por admin » Mar Sep 06, 2011 12:48 pm
Unas "vacaciones" que los inversionistas quieren olvidar
Por DAVE KANSAS
Las vacaciones de mitad de año no dieron tregua a los inversionistas.
Una seguidilla de grandes noticias sacudieron a los mercados. Los enormes movimientos diarios de las acciones y las preguntas existenciales tuvieron lugar con una frecuencia alarmante.
Estados Unidos perdió su calificación de crédito AAA. Aumentaron las preocupaciones acerca de la solvencia europea. Y la posibilidad de una recesión de doble caída en EE.UU. y una desaceleración del crecimiento global profundizaron la angustia. Y si se añade el extraño terremoto en la costa este y un huracán en el noreste, queda claro que se trató de una temporada para recordar. O para olvidar.
Los inversionistas suelen prepararse para septiembre, pero este la caída frenética llegó con un mes de anticipación. Los inversionistas se encuentran ahora en camino del último trimestre de este año con muchas cosas sucediendo a la vez y los nervios ya desgastados. El descanso de las vacaciones deberá esperar a una temporada más tranquila.
El Promedio Industrial Dow Jones pareció una montaña rusa. Ubicado a 12.700 puntos a finales de julio, se desplomó a 10.700 puntos a principios de agosto, después de la rebaja de la calificación de la deuda estadounidense. La semana siguiente, las acciones tuvieron enormes alzas y bajas antes de que el Dow pareciera estabilizarse por encima de los 11.000. Por fin, agosto terminó con el índice cerca de los 12.000, lo que de alguna manera disimula la volatilidad a lo largo del mes.
Junto con las preocupaciones sobre la economía, los inversionistas comenzarán pronto a lidiar más con los acontecimientos políticos como la puesta en marcha de la campaña presidencial y los súper debates en el comité del Congreso sobre cómo controlar el déficit federal. Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal, expresó el mes pasado en Wyoming que el agrio debate político, incluyendo la feroz discusión sobre el límite de la deuda, ha tenido –y puede que siga teniendo– un negativo impacto en la economía.
Mientras que las acciones se movieron de manera salvaje durante el verano, los bonos continuaron ganando terreno. El rendimiento del bono del Tesoro a diez años, que se mueve en dirección opuesta al precio del bono, se situó en 3,2% el 1 de julio, al término del programa de relajación cuantitativa (compra de bonos) de la Fed. Muchos creían que los rendimientos aumentarían al finalizar el programa. Pero ocurrió lo contrario.
El rendimiento a 10 años disminuyó de forma constante durante julio y agosto y ahora se ubica en alrededor de 2%, un nivel históricamente bajo. Los rendimientos de los bonos tienden a caer como anticipación a un lento crecimiento. Los muy bajos rendimientos actuales avivan las preocupaciones acerca de una recesión de doble caída y subrayan el nerviosismo generalizado en el mercado.
Los precios del oro disfrutaron en gran medida del caos, pero incluso como refugio el metal ha experimentado cierta volatilidad, en especial en agosto. Sin embargo, quienes recurren al oro consideran que se mantendrá como una potente inversión mientras EE.UU. lucha contra el déficit y los países de la zona euro se enfrentan por los problemas de la deuda en toda la periferia del sur del bloque. Con una cotización por encima de US$1.800 la onza, pronto podría llegar a US$2.000. Su máximo récord, alcanzado en 1980, ajustado a la inflación es de US$2,300 la onza.
Las ganancias corporativas se han mantenido sólidas, pero las preocupaciones sobre la salud de los bancos y otras acciones financieras también han aumentado. Como una repetición de la crisis de 2008, varias acciones bancarias se desplomaron. Las acciones del Bank of America, a US$11 en julio, se ubicaron apenas por encima de US$6 a fines de agosto. El exitoso inversionista Warren Buffet intervino para invertir en el banco el mes pasado, en una iniciativa que recuerdan las que tomó para invertir en General Electric y Goldman Sachs en plena crisis post-Lehman, en la primera mitad de 2008.
Los problemas que enfrenta el mercado de valores en los últimos cuatro meses del año son conocidos, pues desde 2008 han atormentado a los inversionistas.
El mercado laboral se mantiene muy débil, con una economía que no crea suficientes empleos como para reducir significativamente la tasa de desempleo, la cual se ubica alrededor de 9%. Y la falta de empleos es lo que hace difícil la recuperación del mercado inmobiliario. Sin empleo, no es fácil comprar una casa. Es más, los bancos siguen teniendo un montón de deudas hipotecarias en problemas, por no hablar de las decenas de miles de casas embargadas.
"La opinión generalizada es que la economía de EE.UU. está en gran peligro de caer en una nueva recesión", escribió en un informe reciente Ed Yardeni, jefe de Yardeni Research. "La mayoría se muestra escéptica de que pueda mantenerse incluso el mediocre crecimiento del producto interno bruto real, de 2%. Hay cero confianza en la capacidad de Europa para evitar una crisis"
Muchos de los más pesimistas creen que "el final del juego está cerca", añade Yerdani, aunque él no está tan seguro. "Me inclino a creer que este juego puede no tener fin", afirma. "En otras palabras, lo que vamos a ver es lo que tendremos por delante, por ejemplo, un crecimiento mediocre en EE.UU., Europa y Japón, y un mejor crecimiento en otros lugares".
Ese escenario de monotonía, en su opinión, puede no ser tan malo dado que las alternativas no son mucho mejores.
Pero si esta temporada de vacaciones nos ha enseñado algo, esperar que las cosas se mantengan iguales no ha sido una apuesta segura. De hecho, es lo inesperado lo que ha tenido lugar con una frecuencia sorprendente en los últimos meses.
Es probable que el final del año tenga más sorpresas. Aunque tal vez lleguen sin terremotos ni huracanes.