por Fenix » Mar Sep 29, 2015 5:26 pm
2:06 El australiano ASX 200 (-2,9 %) perdió la marca de los 5000 puntos después del descenso del petróleo y los grandes nombres de la minería.
El gráfico semanal: Volkswagen, más allá del fraude
por Renta 4 •Hace 16 horas
En una semana mala en general para las Bolsas nuestro valor de hace siete días, Alibaba, no ha logrado sustraerse a la tendencia vendedora y cerró el pasado viernes ligeramente por debajo de los 60 dólares por acción, muy por debajo de los 65,75 a los que cerraba el viernes anterior. Seguiríamos proponiendo tomar poco a poco acciones de Alibaba, a estos precios o inferiores, apostando por el crecimiento del consumo a medio plazo en China y por la posición ganadora de Alibaba en el comercio electrónico en aquel mercado.
Aunque por razones bien diferentes, el Gráfico de las acciones de Volkswagen que hoy traemos a nuestra sección muestra, curiosamente, un perfil que recuerda al que veíamos hace una semana en Alibaba. En ambos casos, tras una fuerte subida inicial, se produce una caída continuada desde los máximos, que tiene dos fases: una primera fase que se prolonga a lo largo de varios meses y una segunda más brusca, que en el caso de Volkswagen se concentra en las últimas sesiones por el escándalo de las emisiones.
Las acciones de la automovilística alemana, a partir de los máximos alcanzados a mediados de marzo de este año, cuando las Bolsas europeas y el Dax en particular volaban sin límite, impulsadas por el euro bajo, el crudo barato y los tipos de interés cero, experimentan un descenso desde los máximos anuales de 262,5 euros por acción hasta los niveles de 160 euros por acción de principios de septiembre. A partir de ahí, y tras una fugaz subida, las acciones se desploman la semana pasada, al conocerse el fraude en sus emisiones de gases contaminantes.
Lo interesante del Gráfico, a nuestro juicio, es que el castigo ya venía de atrás, y el escándalo de esta última semana ha sido el catalizador final, pero, como se ve en el Gráfico, ya en agosto se habían visto caídas muy fuertes provocadas por la devaluación del yuan.
Si comparamos Volkswagen con sus más directas competidoras, Daimler y BMW, vemos que Daimler cae un 4,7% en lo que va de año, BMW cae un 12% y Volkswagen cae un 42% tras caer un 34% esta última semana.
Hace unos años, en otoño de 2008, mientras el mundo se hundía tras la quiebra de Lehman, las acciones de Volkswagen protagonizaron una espectacular escalada. En aquel momento, en medio de disensiones familiares entre los principales accionistas y en medio de muy dudosas operaciones de acaparamiento de paquetes en Bolsa, que nunca fueron debidamente investigadas ni sancionadas, la acción de VW llegó a superar los 1.000 euros. Aquellas guerras familiares terminaron en algún suicidio sonado y en la toma de control por la parte que resultó vencedora, a cuyo frente estaba precisamente, junto a Ferdinand Piëch, el hoy dimitido Winterkorn.
Entonces era claro que había que vender ya que la locura alcista era injustificada. ¿Y ahora? ¿Hay que comprar? Volkswagen cerró el pasado viernes a 107,3 euros por acción y no descartaríamos ver los 100 dólares por acción o incluso niveles algo inferiores.
A esos precios, e incluso a los de cierre del viernes, seríamos compradores ya que esperamos que VW haga los deberes que tiene que hacer, expulsando a los responsables y revisando a fondo su cultura corporativa. A diferencia de otras empresas que han sucumbido a escándalos, como Enron, en el caso de VW hay un valor intrínseco evidente y las malas prácticas, aunque tocasen a la alta dirección, se han producido solo en un segmento de la compañía, sin afectar al conjunto.
Pensamos que la acción aún puede sufrir algún castigo adicional, que aprovecharíamos para comprar.
