por admin » Dom Nov 21, 2010 9:00 am
Las dos caras de la ayuda para Haití
Las ONG han salvado muchas vidas, pero son tan poderosas que constituyen una especie de Estado paralelo
Por José de Córdoba
Puerto Príncipe, Haití
.El Hôpital Universitaire de l'État d'Haiti, la entidad hospitalaria pública más grande del país, cuenta con tan pocos fondos y está tan decrépita que tiene la reputación de ser un lugar donde la gente va a morir, no a sanarse.
Tras el devastador terremoto de enero, había esperanzas de que su situación mejorara. Una multitud de doctores de organizaciones benéficas internacionales llegó al hospital para tratar a los heridos. Estos grupos donaron nuevos equipos y el hospital creó su primera unidad de cuidados intensivos.
Diez meses después, ya no quedan doctores extranjeros ni organizaciones benéficas. La unidad de cuidados intensivos está cerrada y nadie en el hospital está capacitado para usar el desfibrilador y el monitor cardíaco.
"Ahora el hospital está ahora como antes del terremoto", dice su director, Alix Lassegue.
La historia este centro de salud pone en evidencia por qué Haiti tiene tantas dificultades para aprovechar la generosidad de voluntarios y donantes. Países como Estados Unidos se han comprometido a aportar casi US$10.000 millones a las tareas de reconstrucción. Debido a que muchos de los donantes han mostrado en repetidas ocasiones su preocupación por la presunta corrupción e ineficiencia en el gobierno haitiano, en torno a 70% del dinero que llegará a Haití este año será canalizado a través de entidades sin fines de lucro, conocidas como organizaciones no gubernamentales, u ONG.
Mínima coordinación
Pero tal como los últimos meses han puesto de relieve, la coordinación entre las ONG o entre éstas y el gobierno haitiano es mínima. Algunos planes de las ONG no encajan o son contrarios a los del gobierno. Algunos ofrecen ayuda a corto plazo, el clásico ejemplo de darle a un hombre un pescado en lugar de enseñarle a pescar. Más de un millón de personas sigue viviendo en carpas en todo el país, donde una epidemia de cólera ha cobrado cientos de vidas. La Organización de Naciones Unidas (ONU) ha pedido US$164 millones para tratar de combatir la enfermedad.
Estas catástrofes han desatado un debate sobre el papel de las ONG en Haití. Sus defensores afirman que no hay más remedio que trabajar con ellas, dada la ineficacia y la supuesta corrupción del gobierno haitiano. Transparencia Internacional sitúa a Haití en el puesto 146 de 178 países en el Índice de Percepción de la Corrupción.
A su vez, los detractores afirman que las ONG han colocado a Haití en una encrucijada: al crear un estado paralelo más poderoso que el propio gobierno, los grupos de ayuda están provocando un entorno en el que Haití nunca se desarrolla y sigue dependiendo de otros. "El sistema actual garantiza su fracaso", opina Laura Zenotti, una politóloga de la Universidad Virginia Tech, que ha estudiado cómo operan las ONG en Haití.
En una ceremonia al cumplirse los seis meses del terremoto, el ex presidente estadounidense Bill Clinton, el enviado especial de la ONU a Haití, advirtió: "Quiero decir una cosa a las ONG. Cuéntennos lo que están haciendo y dónde".
Incluso las ONG que llevan mucho tiempo en Haití tiene cierta actitud arrogante hacia las autoridades, aseguran funcionarios haitianos. Durante dos meses, el gobierno se negó a permitir la inauguración de un nuevo hospital de obstetricia construido por Médicos sin Fronteras (MSF), alegando que el grupo ignoró su solicitud de construir el hospital en otro lugar que cubría mejor las necesidades sanitarias del país.
"Ni siquiera pidieron permiso para construir, y cuando les dijimos que detuvieran las obras, no lo hicieron", dice Claude Surena, el coordinador de la comisión nacional para la reconstrucción del sistema sanitario del país.
Paul McPhun, supervisor de MSF en Haití, afirma que el grupo informó al gobierno sobre su nuevo hospital, y que el tema de su ubicación sólo salió a relucir cuando ya estaba casi terminado. "Para seguir en Haití, necesitamos ser socios y ser parte del plan de reconstrucción, pero no creo que nadie sepa cuáles son esos planes", lamenta.
¿Demasiada ayuda?
Otros países se han topado con dificultades similares desde que las ONG empezaron a propagarse a partir de los años 80. Haití es uno de los ejemplos más extremos de un país que necesita esta clase de ayuda pero que, según sus críticos, también se ha visto frenado por ella. Apodada la "República de las ONG", se cree que Haití cuenta con más grupos de ayuda per cápita que cualquier otra nación, quizás hasta 10.000, según el Banco Mundial. Las organizaciones van desde gigantes internacionales como Save the Children, Catholic Relief Services y MSF, hasta una plétora de iglesias evangélicas estadounidenses que ayudan a escuelas e iglesias locales.
Allison Shelley para The Wall Street Journal
Pierre Joseph, administrador de la unidad de radiología del Hospital de L'Universite d'Etat d'Haiti, observa una máquina de rayos X dañada.
