por admin » Lun May 07, 2012 9:36 pm
Hollande: de vuelta a la realidad
Cuando los chips esten abajo, esperen que Francia mantenga su obediencia a la disciplina Alemana.
"La austeridad no puede ser la unica opcion" declaro Francois Hollande despues de ganar la presidencia el Domingo. El mismo dia, los votantes Griegos castigaron a sus partidos y recompesaron a los extremistas. El lider Neo-Nazi Nikolaos Michaloliakos hizo un llamado a una Grecia sin la esclavitud a las condiciones de su enorme rescate internacional.
El euro subio el Lunes. Mas de una docena de gobiernos han caido desde que los problemas de la deuda empezaron-malas economias para los presidentes existentes, que revelacion! pero la obediencia a las reformas bendecidas por Alemania y el euro se mantiene constante o se fortalece. Miren a Italia y Espana.
Probara Francia ser excepcional asi como sus codiciados productos? como candidato, Mr. Hollande repitio el cansado canto de los politicos de la izquierda y la derecha. Su Francia tendra un presupuesto balanceado, le dara mas fondos a los hospitales y escuelas y dara trabajos a todos. El 75% de impuestos a los millonarios pagara todas las facturas.
Como la mayoria de las personas a los Franceses les gusta recibir las cosas gratis. Pocos estan dispuestos a hacer sacrificios. Sin embargo, la mayoria ha sabido por mucho tiempo el modelo de estado de beneficiencia vacio es un modelo que no funciona. Ellos quieren cambio pero temen el dolor. Nicolas Sarkozy, quien prometio cambiar las cosas en Francia, dio muy poco de lo primero y mucho de lo segundo.
Y aunque los socialistas no han tenido la presidencia desde 1995, el partido tiene raices muy contra el establecimiento y adversion al riesgo, las dos estan personificadas en Mr Hollande. Con titulos de escuelas de la elite, el ha subido a las rodillas de Francois Miterrand, quien fue presidente por dos terminos.
El mal humor de los Franceses ha sido exagerado - lo cual no es nuevo. El total de los votos de los que protestaron contra los candidatos no fue mayor que en previas elecciones. Jean Luc Melanchon y el partido comunista tuvieron menos votos de lo que se esperaba, lo cual ofrecio a Mr. Hollande un respiro a su izquierda. El se movio hacia el centro en las dos ultimas semanas de su campania. El puede gobernar alli tambien.
El nuevo presidente Frances pronto sentira las limitaciones de su oficina. De entrada, Mr. Hollande planea presionar a Merkel a cambiar el pacto fiscal de la Union Europea y cambiar la estrategia para superar la crisis. Buena suerte.
Al principio, Mr Sarkozy se hizo el fuerte con Merkel y con el ECB. Los Franceses tienen la tradicion de tener una pierna en el norte y la otra en el sur. Paris empuja por estimulos monetarios y aplicar estimulos fiscales y mantener su estatus de los paises que gozan del AAA. El mercurial Mr. Sarkozy con la debilidad de relojes caros tuvo una relacion famosamente impaciente y temperamental con la lidereza Alemana.
Cuando el sur se descontrola, sin embargo, Francia firma con los del norte. Asi fue como nacio la pareja "Markozy". Francia sufrio el downgrade y una humillacion nacional. La economicamente saludable Alemania, descubrio que si tiene que pagar las facturas de Europa tambien puede dar las ordenes a la EU y al ECB.
Antes de su propia reeleccion el proximo anio, Mrs. Merkel no sera generosa con el dinero de los contribuyentes Alemanes cuando el recien llegado Frances venga a pedir cambios. Ella dice que esta receptiva a las ideas que puedan generar crecimiento. Sera esta pareja un "Merlande"? Las parejas disparejas Franco-Alemanas son la marca de calidad de la Europa de la post guerra.
La memoria a corto plazo de Europa no es buena. El debate juega como si la falta de crecimiento hubiera empezado con la crisis Griega. Como si el euro hubiera causado que los gobierno de beneficencia hubieran crecido tanto que les es dificil competir en una Union Europea con fronteras abiertas. Como si los populistas actuales o hubieran manifestado ansiedad acerca de la inmigracion, persistente desempleo y un cambio rapido del mundo que viene de la epoca de emergencia de Jean-Marie Le Pen's en 1980.
Y la memoria a largo plazo cuando en 1930, las dificultades economicas llevaron al cao politico y al desastre, es claro. Aparte de los excentricos, nadie quiere otra vez el riesgo de un gobierno con devaluaciones cronicas, peleas de libre comercio con los vecinos y la fobia por los extranjeros institucionalizada.
El mejor paralelo es el de los 90s, cuando las nuevas democracias del new eastern tuvieron que ser examinadas por las economias previamente comunistas. Los politicos en el poder raramente ganan las elecciones. Los extremistas vienen y se van. Cuando se hace bien, la reforma tiene sentido y buenos resultados. El actual gobierno de POlonia, la unica economia que no tuvo recesion durante la crisis, es la primera en haber ganado la reeleccion desde que el muro de Berlin cayo.