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GRÁFICO DE VOLKSWAGEN EL ÚLTIMO AÑO
¿Qué hay detrás de la "masacre" a Volkswagen?
por Inteligencia Financiera Global •Hace 16 horas
El lunes en el artículo “Putin anota otro ‘gol’ a Obama por Siria”, le platicamos que debido a la abrumadora crisis de refugiados que agobia a Europa, un gran aliado de Estados Unidos como lo es Alemania, dio su visto bueno y apoyo para que Rusia, acudiera en apoyo al régimen el presidente sirio Bashar al-Asad.
Putin sacó ventaja de ese apoyo y propuso a Obama –a través de su ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov-, coordinarse contra el Estado Islámico (Isis, por sus siglas en inglés), el enemigo común. La comunicación se dio entre el Lavrov y John Kerry, secretario de Estado de los Estados Unidos, el 16 de septiembre pasado. A regañadientes, a Washington no le quedó de otra que dar un giro a su postura respecto al conflicto sirio. Derrocar al presidente Asad como querían, con el respaldo de Moscú, se volvió casi imposible.
Este cambio sin duda fue humillante, lo que nos lleva a preguntarnos: ¿podría haber sido un factor decisivo a la hora de asestar un golpe –que podría ser mortal-, a la empresa alemana Volkswagen (VW)? Así parece. En asuntos de poder no hay casualidades. La armadora automotriz es un emblema nacional de Alemania, y de ningún modo es imaginable que un ataque de estas dimensiones pudiera pasar sin el visto bueno de la Casa Blanca. De antemano las autoridades sabían que tendría repercusiones mundiales.
Algunos analistas incluso consideran que la existencia misma de la compañía, en el peor de los escenarios, podría estar amenazada. La oleada de multas, cargos criminales e indemnizaciones a las que tendrá que hacer frente es enorme y sus ventas, podrían caer.
En cualquier caso, el efecto dominó que comenzó en Estados Unidos, fue un mensaje durísimo para Berlín: acercarse a Rusia es intolerable.
De hecho, el escándalo VW que estalló el 18 de septiembre pasado, marcó una clara división entre dos actos simbólicos alemanes, uno de desafío a Washington –con el apoyo a Rusia que el medio alemán Deutsche Wirtschafts Nachrichten dio a conocer el día 12-, y otro de completa sumisión. Este último ocurrió el martes 22 de septiembre cuando nada menos que la televisión pública de Alemania difundió que Estados Unidos desplegaría 20 nuevas bombas nucleares en el país, cada una, con un poder destructivo cuatro veces mayor al usado en Hiroshima.
Por supuesto, la noticia cayó como bomba en el Kremlin, que amenazó con responder en consecuencia si eso ocurre. El gobierno Obama, evidentemente, busca la manera de echar abajo cualquier acuerdo como el que se supone se negocia para combatir de modo conjunto en Siria contras Isis.
Quizá el ex alto funcionario del Tesoro estadounidense, Paul Craig Roberts, tenga razón al afirmar que a pesar de que Rusia quiere paz, Estados Unidos busca provocarlo a cada instante, quiere guerra. La razón es que “la única manera en la que Rusia puede ser aceptable para Occidente es si acepta el estado de vasallo”. Lo que Washington quiere es que Moscú se someta, igual que Alemania y el resto de Europa, a sus órdenes. Roberts ve en la reticencia rusa y china un grave peligro de que sus países sean atacados incluso con armas nucleares, por lo que los insta a no bajar la guardia ni confiarse de cualquier “acuerdo” con la Unión Americana.
Por lo pronto, ayer se anunció que a petición de Putin, habrá un encuentro con Obama en Nueva York la próxima semana durante la Asamblea General de Naciones Unidas. Veremos qué resulta del mismo.
Como ve, detrás del escándalo de Volkswagen hay mucho más que una mera violación a las leyes de emisiones de gases contaminantes. En el fondo, las patadas por debajo de la mesa continúan entre dos súper potencias militares.
Debido a ello, Alemania haría bien en dejar su sumisión a Estados Unidos y actuar en el interés propio, a pesar de represalias como la “masacre” a Volkswagen. Las sanciones contra Rusia infligen un innecesario daño mutuo entre ese país y Europa –en especial Alemania- sólo por obedecer los dictados de la Casa Blanca. Con esos “amigos”, no hacen falta más enemigos.