por admin » Mié Ene 12, 2011 5:57 pm
Las eléctricas de Holanda, quemadas por la marihuana
Las plantaciones, hambrientas de luz y calor, les roban millones de dólares.
Por John W. Miller
Rotterdam, Holanda
.Encenderse un porro en Holanda? Nada del otro mundo. ¿Cultivar marihuana? Eso es ilegal. Los más quemados: las compañías eléctricas del país.
Las granjas de marihuana, hambrientas de voltios, han estado robando cientos de millones de dólares en electricidad al año. El problema se ha agravado tanto que a una firma se le saltaron los fusibles: Stedin Netbeheer BV, una planta eléctrica con 1,8 millones de usuarios, ahora envía a sus empleados a que acompañen a la policía en redadas, utilizando sofisticadas herramientas de análisis de la red, para poner en evidencia las plantaciones.
El mes pasado, lanzó una línea telefónica anónima y envió por correo 30.000 tarjetas de "rasca-y-huele" que vienen impregnadas con el aroma de cannabis fresco. "La gente tiene la imagen de un hippie simpático fumando", dice Wolter Meijer, el director antifraude de la compañía. "Pero la realidad es peligro y criminalidad". Envió las tarjetas como una forma de pedir ayuda a los consumidores. "Simplemente, huela esta tarjeta y si reconoce este olor en su vecindario, llámenos y nosotros nos ocuparemos del resto". Los 30.000 panfletos fueron repartidos en noviembre, y si la campaña funciona, será ampliada al resto del país.
Cultivar marihuana dentro de una casa requiere agua, generadores de dióxido de carbono y fuertes focos de luz y calor, lo que causa cientos de incendios accidentales al año. Un uso intensivo de electricidad es una señal de alarma para los investigadores, así que los cultivadores tratan de evitar ser detectados al acceder a las redes de electricidad antes del contador. Eso le ha costado US$15 millones al año a Stedin.
Todo esto refleja la actitud disonante del país con respecto a la marihuana. Teóricamente, es ilegal fumarla, comprarla, venderla y cultivarla. Pero la prohibición sobre el consumo no ha sido aplicada desde 1976 y los cafés están autorizados a vender pequeñas cantidades. La paradoja tiene confundidas incluso a las autoridades holandesas. "Puedes fumarla, pero no cultivarla", dice Eric de Borst, el agente principal anticannabis. "Entonces, ¿dónde se supone que la consigues?".
En toda Holanda, por lo visto. Resulta que hay aproximadamente 40.000 plantaciones de marihuana en el país. Cada año, unas 5.000 son destruidas, pero luego aparecen otras 5.000, dice la policía.
Los cafés sólo pueden tener 500 gramos en reservas, así que necesitan ser continuamente reaprovisionadas. "A las autoridades les encantaría saber de dónde sacamos la hierba", dice Myriam Kobus, gerente del café Game, en La Haya. "No se lo decimos".
La policía asegura que la mayoría de proveedores son pandillas que se reparten la producción, a menudo entre ciudadanos de escasos recursos a los que pagan para que conviertan sus residencias en invernaderos. Un lote de 200 plantas puede cosecharse hasta cinco veces al año y cada cosecha puede generar unos US$30.000.
Estos cultivadores abastecen a más que la demanda local. La marihuana holandesa sale por barco y carretera a toda Europa, dice Peter Reuter, un experto en políticas de droga en la Universidad de Maryland. Holanda produce en torno a US$3.000 millones en marihuana al año, 90% de la cual es exportada, calcula la policía.
Las plantaciones aparecen en cualquier parte: en pueblos, en invernaderos de tomates y apartamentos de gente de clase trabajadora. Una pandilla en Rotterdam utiliza seis camionetas como granjas móviles y siempre tiene listo un lote para vender y fumar, aseguran las autoridades.
Toda esta actividad mantiene ocupado al equipo de 32 agentes de Meijer, en Stedin. Buscan picos de 8 horas en el consumo eléctrico, correspondientes a los patrones de las lámparas de calor, filtros de aire exteriores, embrollos de cables y tejados donde la nieve se derrite rápidamente.
Loek de Lange, un portavoz de Enexis BV, otra compañía eléctrica, dice que su empresa también colabora con la policía, pero no con la misma intensidad que Stedin. "Es un problema para todas las eléctricas y debemos luchar juntas, con la policía", asevera.
La línea telefónica anónima de Stedin recibe en promedio una llamada al día. Todas son investigadas, "incluso cuando sabemos que probablemente se trata de alguien fumando o de vecinos que no se gustan", dice Meijer.
Un nuevo gobierno conservador, que ganó las elecciones basándose en un mensaje de ley y orden, quiere clausurar muchos de los 700 cafés en el país y 400 tiendas de "cultivo", que venden legalmente equipos necesarios para cuidar de las plantaciones.
Pero los partidarios están dando pelea. "Es la ilegalización de la marihuana lo que crea crimen y violencia", dice Fredrick Polak, un psiquiatra en Amsterdam que reconoce fumar un porro cada dos días. "Durante la era de la prohibición, la gente no se mataba porque estuviera borracha, sino porque tenían que convertirse en criminales".
"Es un buen negocio", asegura Kobus, la gerente del café. Calcula que Game genera unos cuantos miles de euros al día. "La marihuana esta aquí para quedarse".