Muy pocas economias del oeste de Europa llegaron a asimilar enteramente al mundo despues del muro de Berlin. Alemania lo hizo, Dinamarca tambien. Los dolorosos cambios de las codigos laborales y la proteccion de beneficencia enderazaron los presupuestos y permitieron que el sector privado creciera.
Candidatos cuentan todo tipo de cuentos para ganar el poder y despues tienen que enfrentar la realidad del mundo como es. Presidente Hollande puede tratar de evitar o detener lo inevitable, pero Francia un dia tendra que tomarse la amarga medicina de su economia.
Mr. Kaminski is a member of the Journal's editorial board.
Hollande's European Reality Check
When the chips are down, expect France to keep its commitment to Germanic discipline.
By MATTHEW KAMINSKI
'Austerity can no longer be the only option," declared François Hollande after winning the French presidency on Sunday. The same day, Greek voters punished their established parties and rewarded extremists. Neo-Nazi leader Nikolaos Michaloliakos called for a "Greece without the slavery" of the conditions for its huge international bailout.
Smart money isn't buying the story of a watershed moment in this crisis. The euro rose Monday. More than a dozen governments have fallen since the debt troubles began—bad economies are bad for incumbents, what a revelation!—but the commitment to German-blessed reforms and the euro stayed constant or strengthened. Look at Italy and Spain.
Will France prove as exceptional as it fancies itself to be? As a candidate, Mr. Hollande replayed the tired cant of French politicians of the left and right. His France will have balanced budgets, cash-flush state schools and hospitals, and jobs for all. A 75% tax on millionaires will pay the way.
Like most people, the French like to get stuff free. Few are willing to make personal sacrifices. Yet a majority have known for years that their hallowed welfare state model no longer works properly. They want change yet fear pain. Nicolas Sarkozy, who promised to shake up France, brought too little of the first with too much of the second.
Editorial page editor Paul Gigot on whether Socialist president-elect Francois Hollande can reform France's welfare state and jump-start growth. Photo: Associated Press
.Though Socialists haven't held the presidency since 1995, the party has deep establishment roots and an aversion to risk, both of which are personified by Mr. Hollande. With degrees from elite finishing schools, he was raised at the crafty knee of François Mitterrand, who served two presidential terms.
The sour mood of the French is overstated—or make that, nothing new. The overall vote for protest candidates was no larger than in previous elections. Jean-Luc Mélanchon and the communists did worse than expected, which offered Mr. Hollande breathing room on his left. He tacked toward the center in the last two weeks of the campaign. He can choose to govern there, too.
The new French president will soon enough feel the limitations of the office. Out of the gate, Mr. Hollande plans to press German Chancellor Angela Merkel to rewrite the European Union's fiscal pact and shift the approach to the debt crisis. Good luck with that.
At first, Mr. Sarkozy played tough with Mrs. Merkel and the European Central Bank (ECB). The French have traditionally straddled north and south Europe. Paris pushes for looser monetary policy and pump-priming state intervention in tough times yet wants to keep its AAA-rated rich-world status. The mercurial Mr. Sarkozy of bling-bling tastes had a famously tetchy relationship with the sober German leader.
When the south careened out of control, however, France signed up with the northerners. Thus the "Merkozy" couple was born. France wasn't spared a downgrade, or a national humbling. An economically healthy Germany, it discovered, picks up the tab in Europe and calls the shots at the EU and the ECB.
Ahead of her own re-election next year, Mrs. Merkel won't be generous with German taxpayer money when the French newcomer comes calling. She says she's open to new ideas to spur economic growth. A budding "Merlande"? Odd Franco-German couples are a hallmark of postwar Europe.
Europe's short-term memory isn't good. The debate plays as if the doldrums began with the Greek crisis. As if the euro caused welfare states to balloon and made it harder to compete in an EU of open borders. As if the current crop of populist parties hadn't feasted on anxieties about immigration, persistent joblessness, and a fast-changing world dating back to Jean-Marie Le Pen's emergence in France in the 1980s.
Yet the longer-term memory of the 1930s, when economic hardship brought political chaos and then disaster, is clear. Aside from cranks, no one wants to risk another scrape with chronic devaluations, beggar-thy-neighbor trade fights, and institutionalized xenophobia.
The more apt historical parallel is the 1990s, when Europe's new eastern democracies had to overhaul their formerly communist economies. Political incumbents rarely won elections. Extremists came and went. Done properly, reform paid off. The current government in Poland, the only EU economy to avoid recession in this crisis, is the first to win re-election since the Berlin Wall fell.
Few Western European countries came to terms with the post-Berlin world. Germany did. Denmark, too. Painful changes to their labor codes and welfare protections righted budgets and allowed the private sector to drive growth.
Candidates tell all kinds of stories to win power and then have to face the world as it is. President Hollande may try to stall or deny the inevitable, but France will one day have to swallow its bitter economic medicine.
Mr. Kaminski is a member of the Journal's editorial board.