por Victor VE » Mié Jun 09, 2010 7:44 am
La marea negra arrasa las cuentas de BP
British Petroleum afronta la mayor crisis de su historia desde la explosión el pasado 20 de abril de su plataforma Deepwater Horizon. El incidente se cobró sus primeras víctimas entre los trabajadores de la petrolífera, ya que fallecieron 11 personas en la explosión.
La desesperación por el vertido de crudo que inunda las costas del Golfo de México ha hecho que hasta el propio presidente de Estados Unidos, Barack Obama, perdiera ayer los papeles al asegurar que tanto él como su equipo están estudiando "de quién es el culo que hay que patear". Un tono chabacano que demuestra la frustración del mandatario mientras en la trastienda de Wall Street muchos analistas abrían la caja de Pandora al plantearse la posible quiebra de British Petroleum que, hasta la fecha, ha perdido más de un tercio de su valor desde la explosión de la plataforma petrolera.
El contexto de la suspensión de pagos de la compañía inglesa podría tener sentido si se llegase a demostrar que BP violó la normativa sobre seguridad en la explotación frente a las costas norteamericanas, algo que parece probable. Hasta entonces, el Acto sobre Polución de Petróleo sólo impone una multa de 75 millones de dólares para resolver los desperfectos, una minucia si consideramos que la factura total de la catástrofe podría ascender hasta los 23.000 millones de dólares, según apuntan los analistas del banco Credit Suisse.
Precisamente, Obama aseguró ayer a la cadena NBC que "estaremos seguros que cada persona que haya sido afectada vaya a ser adecuadamente compensada". Estas declaraciones apoyan las presiones que está sufriendo la compañía para suspender el pago de sus millonarios dividendos. Además, el presidente de EEUU puso la puntilla al asegurar abiertamente que ya hubiera despedido al consejero delegado de BP, Tony Hayward, si éste trabajase para la Casa Blanca. "Después de todas sus declaraciones, no seguiría trabajando para mí", dejó claro el demócrata.
Amenazas a la familia
De hecho, ayer mismo, la familia del jefe de BP fue puesta bajo protección policial después de recibir mensajes amenazantes. De momento, el columnista del New York Times, Andrew Ross Sorkin, aseguraba que muchos de los inquilinos del vecindario financiero de la Gran Manzana reconocían que, quizás, sería más rentable para BP declararse en bancarrota que hacer frente al vapuleo del gobierno norteamericanos, el Gobierno estatal de Louisiana y Florida, así como al malestar popular. Un nuevo sondeo del Washington Post/ABC indicó que el 69% de la población estadounidense cree que el Gobierno ha gestionado el problema "no muy bien" o "mal".
David Buik, analista de BGC Partners, dejó claro al rotativo que si el precio de las acciones de BP continúan su caída en picado, la petrolera podría convertirse en el objetivo perfecto de una compra, es decir, las opas podrían comenzar a tentar a sus inversores. Por su parte, Robert Bryce, miembro del Manhattan Institute, explicó que "una bancarrota estratégica no limpiará en nombre de BP", al mismo tiempo que reconocía que "es raro que la compañía sufra este tipo de consecuencias a corto plazo".
No hay que olvidar que la petrolera, capitaneada por Hayward, ha sido hasta ahora una máquina de hacer dinero, ya que el año pasado registró un beneficio de 17.000 millones de dólares. A ello habría que sumar los cerca de 12.000 millones de dólares que BP tiene en efectivo e inversiones a corto plazo, algo que podría ayudarle a costear los daños producidos por la explosión y el consecuente hundimiento de la plataforma Deepwater Horizon.
El único factor que podría poner en vela el futuro de la inglesa es que la compañía tuviera que enfrentarse a un tribunal que pudiera multar a la petrolera con cientos de miles de millones de dólares. En 1987, Texaco tuvo que suspender pagos tras una multa de 1.000 millones de dólares impuesta por un magistrado en su caso contra Pennzoil. Sin embargo, en el caso de vertido de Exxon Valdez, la multa quedó reducida a 507,5 millones de dólares, desde los 5.000 millones iniciales, tras su paso por el Supremo.
Hasta el momento muchos analistas han optado por comenzar a tomar posiciones. No hay que pasar por alto que Goldman Sachs redujo la recomendación de BP a comienzos de semana desde "comprar" a "neutral".
El responsable de contaminación de Greenpeace, Julio Barea, explicó que "se trata de un vertido de magnitud incomparable del que todavía no conocemos las dimensiones reales". En este sentido, Barea apuntaba que "gran cantidad del crudo no ha salido a la superficie, sino que permanece debajo del mar y por tanto no puede ser visto con facilidad".
A todo los problemas actuales hay que sumar la previsión meteorológica ya que la temporada de huracanes acaba de comenzar y el vertido se encuentra en una de las zonas que más movimiento suele registrar. Además los especialistas ya habían vaticinado que este año se espera una actividad similar al 2005 cuando los huracanes Katrina y Rita afectaron a miles de ciudadanos.
Los huracanes podrían afectar al vertido en dos sentidos, en primer lugar complicarían las labores de reparación y control de la zona afectada y por tanto ralentizarían las tareas de limpieza, además de acercar más el crudo a las costas incrementando los daños. Pero por otro lado, según los especialistas es posible que los huracanes dispersen el petróleo y por tanto sea más fácil su reabsorción. Por si acaso, los científicos de la BP ya están diseñando un sistema que podrá soportar los empujes provocados por los huracanes.
