por admin » Mar May 03, 2011 7:09 am
La corazonada que permitió a EE.UU. dar con Osama bin Laden
Por Siobhan Gorman, Adam Entous y Zahid Hussain
Mientras los dos helicópteros repletos con los miembros de las fuerzas especiales de la marina estadounidense se abrían paso en medio del oscuro cielo hacia la guarida de Osama bin Laden, los cerebros que habían planificado la operación no estaban seguros de que su objetivo se encontrase ahí. Algunos de los hombres que habían diseñado la misión pensaban que la probabilidad de ello era de apenas 60%.
Habían, de todos modos, elegido una arriesgada estrategia de ataque: un asalto directo a la casa en lugar de sencillamente bombardear el lugar desde un avión que no pudiera ser detectado por los radares.
Soldados paquistaníes y un policía patrullan la que habría sido la residencia donde alojaba Osama bin Laden en Abottabad, Pakistán.
.Pero después de pasar una década persiguiendo a bin Laden desde las cuevas del sur de Afganistán a las anárquicas provincias orientales de Pakistán, EE.UU. decidió que el riesgo bien valía la pena. Un examen de la decisión muestra que aunque se basó en meses de planificación detallada, en última instancia dependió de una corazonada.
El siguiente relato se basa en informes y entrevistas con casi una docena de funcionarios de la Casa Blanca, agencias de inteligencia, el Pentágono y el Congreso estadounidense.
En diciembre de 2010, el director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), Leon Panetta, decidió que la información que se había recopilado era lo suficientemente sólida para poner manos a la obra. Convocó a una reunión secreta con legisladores para buscar las decenas de millones de dólares necesarios para financiar el intensivo programa que desembocó en la muerte de bin Laden.
"Lo que convenció a la gente era que no había otra explicación probable" sobre qué otra persona podía estar ocultándose en el complejo residencial, dijo un funcionario de EE.UU., con la excepción del número dos de al Qaeda, Ayman al-Zawahiri.
La decisión dio inicio a una operación de cinco meses con pocos paralelos en la historia de EE.UU: una misión secreta ocultada a los aliados más estrechos que culminó más de una década de trabajo de inteligencia a menudo infructuoso.
El centro de atención de la inteligencia estadounidense era un complejo amurallado en Abottabad, Pakistán, construido para alojar a alguien que no quería ser visto. Para fines del año pasado, EE.UU. sabía que la mayoría de sus 22 residentes estaban emparentados con uno de los mensajeros más confiables de bin Laden. Pero una tercera familia seguía siendo un misterio. Los agentes de inteligencia sabían que vivía un hombre adulto, pero no podían verlo.
EE.UU. había buscado a bin Laden durante más de una década y fallado media docena de veces.
En 2002, apenas un año después de que bin Laden se escapara en las montañas de Tora Bora, en Afganistán, los interrogatorios de detenidos de la CIA revelaron el alias de uno de sus mensajeros, cuyo trabajo era llevar información y mensajes de bin Laden a agentes de al Quaeda en todo el mundo. El hombre —quien no ha sido nombrado por funcionarios de EE.UU.— era un protegido del artífice de los atentados del 11 de septiembre de 2001, Khalid Sheikh Mohammed, y ayudante fidedigno de Abu Faraj al Libbi, un ex número tres de al Qaeda capturado en 2005.
Tras años de arduo trabajo, los analistas de la CIA finalmente descubrieron en 2007 el nombre verdadero del mensajero y comenzaron a buscarlo.
El primer éxito se produjo a fines de agosto de 2010, cuando la CIA logró seguirlo a su residencia de Abbottabad.
Construido en 2005, el complejo estaba en la periferia de la ciudad, al final de un estrecho camino de tierra. Era un edificio de tres pisos con pocas ventanas al exterior. Vieron una terraza en el tercer piso con una pared de más de dos metros que impedía ver hacia adentro. Los residentes del complejo residencial quemaban la basura. El lugar tenía murallas inusualmente altas y carecía de conexión a Internet y teléfono. La propiedad era ocho veces el tamaño de otros complejos cercanos. "Cuando lo vieron, supieron que tenían que hacer algo", dijo un funcionario de EE.UU.
En septiembre, Obama fue informado sobre el complejo residencial y se le dijo que EE.UU. creía que allí se alojaba un blanco importante. Entre sus residentes estaban el mensajero, su esposa e hijos, y la familia de su hermano.
