por admin » Sab Mar 19, 2011 7:07 am
Obama viaja a Latinoamerica buscando estrechar lazos, pero con poco para ofrecer
Por John Lyons en Sao Paulo y Laura Meckler en Washington
El presidente estadounidense Barack Obama comienza una gira latinoamericana de cuatro días el sábado con la meta de restablecer el liderazgo de Estados Unidos en el hemisferio, en momentos en que la influencia de China está creciendo rápidamente de Santiago a Sao Paulo.
El problema es que Obama, quien el sábado se reúne en Brasilia con la nueva presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, y quien también visitará Chile y El Salvador, lleva poco para ofrecer a la región en áreas clave que van desde el comercio hasta la reforma migratoria.
Obama tendrá problemas en contener a China en una región que Estados Unidos durante mucho tiempo –para descontento de muchos latinoamericanos— ha considerado su patio trasero.
Funcionarios de la Casa Blanca dicen que Estados Unidos no está trabado en una rivalidad económica con China en Latinoamérica, y presentan el viaje como un intento por crear empleos estadounidenses al ligarse de manera más cercana a mercados emergentes de rápido crecimiento como Brasil. Pero los acompañantes del presidente, que incluyen a cuarto miembros de su gabinete, y el momento del viaje en medio de un apremiante debate presupuestario y múltiples crisis internacionales pone de relieve una creciente conciencia en el gobierno de Obama que Estados Unidos ha perdido terreno allí a medida que los líderes latinoamericanos miran a Oriente en busca de oportunidades económicas.
"Es de mucho interés para Estados Unidos y para el hemisferio que indiquemos que estamos comprometidos con la región y que no... cedemos... nuestro propio hemisferio, el cual es increíblemente importante para nosotros", dijo Ben Rhodes, vice asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca para comunicaciones estratégicas.
La economía china de rápido crecimiento ha ayudado a transformar Brasil en una estrella en ascenso en la escena mundial. Otrora más conocido como un destino hedonista de playas soleadas y una moneda oscilante, Brasil es ahora la séptima economía más grande del mundo y goza de un real fuerte y estable, gracias en buena medida a un decenio de crecientes exportaciones de mineral de hierro, soya y otros bienes a China. El año pasado, China sobrepasó a Estados Unidos como el mayor comprador de bienes brasileños. China también eclipsa a Estados Unidos en el comercio con Argentina y Chile.
.Súbitamente, Estados Unidos está buscando la cooperación de Brasil en importantes debates globales. El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Timothy Geithner, quien está viajando con Obama, fue a Brasilia el mes pasado para conseguir apoyo a persuadir a que China permita la apreciación de su moneda, una medida que Geithner dice es esencial para afianzar la economía global. Funcionarios chinos, entretanto, están haciendo lo mismo: presionando a Brasil para que critique a Estados Unidos por permitir el debilitamiento del dólar. Hasta el momento, Brasil no ha apoyado a ninguna de las partes, prefiriendo criticar las políticas monetarias de ambos países.
"El cortejo de Brasil por parte de Estados Unidos y la otra gran potencia, China, rápidamente se está convirtiendo en un importante tema en la economía internacional", dijo Eswar Prashad, economista de la Universidad de Cornell y ex jefe del programa de China en el Fondo Monetario Internacional.
Estados Unidos es aún, de lejos, la mayor fuente de inversión extranjera en la región, y filiales locales de compañías estadounidense, desde Caterpillar a Colgate-Palmolive, tienen una cuota mucho mayor de la economía latinoamericana que firmas chinas. Más aun, México aún considera a China más un competidor en la producción fabril que un socio económico.
Pero al cabo de decenios en que líderes latinoamericanos estaban dispuestos a hacer lo imposible para cumplir exigencias de Estados Unidos para poder acceder a mercados e inversiones en ese país, China está reequilibrando la ecuación. En estos días, países ricos en materias primas como Brasil, Chile, Argentina y Perú que exportan a China ya no están motivados a complacer a Washington
"Los chinos son recién llegados en la región pero están ganando experiencia rápidamente y no se les debería subestimar", dijo Anthony Root, socio de la firma de abogados Milbank, Tweed, Hadley & McCoy, quien ayudó a negociar la compra de plantas eléctricas.
A Brasil, por ejemplo, no le gustaron los términos de un pacto de libre comercio hemisférico propuesto por Estados Unidos y lo bloqueó en 2005. Brasil también ayudó a descarrilar el acuerdo comercial global propuesto por Estados Unidos en la Organización Mundial del Comercio. Brasil también ha criticado el uso de bases militares colombianas por parte de Estados Unidos. En un indicio de las ambiciones globales de Brasil, el país se alió con Turquía el año pasado en un intento fallido por evitar las sanciones respaldadas por Estados Unidos contra el programa nuclear de Irán.
El viaje de Obama representa un intento por revertir la tendencia, forjando una relación más amistosa. El primer presidente negro de Estados Unidos es inmensamente popular en Brasil, que comparte una historia de esclavitud con Estados Unidos. Obama planea visitar un barrio marginal de Río de Janeiro y pronunciar un discurso importante. Entretanto, Rousseff, una ex guerrillera marxista que lleva tres meses en el cargo, ha indicado el deseo de una relación menos contenciosa con Estados Unidos.
