por admin » Lun Nov 28, 2011 9:16 pm
Los países europeos en apuros reclaman ayuda a los bancos
Por DAVID ENRICH, SARA SCHAEFER MUÑOZ y PATRICIA KOWSMANN
LONDRES—Algunos países europeos que encuentran cada vez más dificultades para hallar compradores para sus bonos presionan a los bancos para que llenen el vacío y actúen como prestamistas de última instancia. En algunos casos, la política eleva el monto de la deuda riesgosa en los libros de los bancos del continente a niveles todavía más altos.
Italia y Portugal, entre otros gobiernos europeos, ejercen presión para que los bancos sigan comprando, o al menos no vendan bonos soberanos, informaron fuentes cercanas.
Al mismo tiempo, en España y otros países europeos, la cantidad de préstamos que los bancos están otorgando a los gobiernos locales y nacionales ha aumentado en forma pronunciada.
La presión refleja la preocupación de los gobiernos de que si no encuentran compradores para su deuda, sus costos de financiamiento se dispararán y perderán el acceso a los mercados.
Reuters
Esta semana es crucial para los mercados de bonos soberanos de Europa. Mientras los líderes europeos negociaban nuevas medidas para contener la crisis, los gobiernos italiano y belga completaron exitosas subastas el lunes, a pesar de que las transacciones comprendían sumas relativamente bajas y las tasas de interés fueron alarmantemente altas. Las pruebas no terminaron el lunes. El gobierno italiano planea vender hasta 8.000 millones de euros (US$11.000 millones) de deuda el martes y España realizará una subasta importante el jueves.
La tibia demanda de bonos podría llevar los costos de endeudamiento de algunas economías a niveles insostenibles. Con el fin de impedir tal desenlace, los bancos de cada país probablemente afronten una intensa presión para participar en las subastas, dicen expertos. Las instituciones ya están entre los mayores tenedores de bonos soberanos, representando alrededor de 13% de la deuda en circulación de Italia y alrededor de 23% de la de Portugal.
La presión de los bancos europeos para que respalden la deuda de sus respectivos países pone de relieve la paradoja que encaran: inversionistas y reguladores quieren que liquiden sus carteras de deuda soberana, pero los políticos están en campaña para que no lo hagan.
Los estrechos vínculos entre los gobiernos y los bancos europeos han contribuido a exacerbar la crisis. Los bancos poseen cientos de miles de millones de euros en bonos emitidos por países que, en opinión de los inversionistas, estarían en riesgo de caer en cesación de pagos.
Los mercados han castigado a los bancos que tienen grandes carteras de deuda emitida por naciones como Grecia, Irlanda, Italia, Portugal y España. Los reguladores, por su parte, les han dado a los bancos nuevas razones para reducir sus posiciones. La Autoridad Bancaria Europea calcula nuevos requisitos de capital que se basan, en parte, en sus portafolios de bonos soberanos de países en riesgo. Mientras mayor es el monto de esta deuda en los libros de los bancos, mayor es el capital que necesitan para protegerse de posibles pérdidas.
Mientras se acumulan las presiones sobre los bancos, los gobiernos se están quedando sin opciones de financiamiento y acuden a los bancos. Ello ahonda los vínculos financieros que ponen a inversionistas, reguladores y autoridades con los nervios de punta.
Cuando algunos bancos europeos han comenzado a vender grandes cantidades de deuda soberana en el mercado, han encontrado reacciones adversas de sus gobiernos, que los han exhortado a frenar las ventas, señalan fuentes cercanas. Un ejecutivo italiano reconoció que funcionarios del gobierno ejercieron "presión amistosa" después de que su banco se desprendiera de algunos bonos soberanos. Una portavoz del gobierno se negó a hacer comentarios.
Altas autoridades españolas, asimismo, telefonearon a mediados de año a inversionistas institucionales y particulares para instarlos a comprar las nuevas acciones de Bankia, la entidad creada tras la fusión de siete cajas de ahorro, dijeron fuentes cercanas.
La operación fue considerada como una prueba de fuego de los esfuerzos del gobierno para estabilizar la banca española.
Voceros de Bankia y del Ministerio de Economía de España dijeron que no estaban al tanto de que el gobierno haya jugado algún rol en la transacción.