.Los grupos de ayuda proveen 80% de los servicios sociales de Haití, según un análisis de 2006 de la National Academy of Public Administration, un grupo independiente de expertos en gestión con sede en Washington. Jean Palerme Mathurin, asesor económico del primer ministro Jean-Max Bellerive, afirma que las ONG podrían representar hasta una cuarta parte del Producto Interno Bruto de Haití. Mathurin añade que la presencia de las ONG ha "infantilizado" permanentemente al país, creando un círculo vicioso: el gobierno carece de dinero —e, históricamente, de la disposición—para proveer servicios sociales. Por lo tanto, las ONG proveen estos servicios, lo que significa, a su vez, que el gobierno carece de incentivos para mejorar.
Muchas de las ONG constituyen un mundo aparte en Haití, con sus sedes ubicadas en mansiones alquiladas en el lujoso suburbio de Pétionville, en Puerto Príncipe. En este enclave en lo alto de una montaña, flotas de todoterrenos, con las iniciales de las organizaciones pintadas en los laterales, están en constante movimiento. "Debe de haber cientos", dice Hans van Dillen, representante local de la división holandesa de MSF.
Van Dillen recuerda un incidente escalofriante después del terremoto, cuando diferentes organizaciones se peleaban para asumir el control de cada asentamiento, levantando hospitales improvisados y puestos de atención médica de emergencia, "tapando tu logotipo con el suyo", cuenta. Por la noche, la mayoría de los cooperantes desaparece. Ante el temor a secuestros y otros crímenes, las ONG imponen estrictos toques de queda para su personal a partir de las 6:30 de la tarde.
No cabe duda de que los esfuerzos de estas organizaciones han salvado muchas vidas, especialmente en los días posteriores al terremoto. Pero otro asunto es si pueden mejorar el panorama a largo plazo del país caribeño. El nivel de vida de millones de haitianos apenas ha mejorado en las últimas décadas. En términos de desarrollo económico, Haití se ubica en el puesto 149 de los países menos desarrollados —justo por delante de Sudán— del total de 182 países evaluados por la ONU.
Los desafíos para sanear el sistema de salud pública de Haití son evidentes en el Hôpital de l'Université. Su presupuesto anual es de apenas US$5 millones, de los cuales 95% se destina a pagar salarios. En comparación, MSF recaudó US$100 millones para su programa en Haití después del terremoto. La Cruz Roja recibió US$816 millones en donaciones.
Contribuciones extranjeras
Horas después del terremoto, el hospital se convirtió en un centro de evaluación de heridos. La escuela de enfermería del hospital se había derrumbado, cobrando la vida de treinta estudiantes. El pabellón pediátrico tuvo que ser evacuado y sus pacientes fueron ingresados en improvisadas tiendas de campaña militares.
En los días siguientes llegaron decenas de doctores extranjeros, que trabajaron sin parar en penosas condiciones, en ocasiones realizando amputaciones sin anestesia.
El director del hospital, el doctor Lassegue, permaneció en su puesto, al igual que la enfermera jefe, Marlaine Thompson. Muchos de sus colegas, afectados por tragedias familiares, no volvieron en meses. "Muchos estaban traumatizados", recuerda Lassegue.
En el hospital llegó a haber hasta 19 ONG trabajando al mismo tiempo. Según el doctor Lassegue, entre ellas se encontraban MSF, la Cruz Roja noruega y canadiense, Scientology Volunteers Ministry y la española Bomberos Unidos Sin Fronteras.
Los doctores haitianos reconocen las contribuciones de los doctores extranjeros. No obstante, hubo roces. "Vinieron, ayudaron, estuvo bien, pero no trabajaron junto a los médicos haitianos", señala el doctor Max Harry Kernisant, un cirujano del hospital.
Allison Shelley para The Wall Street Journal
.Pero para marzo, las únicas ONG con doctores que permanecían en el hospital eran las estadounidenses International Medical Corps, conocida como IMC, y Partners in Health. Muchos doctores trabajaban en rotaciones de dos semanas, y el personal apenas daba abasto para trabajar simultáneamente en la sala de emergencia y en la unidad de cuidados intensivos. Para finales de julio, ambos grupos habían retirado a sus doctores del hospital.
En cuanto se fueron las ONG, todo volvió a cómo estaban las cosas antes del terremoto. Hay ratas en las salas y las tuberías pierden aguas residuales al lado de la sala de emergencias, donde una decena de pacientes medio desnudos yacen en estrechas camillas. "¿Y ahora qué pasa? Estamos en la misma situación que antes", lamenta Kernisant.
Puede ser que haya en camino una pequeña ayuda. La secretaria de Estado de EE.UU., Hillary Clinton, y el ministro de Exteriores francés Bernard Kouchner firmaron recientemente un memorando conjunto para proveer US$50 millones para reconstruir el hospital. El acuerdo no especifica cuándo comenzará a llegar el dinero. La Cruz Roja de EE.UU. acordó en julio conceder una ayuda de US$3,8 millones al hospital para pagar bonificaciones al personal.
Mientras tanto, a 32 kilómetros de Puerto Príncipe, en la devastada ciudad de Leogane, MSF está a punto de abrir un nuevo hospital que sustituya al de campo que montó en los días posteriores al terremoto. La organización humanitaria afirma que está explorando formas de colaborar con el Ministerio de Salud haitiano.