Además, "había una misteriosa tercera familia allí", dijo una fuente cercana. "Había un hombre adulto que no podían ver pero que sabían estaba allí. Había una mujer, potencialmente esposa e hijos, cuya familia coincidía con la potencial de Osama bin Laden". Los miembros de la tercera familia nunca salían de la residencia.
En febrero, Panetta creyó que era hora de planear la operación. Se reunió con el vicealmirante William McRaven, jefe del comando de operaciones especiales de las fuerzas armadas, y pidió que un equipo reducido analizara opciones.
Se pensó en un bombardeo que minimizara el riesgo para los soldados estadounidenses y maximizara la probabilidad de matar a los residentes del complejo. Pero eso también hubiera destruido pruebas de que bin Laden se encontraba allí.
El 19 de abril, Panetta le dijo al presidente Barack Obama que la CIA creía que bin Laden estaba allí. Ese mismo día, Obama dio autorización provisional para un asalto de estilo comando con helicópteros.
En la mañana del domingo primero de mayo, Obama dio el visto bueno final para la misión tras un retraso de 24 horas debido al mal tiempo. Panetta fue a misa, mientras Obama fue a jugar golf.
Los helicópteros de EE.UU. trasladaron al equipo de las Fuerzas de Operaciones Especiales desde una base aérea en Jalalabad, Afganistán. Un helicóptero cayó a tierra debido a un "vórtice" creado por los altos muros del complejo residencial, un momento aterrador que resumía los mayores temores de EE.UU. sobre la misión.
Panetta vigiló la operación desde su sala de conferencias convertida en comando de guerra. En la Casa Blanca, Obama y sus principales asesores seguían la tensa acción en tiempo real desde la Sala de Operaciones. "Los minutos pasaban como días", dijo John Brennan, asesor de contraterrorismo de la Casa Blanca.
El equipo, que sabía que tenía que irse en un solo helicóptero, pasó 40 minutos disparando sin tregua, asaltando cada una de las estructuras del complejo residencial. Bin Laden y su familia estaban en el segundo y tercer piso del principal edificio del recinto, el último en ser penetrado.
Un funcionario de defensa de alto rango dijo que bin Laden fue abatido por "balas de EE.UU." y descartó que haya muerto a manos de sus propios guardias para impedir que fuera capturado vivo. Bin Laden recibió en la cabeza al menos una bala disparada por el grupo de asalto de EE.UU.
Además de bin Laden, tres adultos murieron en la redada: dos mensajeros y uno de los hijos mayores de bin Laden. Una mujer cayó abatida al ser usada como "escudo" por uno de los hombres adultos. Otras dos mujeres fueron heridas.
El helicóptero averiado de EE.UU. fue destruido por sus tripulantes antes de que el equipo de asalto se marchara. Las autoridades habían preparado planes de contingencia para bin Laden o en caso de que el hombre misterioso resultara ser otro.
Los paquistaníes, quienes no habían sido informados, enviaron cazas para investigar la presencia de aeronaves no identificadas, pero no dieron alcance a las fuerzas de EE.UU.
A las 15:50 del domingo, el presidente Obama se enteró que el cadáver de bin Laden fue provisoriamente identificado. A las 19:01, Obama fue informado que había una "alta probabilidad" de que fuera el cadáver de bin Laden.
Bin Laden no solo fue identificado por el grupo de asalto, sino también por una de sus esposas, según un funcionario de inteligencia de alto rango. Los especialistas de la CIA compararon fotos del cadáver con las fotos conocidas de bin Laden y pudieron determinar con 95% de certeza que era él. El lunes por la mañana, un análisis inicial de ADN mostró una correspondencia de "virtualmente 100%" del cadáver con el ADN de miembros de la familia de bin Laden.
EE.UU. sumergió a bin Laden en el mar, arguyendo que ningún país lo aceptaría y por temor a que su tumba se convirtiera en un santuario.
El cadáver fue colocado en una bolsa con lastre. Un militar leyó un texto religioso preparado, que fue traducido al árabe por un hablante nativo.
"Tras concluirse la lectura", dijo un alto funcionario de defensa, "el cadáver fue colocado en una plancha preparada y ésta fue inclinada, tras lo cual se sumergió en el mar".