdo para dejar que los casinos ilegales sigan operando. Él negó las acusaciones y no se le presentaron cargos.
El PAN, en tanto, ha acusado al padre y varios hermanos del gobernador de Nuevo León, Rodrigo Medina, de haber comprado, a través de intermediarios, cerca de 2.400 hectáreas de campo en las afueras de Monterrey que estaba destinada a un proyecto de desarrollo del gobierno estatal. El gobernador, miembro del PRI, y sus familiares han negado irregularidades.
Minutos después de su triunfo, Rodríguez prometió designar a un fiscal especial para investigar al gobernador saliente. Rodríguez dijo a un entrevistador que Medina debería estar muy preocupado.
La oficina de Medina no respondió a un pedido de declaraciones.
Rodríguez, criador de caballos y político que pasó 33 años en el PRI antes de renunciar el año pasado, tendrá dificultades para gobernar en un estado donde el PRI y el PAN controlan el Congreso de Jalisco y la mayoría de las ciudades del estado.
Durante su campaña, Rodríguez obtuvo el respaldo de algunos en la comunidad empresarial de Monterrey al decirles que creía en la creación de oportunidades para los pobres en lugar de darles limosnas. No obstante, también aseveró que enfocarse en las comunidades pobres es esencial para mantener el crimen bajo control.
En vez de tratar de aprobar iniciativas a través de un Congreso posiblemente hostil, indicó que se centraría en reducir el derroche del gasto y canalizar los recursos a las arruinadas carreteras del estado y a sus comunidades pobres.
Entre los recortes que prometió realizar hay un presupuesto de casi US$80 millones que el estado gasta en cobertura favorable en los medios. “No le vamos a dar un peso a la televisión”, dijo en una entrevista el lunes en Televisa, la mayor cadena televisiva del país.
El entrevistador de Televisa le preguntó si se veía como el próximo Vicente Fox, cuya victoria presidencial en 2000 puso fin a 71 años de control político del PRI, o como López Obrador, quien estuvo cerca de ganar la presidencia dos veces en la última década.
Rodríguez contestó que no se identificaba con ninguno de los dos y que no es una copia de nadie.
“Yo soy ‘el Bronco’”, dijo, mientras algunos de sus caballos miraban desde un corral detrás de él. “Punto”.
— Laurence Iliff, en Ciudad de México, contribuyó a este artículo.