por admin » Jue Feb 09, 2017 3:21 pm
El sindicato que pone en jaque a la mayor mina de cobre del mundo
Por Fabián Andrés Cambero
SANTIAGO (Reuters) - En un salón adornado por una gran bandera chilena y retratos de figuras como Martin Luther King y Salvador Allende los dirigentes del sindicato de Escondida, la mayor mina de cobre del mundo, planean la logística de lo que prometen será una dura huelga.
Los trabajadores del yacimiento controlado por la gigante global BHP Billiton rompieron esta semana lo que consideraron infructuosas negociaciones con la firma por un nuevo contrato colectivo y algunos dijeron estar preparados para dejar sus tareas hasta por dos meses.
"Alguien tiene que hacer esta pega (trabajo). Tenemos que hacer ver a los trabajadores que existen las instancias en las que podemos mejorar su calidad de vida y la de sus familias", comenta Carlos Allendes, portavoz del gremio.
La historia de desencuentros y protestas entre el poderoso sindicato y la empresa no es menor, con paralizaciones e incluso una huelga de hambre, un escenario que no parece descabellado ante la actitud más dura que, según los gremialistas, ha tomado la empresa en los últimos meses.
"Esta administración viene a ponerle la pata encima al sindicato, lo quiere destruir", afirma Patricio Tapia, presidente del gremio, quien fue reelecto el año pasado con una contundente cantidad de votos.
BHP Billiton ha estado enfocada en un plan de reducción de costos, en medio de la debilidad que mostró el valor del metal, y a inicios del 2015 impulsó un plan de retiro que redujo su nómina en más de 1.000 trabajadores.
Ahora los trabajadores se oponen a que los beneficios sean distintos entre trabajadores nuevos y antiguos, y buscan que se respeten los derechos de descanso ya establecidos.
PREPARÁNDOSE PARA RESISTIR
Enseres, maderas, bombonas de gas y otros artículos están repartidos por la sede gremial a la espera de ser subidos al campamento que instalan en medio del Desierto de Atacama, donde el sol es implacable en el día y por las noches las temperaturas caen incluso bajo cero.
Con una cuota extraordinaria por trabajador, el sindicato logró reunir casi 400.000 dólares antes de la huelga, recursos que usarán para costear los alimentos y la logística durante el tiempo que dure la paralización.
El sindicato -que aglutina casi a la totalidad de los más de 2.500 operarios de la mina Escondida- ha logrado frutos al presionar en anteriores ocasiones a la minera, consiguiendo incluso el mayor bono entregado en la industria.
"Nosotros no estamos pegados a ningún color político, solamente defendemos nuestros derechos y no pueden intentar quitarnos todo lo que hemos ganado", agrega Tapia, quien con sus guantes de trabajo ordenaba parte de los suministros.
El actual conflicto trae a la memoria la huelga del 2006, cuando los operarios detuvieron las operaciones por 26 días y obligaron a la empresa a declarar fuerza mayor sobre sus envíos.
El historial incluye otra paralización de 14 días en el 2011 y una huelga de hambre en el 2015.
Aunque afirman no estar movilizados por una ideología, los líderes dicen estar inspirados en personajes que sacrificaron sus vidas por el interés común, como el depuesto presidente socialista Salvador Allende.
"Entendemos que, si bien es cierto no nos vamos a suicidar, también ofrecemos nuestro sacrificio por los trabajadores", señala Allendes.
Los dirigentes consideraron que la huelga, aprobada por un 99 por ciento de los votos, se logró gracias a un trabajo conjunto.
El sindicato es además uno de los promotores del Frente de Trabajadores Mineros, una organización multisindical que promueve la renacionalización de la industria del cobre como una de sus banderas.
Para el secretario del gremio, Carlos Barraza, la lucha en Escondida debe servir de ejemplo para otros sectores del país donde la sindicalización es baja y se cometen abusos con los empleados.
Los gremios se quejan que la legislación laboral chilena protege poco a los trabajadores habilitando a las empresas incluso a reemplazar operarios en una huelga.
"Esta huelga va a ser dura y larga", dice Barraza mientras enciende un cigarrillo. "Los trabajadores lo único que quieren es la huelga porque hay rabia contenida, mucha injusticia y quieren expresarse", señaló.
(Editado por Juana Casas y Pablo Garibian)