por RCHF » Mié May 04, 2011 10:51 am
ARTÍCULO DE HOY DEL MIAMI HERALD
GUILLERMO DESCALZI: Perú entre el lobo y la caperucita
Guillermo Descalzi
Ni uno es lobo ni la otra es caperucita, pero la figura vale como retrato de quienes son. El lobo, disfrazado, no es otro que Ollanta Humala, y está allí listo para comérsela a Keiko. La caperucita es Keiko Fujimori. En este cuento no hay mucho que pensar para saber a quién escoger en la próxima ronda electoral. Yo me voy mil veces por Keiko. Lo extraño es que haya gente de tanta calidad intelectual como Mario Vargas Llosa apoyando ahora a Humala en la segunda vuelta en el Perú. ¡Atención, calma, hay mucho en peligro en esta elección!
Humala ha moderado su discurso para que se le acepte, pero yo no creo en comunistas reformados, especialmente ahora con la hegemonía chavista sobre la izquierda continental. Hay que desnudar al lobo. El movimiento de Humala se las da hoy de “nacionalista”. Tan solo ayer se adjudicaba otro nombre. Decían los Humala, Ollanta, Antauro y su padre, Isaac, que ellos eran “etnocaceristas”. ¿Qué es el “etnocacerismo”? Es algo confuso. Se llaman “etnocaceristas” por Andrés Avelino Cáceres, militar que resistió la invasión chilena en la guerra de 1879, cuando ya Lima se había rendido. Cáceres encabezó un movimiento guerrillero indígena. Ollanta Humala habla hoy, de “reivindicar” a los pueblos indígenas. Yo quiero decir que me parece muy correcto reivindicarlos, la cosa es cómo.
Más aún: yo, Guillermo Descalzi, estoy vinculado directamente con Andrés Avelino Cáceres a través de mi abuela, María Luisa Cáceres. Hasta allí, y no más, comparto lo que los Humala piensan que es el “cacerismo”. Adoptaron ese nombre como los sandinistas adoptaron el de Sandino en Nicaragua, y como el FMLN adoptó el de Farabundo Martí en El Salvador. Es una manera sencilla de camuflar su estirpe roja de izquierda revolucionaria.
Sobre el cómo reivindicar a los pueblos indígenas, lo que propone Humala es “cambiar la relación entre el Estado y el capital". "Hablamos de una refundación de la república y de una asamblea constituyente que vuelva a definir las relaciones entre el estado, el pueblo y el capital”. Reivindican la raza indígena como si esta estuviese naturalmente en contra del imperialismo y el neoliberalismo. Desenmascaran la “falsa democracia” que hay en el Perú. Reivindican a Chávez y defienden la revolución bolivariana.
Plantearon hasta hace muy poco que el remedio a los males del Perú se podía lograr mediante golpe de Estado. Hoy, por supuesto, el golpe que pretende Ollanta Humala no es de Estado sino electoral. Matar al Estado actual mediante golpe electoral. Eso es lo que pretende Humala. El gobierno de Gana Perú propone saldar la deuda histórica del Estado-Nación con los pueblos indígenas andino-amazónicos a través de un nuevo contrato social, con una nueva Constitución y un Estado reformado, democrático, laico, pluricultural y participativo al servicio de los peruanos, en particular de los pobres y excluidos.
La posición de los Humala refleja el resentimiento profundo de los pueblos indígenas del continente. Yo lo entiendo, pero no por eso soy anticapitalista ni antioccidental, y mucho menos lo que la izquierda radical llama ser “anti-imperialista”, que no es más que una manera disfrazada de buscar la dictadura del proletariado. Darle el poder a Humala sería el error más grande de la historia peruana.
A Keiko, por otro lado, sus propias posiciones revelan la ingenuidad que tiene, defendiendo a su padre ante la increíble intransigencia de quienes sencillamente por ser ella hija de Alberto Fujimori, por eso nunca votarían por ella y prefieren al lobo. Es una inocentada, pero hoy al Perú no le queda otra que escoger entre el uno o la otra. Es una tragedia porque como verán, aquí está bien claro quién es el malo de la película, y no es ella. Ollanta Humala, el ganador con más del 30% del voto, es un ex militar y ex golpista frustrado, que también ganó hace cinco años en primera vuelta solo para perder después por puntos frente a Alan García Pérez.
Si García, que dejó un Perú destrozado tras su primer gobierno, cogido por una hiperinflación y asediado diariamente por Sendero Luminoso, si García, que en su primer gobierno dejó un legado de corrupción y desquicio, si ese García pudo ser aceptado como salvación ante Humala cinco años atrás, espero que hoy los escrúpulos de la burguesía peruana no sean tan inamovibles como para rechazar a Keiko por lo que fue el gobierno de su padre. Su padre, después de todo, acabó con Sendero Luminoso y devolvió sanidad económica al país. Sí, también en el proceso acaparó tanto la autoridad que por sus excesos hoy Alberto Fujimori esta en la cárcel, pero, entre las faldas de Caperuza y los dientes del lobo, ¿a cuál, pregunto yo, debe el Perú elegir?