Cómo frenar un escape
Desde que comenzara el vertido de crudo a finales de abril, la petrolera ha puesto en marcha distintas iniciativas para intentar reducir el escape pero la mayoría de ellas han fracasado.
El principal inconveniente para desarrollar cualquier tarea de reparación ha sido la profundidad, ya que el pozo se encuentra a 1.500 metros de profundidad y por tanto todas las labores deben ser llevadas a cabo por robots y maquinaria especial que pueda soportar esa presión y las bajas temperatura.
De todas las técnicas que se han diseñado, Top Hat, Big Straw, Jung Shot y Top Kill, sólo ha resultado efectiva la última que se ha puesto en marcha, Lower Marine Riser Package. Ésta consiste en taponar la salida del petróleo con un embudo que está conectado directamente con un barco de la superficie a través de una manguera por la que puede subir el petróleo y ser almacenado en barriles en la embarcación.
La compañía británica no ha perdido tiempo en anunciar el éxito de la iniciativa y asegura que en los tres primeros días se recogieron 16.600 barriles. Aunque lo cierto es que sólo se está recuperando la mitad de lo que sale del yacimiento. Pero todo esto no son más que parches, puesto que BP sólo confía en que el vertido pueda ser controlado a través de los dos pozos que están excavando al lado de la zona dañada. La función de estos pozos será restar presión al pozo principal y de esta forma poder hacer frente al escape a través de las otras excavaciones. Aunque ambos pozos avanzan a buen ritmo no se espera que estén terminados hasta el mes de agosto.
Las cuentas de la crisis
Por el momento la compañía ha invertido 1.250 millones de dólares entre la limpieza, las indemnizaciones y las ayudas a los estados afectados. Y es que hasta la fecha, se han presentado 37.000 reclamaciones de las cuales han sido tramitadas 18.000 con un coste acumulado de 48 millones de dólares.
En cuanto al valor de las acciones de la British Petroleum la caída ha sido muy marcada, un 36%, pasando de los 655,4 peniques, a los que se cambiaba la acción cuando ocurrió todo, a los 417 que alcanzó en la jornada de ayer.
La gestión de la compañía ha evitado que el descenso del valor de las acciones fuese aún mayor, ya que a principios de junio se afirmó que los accionistas continuarían recibiendo dividendos. Si bien esta decisión les valió la confianza de su accionariado, también ha supuesto un enfrentamiento con los dirigentes de los estados afectados que están a la espera de recibir compensaciones por los daños causados.
El anuncio de los dividendos contrarrestó el impacto de la decisión de las principales agencias calificadoras de riesgos que rebajaron la nota de la compañía. En concreto, para Moody's BP ha pasado de Aa1 a Aa2 y para Fitch de AA+ a AA.
Las dimensiones del vertido y las condiciones de la zona afectada hacen que sea difícil equiparar esta catástrofe con otras que a priori pudiesen parecer similares.
Y es que según Julio Barea, "cuando el petróleo del Prestige llegó a las costas gallegas la limpieza se pudo organizar porque afectó sobretodo a playas de arena y rocas que se podían recuperar quitando el crudo con palas. Sin embargo, en esta ocasión la mayoría de las costas afectadas son humedales cuyo saneamiento es muy complicado".
La otra gran catástrofe que ha vuelto a la palestra tras el incidente de la BP es el vertido producido por la petrolera Exxon en 1989. Del incidente han pasado ya 21 años y todavía a día de hoy, según afirma Julián Barea, se pueden encontrar restos de contaminación en las especies afectadas.
Los datos oficiales apuntan a que desde la tubería rota se han estado expulsando entre 12.000 y 19.000 barriles de petróleo al día, lo que supone un importante problema para los municipios costeros cercanos que viven en su mayoría del turismo y la pesca. Ambos sectores se van a resentir como es lógico tras este desastre, y es que según los últimos datos el 36% del Golfo de México ha sido cerrado para la pesca, es decir, 61.854 millas cuadradas permanecen cortadas. Además, se estima que el vertido ya ha contaminado 200 kilómetros de la costa de Luisiana.
Según Greenpeace entre las especies más afectadas por la catástrofe está el atún rojo, las tortugas marinas, los tiburones, las ballenas, los delfines y los pelícanos. Aunque el vertido también puede afectar a los humanos, así, según las fuentes oficiales, los servicios desplegados en la zona han detectado que muchos vecinos muestran síntomas similares como irritación de garganta y ojos, náuseas y dolor de cabeza.
Para evitar que el petróleo continúe su camino hacia las playas se han utilizado alrededor de 660 kilómetros de barreras flotantes controladas por más de 1.000 barcos.
Pagos rápidos
La petrolera anunció además ayer que pagará inmediatamente 60 millones de dólares al estado de Louisiana para que pueda hacer frente a los gastos de limpieza en los que está incurriendo la compañía. Este será el primero de una serie de seis pagos que tiene previstos la compañía.
BP ha desembolsado hasta el momento 170 millones de dólares a los estados de Louisiana, Alabama, Mississippi y Florida para atender el operativo de limpieza.