"Es en parte una paradoja debido a su pasado radical, pero (Rousseff) parece estar libre de prejuicio ideológico y los elementos de actitud antiestadounidense que afectaron la relación durante los años de Lula", dice Roberto Abdenur, ex embajador brasileño ante Estados Unidos.
Obama puede tener éxito en lograr condiciones más amistosas con Brasil, pero profundizar la relación económica puede ser un reto más duro. Los funcionarios estadounidenses dicen querer más acceso a la economía de Brasil para las exportaciones de Estados Unidos. Pero es improbable que Obama llegue tan lejos, considerando que Estados Unidos restringe las importaciones de acero, carne, jugo de naranja, azúcar y otros bienes brasileños con el fin de proteger industrias estadounidenses.
México, que ha estado presionando por una reforma migratoria durante años, también quiere la ayuda de Washington para detener el flujo de fusiles de asalto y armas de fuego que terminan en manos de carteles de drogas mexicanos, atizando la violencia al sur de la frontera. Pero en ambos casos, ha habido poco progreso debido a desacuerdos políticos en el Congreso de Estados Unidos.
"El presidente realmente encara retos significativos para cumplir con los temas que más importan a Latinoamérica", dijo Ted Piccone, quien cubría la región en el Consejo de Seguridad Nacional durante la presidencia de Bill Clinton y es ahora subdirector para política extranjera del Brookings Institution en Washington. "Estos asuntos se contraponen con preocupaciones internas muy difíciles aquí en Estados Unidos".
En Chile, una economía rica en cobre que tiene acuerdos de libre comercio con Estados Unidos y China, Obama planea un discurso importante sobre la importancia de la relación entre Estados Unidos y Latinoamérica. En El Salvador, donde los descendientes políticos de un grupo rebelde antiestadounidense de la década de 1980 recientemente asumieron el poder por vía de las urnas, la visita de Obama también consistirá principalmente de simbolismo: enterrar el pasado.
Obama probablemente revelará una línea de crédito de US$1.000 millones para financiar a compañías estadounidenses que trabajan en la infraestructura brasileña, incluyendo los preparativos para los Juegos Olímpicos de 2016 en Río, dicen funcionarios estadounidenses. En contraste, bancos estatales de China están desembolsando sumas mucho mayores directamente en firmas y gobiernos latinoamericanos en una estrategia exitosa por conseguir acceso a industrias latinoamericanas claves.
China ha usado sus amplias arcas para asegurarse suministros de petróleo latinoamericano. El año pasado, China prometió prestar a Venezuela US$20.000 millones como parte de un trato para dar a firmas chinas acceso a sus vastos yacimientos. En 2009, China prestó US$10.000 millones a Brasil a cambio de futuros envíos de petróleo.
Hace una década, Latinoamérica y China apenas comerciaban. Pero eso cambió conforme la necesidad de China de materias primas la llevó a buscar nuevos mercados como Brasil, el mayor exportador mundial de mineral de hierro, y Chile, el mayor productor mundial de cobre. Entre 2000 y 2008, el comercio entre Latinoamérica y China creció a una impresionante tasa anual de 31%, mientras acaparaba activos petroleros, mineros y otras materias primas de Venezuela a Argentina.
Coincidencialmente, una generación de líderes escépticos respecto de Estados Unidos asumió el poder en países como Brasil que estaban dispuestos a diversificar los lazos comerciales y afirmar la independencia. Entretanto, líderes a favor de Estados Unidos en países como México comenzaron a quejarse que Washington estaba ignorando la región al trabarse en guerras en Irak y Afganistán.
Dos países que Obama no visitará esta vez, Panamá y Colombia, son ejemplos más dicientes. Ambos países están entre los aliados más cercanos de Estados Unidos en la región. Estados Unidos respalda a Colombia con ayuda antidrogas. Panamá usa el dólar estadounidense como su moneda. Pero los acuerdos de libre comercio negociados bajo el ex presidente George W. Bush han languidecido en el Congreso. En vez de visitar con las manos vacías, Obama está evitando completamente ambos países.
China, entretanto, está elaborando planes con Colombia para construir una alternativa al canal de Panamá que comunicaría por vía férrea puertos en las costas atlántica y pacífica. En virtud del plan, Colombia enviará materias primas a China y a cambio recibirá bienes para ensamblaje y exportación. China es el segundo socio comercial más grande de Colombia después de Estados Unidos.
China también está amasando tratos comerciales regionales. El acuerdo de libre comercio de 2005 de China con Chile fue el primero que firmó con un país no asiático. En 2009, China firmó un pacto similar con Perú –donde los líderes han estado esperando en vano por años un acuerdo similar con Estados Unidos— y firmó un trato con Costa Rica el año pasado.
China se ha concentrado principalmente en el comercio, en vez de la inversión. Pero recientes acuerdos muestran que eso está cambiando. Firmas chinas han comprado más de US$11.000 millones en activos en Argentina desde noviembre, incluso filiales empresariales de Occidental Petrochemical Corp. y British Petroleum. China ha gastado un monto similar en Brasil comprando derechos petroleros y la adquisición por US$1.800 millones de siete plantas eléctricas brasileñas.
Paulo Prada