por admin » Dom Jul 10, 2011 7:18 pm
Pedro Pablo Kuckzynski:
"¿Agonía de Grecia o de los bancos?"
La Columna de PPKLima - Ya hemos escrito bastante sobre la crisis de la periferia de Europa. En la última semana ésta se ha intensificado: las agencias calificadoras de crédito han reducido los bonos de Portugal a la categoría "basura", mientras que las autoridades europeas cada día discuten qué hacer en el caso de Grecia. El gobierno griego está pagando casi 20% de interés por bonos a dos años, una situación calamitosa. El paquete de medidas aprobado el lunes pasado en el Parlamento griego no ha cambiado la actitud negativa de los mercados financieros y las manifestaciones a veces violentas en las calles.
¿Qué es lo que realmente está pasando? Lo que realmente ocurre es que los actores en esta triste película no están tratando de salvar a Grecia sino más bien de salvar a los bancos que le prestaron: ellos están principalmente en la misma Grecia, en Francia y en Alemania. Con la crisis en Portugal, una falencia del gobierno griego arrastraría no sólo a Grecia y Portugal, sino que también tendría muy graves consecuencias para varios de los grandes bancos europeos. Por eso hay tanta preocupación por lo que pasa en Grecia, aunque es una economía relativamente pequeña.
¿Cómo salir? Aquí hay un gran debate entre el Banco Central Europeo, cuyo presidente está a punto de jubilarse, y del otro lado el gobierno alemán, que representa a la principal economía europea y que al final debe pagar las cuentas. El Banco Central Europeo piensa y dice que cualquier rearreglo de la deuda de Grecia es equivalente a una falencia: porque el Banco Central Europeo tendría que castigar enormes cantidades de bonos griegos que tiene para garantizar a los préstamos que le hizo a Grecia. El gobierno alemán por otro lado se da cuenta claramente que la situación de Grecia es inviable y que hay que buscar un nuevo arreglo.
En medio de todo esto están las agencias calificadoras de riesgo y el sistema bancario europeo. Las agencias calificadoras de crédito insisten, igual que el Banco Central, que cualquier nuevo arreglo significa castigar la deuda, y eso sin duda significaría el virtual colapso del sistema bancario de Grecia. Y los bancos quieren buscar un arreglo que les permita recuperar por lo menos una parte de lo que ya prestaron: ya han hecho una propuesta, pero ella no reduciría el verdadero problema que tiene Grecia, que es una inmensa deuda pública, equivalente al 160% de su producto bruto (cifra comparable en el caso del Perú: 20%). Al final, la única solución simplemente es la que propuso hace unos días Axel Weber, expresidente del Banco Central Alemán y hoy futuro presidente del Banco Suizo UBS. El sugiere que el gobierno alemán garantice la parte refinanciable de la deuda griega, así como hizo el Tesoro norteamericano con la deuda de varios países latinoamericanos, con los llamados bonos "Brady". Obviamente hay mucha resistencia a esta solución, que alentaría otros países a buscar el mismo tipo de salida. Pero es mejor este camino que esperar el colapso casi inevitable, tanto de Grecia, posiblemente de Portugal, y de sus bancos acreedores.
Hay una lección en todo esto para nuestro Perú. Grecia tiene un alto porcentaje de informalidad tributaria: se estima que la evasión tributaria es alrededor del 30% de lo que se debe. En el Perú hoy día tenemos una economía altamente informal: mientras el gasto del gobierno se mantenga bajo, como ahora, podemos vivir con esa informalidad a pesar de los graves conflictos sociales que ella genera. Pero si el gasto del gobierno empieza a subir, la informalidad nos llevará poco a poco hacia los problemas financieros que estamos viendo en la periferie de Europa. Por el momento eso parece improbable, pero con el pasar del tiempo y el envejecimiento inevitable de nuestra población, enfrentaremos poco a poco los problemas de la vieja Europa periférica: países como Grecia, Italia, España y Portugal sufren de una población estancada y poco a poco declinante, junto con informalidad tributaria y altas tasas de endeudamiento público, mientras que países como Alemania, Francia e Inglaterra también tienen poblaciones que crecen muy lentamente, pero con sistemas tributarios y financieros mucho más formales y más sólidos.
Por eso insistí tanto en la reciente campaña que para modernizarse el Perú necesita formalizarse, obviamente un proceso que tomará diez o más años, pero el momento de empezar es ahora. Ya dimos un paso importante en el año 2002 cuando impusimos el sistema de retenciones y detracciones, el cual permitió que el IGV se fortaleciera a pesar de nuestra economía informal. Ahora hay que dar el próximo paso. Obviamente, no estamos en una situación peligrosa hoy. Al contrario, tenemos una situación sólida, pero potencialmente precaria. Lo que pasa en Europa es un buen recordatorio de lo que no hay que hacer y de lo que sí hay que hacer.