por admin » Vie Nov 11, 2011 2:12 pm
La Fed debería abandonar su mandato de desempleo
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Por IRWIN KELLNER
Uno de los dos mandatos de la Fed debería abandonarse.
La semana pasada, en su conferencia tras la publicación de las actas de la última reunión del Comité de Mercados Abiertos de la Reserva Federal, el presidente de la Fed, Ben Bernanke, consumió mucho tiempo pidiendo disculpas por no lograr reducir la tasa de desempleo.
No debió hacerlo. Hacer caer la tasa de desempleo no sólo representa un conflicto con el principal objetivo del banco central de mantener una baja inflación, sino también es algo sobre lo cual los genios del dinero tienen poca influencia.
Es como tratar de empujar algo con una cuerda.
Cuando surgió hace casi 100 años la Fed tenía una misión: crear suficiente liquidez para ocuparse de las necesidades de la economía, pero no demasiada como para causar inflación.
Aunque parece muy simple, no era tan fácil. A veces la Fed imprimió demasiado dinero, a veces no lo suficiente. Consecuentemente, el banco central debió soportar muchas críticas por crear auges y caídas en el transcurso de los años dado que no lograba crear dinero a un ritmo sostenido.
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Reuters
Ben Bernanke, presidente de la Fed.
Con todo y ello, no cabía la menor duda de que la Fed podría influenciar la tasa de aumento de precios. Si la inflación subía, la Fed desaceleraría el crecimiento del dinero e impulsaría las tasas de interés al alza. Una vez que se abatiera la inflación, la Fed impulsaría el crecimiento de dinero y dejaría que las tasas de interés cayeran.
Aunque la Fed se preocupó con el ritmo de crecimiento económico -y por lo tanto con el desempleo- lo hizo mientras mantenía un ojo en cumplir con sus objetivos para la inflación. Un crecimiento más rápido haría caer el desempleo, mientras que un crecimiento menor haría lo opuesto.
Pero hay que entender que el desempleo es un subproducto del principal objetivo de la Fed, que era mantener la inflación lo más baja posible sin precipitar una recesión. Esta es la forma en que la Fed operó en sus primeros 65 años de existencia; no tenía que preocuparse por mantener un bajo desempleo hasta 1978, cuando el Congreso lo agregó a la misión de la Fed.
Es más fácil decirlo que hacerlo, especialmente debido a que el bajo desempleo estaba usualmente acompañado de bajas tasas de inflación. Además, el desempleo no puede ser influenciado por la política monetaria, al menos no de forma tan directa como el nivel de precios.
Dicho esto, sólo puedo conjeturar que los políticos dieron a la Fed este mandato dual para absolverse a sí mismos de las responsabilidades de mantener un alto crecimiento y bajo desempleo. Esto es irónico, dado que la política fiscal es mucho más efectiva que la política monetaria cuando se trata de estimular la economía.
Las herramientas del banco central son limitadas. Puede rebajar las tasas de interés, elevar la oferta de dinero y cambiar los requisitos de reserva (y los márgenes). Sin embargo, no puede obligar a las personas a que tomen créditos o que compren acciones, y las bajas tasas de interés pueden de hecho afectar a la economía al privar de los beneficios por intereses a quienes ahorran.
Hoy es un buen ejemplo. Las bajas tasas y la alta liquidez han hecho poco para impulsar el crecimiento económico y así reducir el desempleo. Las empresas no quieren tomar préstamos, los bancos están renuentes a dar créditos y los consumidores tratan de reducir sus deudas y aumentar sus ahorros.
Tal como Bernanke le dijo a la prensa: "Sería beneficioso si pudiéramos recibir ayuda de otras partes del gobierno para ayudar a crear más empleos". Traducción: La política fiscal es necesaria para impulsar el crecimiento y rebajar la tasa de desempleo.
El gobierno debería gastar más y cobrar menos impuestos. No debería preocuparse por el déficit, eso es para otro día.
La culpa por no impulsar el crecimiento lo suficiente como para reducir el desempleo es del Congreso y la Casa Blanca. Ellos deberían reconocer que es su responsabilidad, no de la Fed.
Irwin Kellner es economista jefe de MarketWatch y Alumno Distinguido de Economía de Dowling College en Oakdale, N.Y.