por admin » Vie Abr 15, 2011 9:55 pm
Los obstáculos que afrontan los mandarines monetarios de China
Por Bob Davis
BEIJING—El primer ministro de China, Wen Jiabao, advirtió el mes pasado que la inflación es como un tigre, una vez que lo sueltan es "muy difícil volverlo a enjaular".
China, no obstante, se ha movido con lentitud, aunque los precios de los alimentos están subiendo a un ritmo anual de 10% y la inflación acumula un alza de 4,9%, casi el doble del nivel de hace un año. Las medidas tomadas hasta el momento, incluso el alza de 0,25% en las tasas de interés de la semana pasada, han sido modestas. Se espera que la inflación supere el 5% anual hoy, cuando se anuncien las cifras de marzo.
Si dependiera del Banco Popular de China, el banco central, el ataque contra la inflación hubiera comenzado antes, aseguran fuentes cercanas. Pero el proceso de lucha antiinflacionaria es bizantino, al igual que el gobierno chino.
La política monetaria de la segunda economía del mundo concierne a burocracias rivales, comisiones sigilosas y un Partido Comunista cuya influencia está oculta pero es generalizada, dicen estas personas. No hay un solo funcionario a cargo, por lo cual es casi imposible que otros países coordinen su política económica con la de China.
"¿Quién es el Bernanke de China?", pregunta Yu Yongding, ex asesor del banco central, refiriéndose al presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Ben Bernanke. "No hay ninguno. Las decisiones importantes se toman colectivamente. Se puede perder la mejor oportunidad [de luchar contra la inflación] porque las decisiones tienen que contar con el visto bueno de los mandamases y, a veces, la luz verde llega después de un largo retraso".
Las políticas económicas de China han transformado al país más populoso del mundo con un crecimiento anual promedio de 10% en la última década. Pero China enfrenta su mayor amenaza inflacionaria desde los años 90. Los líderes chinos consideran que el alza de precios es su mayor preocupación económica en 2011.
Si China frena de golpe, podría sofocar su vigoroso crecimiento, un potencial golpe para una economía global que ya es amenazada por la devastación en Japón y los trastornos en Medio Oriente. Si China permite que la inflación se desboque, ello asestaría un duro golpe a los consumidores chinos y presionaría a los exportadores y los bancos. El 43% de 3.000 banqueros encuestados por el gobierno chino dijo en marzo que la economía se está sobrecalentando.
En la mayoría de los países, controlar la inflación es la tarea del banco central. China tiene el Banco Popular de China, encabezado por Zhou Xiaochuan, un reformista de 63 años. Pero a diferencia de los jefes de la Fed, el Banco Central Europeo y otros bancos centrales importantes que son independientes, Zhou responde a los líderes políticos chinos.
En realidad, el Banco Popular de China a menudo desconoce las decisiones monetarias hasta que las autoridades superiores se las informan, dicen fuentes cercanas. El banco central es apenas uno entre una docena de ministerios que presionan a las máximas autoridades del gobierno y del Partido Comunista sobre si deben aumentar las tasas de interés o el tipo de cambio. El banco central muchas veces pierde tales batallas ante ministerios que representan a exportadores enérgicos y gobiernos locales que gastan a manos llenas, dicen economistas que conocen el proceso.
"Es inherente a la lógica de un país autoritario no tener un banco central totalmente independiente", afirma Lawrence Summers, ex asesor económico principal del presidente Barack Obama. Como parte de un esfuerzo por comprender mejor la toma de decisiones de China, la Fed envió un funcionario al banco central durante un mes e invitó a economistas chinos a pasar un tiempo en sus oficinas.
Zhou, gobernador del Banco Popular de China, ha buscado durante mucho tiempo reformar la economía para que dependa más de las fuerzas del mercado. Eso le ha ganado elogios en Occidente, donde se le considera como una especie de embajador económico de China. Zhou declinó ser entrevistado para este artículo.
El poder de Zhou, sin embargo, es limitado en decisiones clave de política monetaria. En el sistema actual, las tasas de interés o los requisitos de reserva bancaria deben ser aprobados por el Consejo Estatal de China, un grupo de 10 personas encabezado por el primer ministro Wen Jiabao.
La Comisión Permanente del Politburó del Partido Comunista, encabezada por el presidente y jefe del partido, Hu Jintao, tiene la última palabra en temas más fundamentales de política monetaria y cambiaria. Existe superposición. Dos miembros del Consejo Estatal integran la comisión del Politburó.
Zhou no es miembro de ninguno de los dos grupos, pero defiende sus posturas en reuniones reducidas, dicen participantes en la toma de decisiones. Otros organismos hacen lo mismo.
En lo que respecta a las tasas de interés, el Banco Popular de China a veces se enfrenta a gobernaciones locales y al más poderoso organismo económico del país, la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma, que quiere intereses bajos para financiar nuevos proyectos. En materia de tipo de cambio, el banco central con frecuencia encara la oposición del Ministerio de Comercio, que busca un yuan subvaluado que beneficie a los exportadores. Cuando recibe recomendaciones contradictorias, el premier Wen habitualmente demora las decisiones hasta que los ministerios alcanzan un acuerdo, dicen fuentes cercanas.
A veces se ignoran los puntos de vista del banco central, como en 2008, cuando advirtió que el vasto plan de estímulo podía producir una avalancha de préstamos incobrables y desatar presiones inflacionarias, dicen fuentes cercanas.
El estímulo fiscal propulsó la economía china, que creció 9% al año siguiente mientras la mayor parte del mundo se hundía en la recesión. Pero también disparó el crédito. Los bancos estatales le prestaron a las compañías estatales, que invirtieron en bienes raíces residenciales, dice Yongheng Deng, economista de la Universidad Nacional de Singapur. Los precios residenciales urbanos treparon 50% en los últimos dos años.
El banco central tuvo que hacer una intensa campaña de lobby para persuadir al gobierno y al Partido Comunista de que el combate contra la inflación era absolutamente prioritario. La inflación tocó 4,4% en octubre —el mayor aumento en dos años— y subió más el mes siguiente. Los argumentos del banco central finalmente comenzaron a cobrar fuerza en los debates del Partido Comunista.
En el tercer trimestre, el Politburó decidió cambiar el sesgo de la política monetaria de "moderadamente relajada" a "prudente". Ello reforzó el argumento del banco central para subir las tasas, una decisión que compete al Consejo Estatal.
El 19 de octubre, China aumentó los intereses por primera vez en casi dos años.
El país ha subido las tasas en otras tres ocasiones y los requisitos de reservas bancarias en otras cinco desde el 10 de noviembre, conforme se ha intensificado el debate del Politburó sobre asuntos monetarios. De todos modos, la tasa de interés referencial a un año es de 6,31%, un punto porcentual menos que cuando China lanzó su plan de estímulo.