Elecciones 2011 :::: Factores emocionales y racionales que influyen en la recta final de las elecciones presidenciales.
Psicología del Voto“El voto es una proyección del votante sobre el candidato”, dice María Paz de la Puente, aquí al lado del también psicoanalista Jorge Kantor.
La caída de la bolsa, la subida en el riesgo país, el pánico financiero y el fantasma de la injerencia extranjera fuerzan la polarización del electorado nacional. Con la percepción de atributos repartida entre los candidatos virtualmente empatados, los valores percibidos como los más importantes se impondrán a los demás a la hora de estar a solas frente a la cédula en blanco.
La táctica del miedo y el voto seguro de Toledo se basa en dos supuestos. En primer lugar, en que el peruano no vota a favor: vota en contra. “Atendiendo a la poca aceptación de los candidatos, al votante probablemente le importe más los defectos de los que rechaza”, explica el psicoanalista Jorge Kantor. Para María Paz de la Puente, de la Sociedad Peruana de Psicoanálisis, el voto por el “mal menor” suele ser racional pero no emocional. En segundo lugar, la estrategia se basa en la culpa limeña. En la percepción de que estamos, de nuevo, ante dos países. Lo responsable –según esa táctica– sería elegir al que sepa convocar antes que polarizar. En redes sociales ya se culpa a los que “por frivolidad” terminarán convocando a Humala. Otros ven un voto por la K agazapado tras el voto por PPK (“los PPKeikos”).
En un contexto de atributos repartidos, los valores más fuertes se impondrán sobre los otros a la hora de elegir el voto.
El problema es que, cifras más o menos, todos pueden ser un voto perdido con relación a los demás. El voto a ganador existe, dice Kantor, pero “¿quién está ganando?”.
En el 2006 se habló de un voto de venganza. De un electorado que se repartía en la dicotomía miedo-rabia y de un ‘voto de castigo’. Aquella vez el psicoanalista Jorge Bruce habló de “componentes sádicos” dentro del lema humalista “amor por el Perú”. El gran elector, esta vez, parece encontrar en Ollanta Humala atributos novedosos. La última encuesta de imagen comparada de los candidatos publicada por CPI (26 de marzo) arroja cifras sugerentes. Humala aparece como el candidato que combatirá con más decisión el problema de la delincuencia (41.4%). También se le percibe como el que más va a combatir la corrupción: 39.2% para Ollanta Humala, y todos lo demás con menos de 17% (ver cuadro).
Por su lado, el fujimorismo cosecha simpatizantes a partir del voto reivindicativo. A ello parece apuntar la estrategia de Keiko Fujimori, quien no escatimó lágrimas en su entrevista con Magaly Medina: buscar la identificación a partir de algún recuerdo grato. “La identificación es un mecanismo inconsciente”, explica la psicoanalista De la Puente. Las recaídas del padre encarcelado podrían ablandar al más demócrata. Del lado opuesto, la resquebrajada salud de Susana Higuchi horada la imagen familiar que se busca proyectar. El indulto sería nefasto para los intereses fujimoristas.
PPK ha subido, según propio diagnóstico, porque está haciendo una campaña alegre. Es la estrategia García: tocar la tecla del optimismo. La táctica contradice a la de Toledo y Castañeda. Votar por el que se percibe optimista y ganador puede ser redituable frente al pesimismo que amenaza la segunda vuelta. No importa que el candidato sea trajinado: el concepto del outsider es relacional, es una percepción antes que una realidad factual. “Rechazamos al candidato porque le vemos aspectos parecidos a nosotros mismos que no nos gustan”, desarrolla de la Puente. Y a nadie le gusta vivir con miedo.
Pero ¿qué se entiende por optimismo? La encuesta de imagen comparada de CPI revela que es Humala quien se perfila como el candidato con las mejores propuestas (19%), así como el que tiene una mejor visión de futuro para el desarrollo del país (19.4%). “A veces se le proyectan al candidato los propios deseos”, dice de la Puente. Parafraseando a una ex candidata, cabe preguntarse si la esperanza vencerá al miedo. (Carlos Cabanillas)