por admin » Mié Mar 13, 2013 11:16 pm
China tendrá al mundo en ascuas
Olvide a la Reserva Federal. Olvide al Banco Central Europeo. La entidad cuyas decisiones revestirán la mayor importancia para la economía mundial en los próximos cinco años es el Consejo de Estado de China.
Los cerca de 30 funcionarios que nombrará este mes la Asamblea Nacional Popular como nuevos miembros por cinco años del poderoso gabinete supervisarán una extensa transformación económica que tendrá consecuencias globales.
La forma en que manejen la transición de China desde un modelo de crecimiento insostenible basado en exportaciones e inversiones dirigidas por el Estado, hacia una economía abierta e impulsada por el consumo, tendrá vastas implicancias para el resto del mundo. Los precios de todo, desde los bonos soberanos europeos al mineral de hierro, están en riesgo. Su evolución incluso dictará si y cuándo la Fed y el BCE pueden normalizar sus políticas de relajación monetaria.
Hasta ahora, los acontecimientos antes y durante la reunión anual de dos semanas de la ANP sugieren que el Consejo mantendrá una política de liberalización gradual. Esos cambios serán en beneficio de una economía global más equilibrada, pero solo en la medida en que el sufrimiento que infrinjan a sectores clave dentro y fuera de China sea manejable. Decenas de millones de empleos están en juego.
El 1 de marzo se anunciaron límites al financiamiento inmobiliario, y esta semana se supo que los residentes de Macao y Hong Kong ahora pueden invertir en el mercado de acciones. De distintas formas —en el primer caso, atacando una incipiente burbuja crediticia y, en el segundo, impulsando los mercados de capitales como una alternativa a los bancos e incrementando los flujos transfronterizos de dinero— estas medidas socavan un sistema financiero férreamente controlado, en que los bancos estatales han canalizado los excedentes del ahorro de los hogares chinos hacia créditos subsidiados para proyectos de inversión de gran envergadura.
En tanto, el Banco Popular de China ha permitido que el yuan se aprecie 0,6% frente al dólar desde el 21 de febrero para acercarse a un máximo récord. Puede que el alza no parezca muy importante, pero coincidió con la apreciación de 1,6% del dólar frente a la canasta de siete monedas de países desarrollados que componen el Índice del Dólar de The Wall Street Journal, y un avance de casi 4% en relación al yen. Esto hace del yen una de las monedas de mayor solidez en el mundo en estos momentos. Junto con algunos fuertes aumentos en los sueldos en años recientes, el realineamiento de la moneda está disolviendo simultáneamente las ventajas de costos de los exportadores chinos y, al mismo tiempo, aumentando el poder adquisitivo de su ejército de incipientes consumidores, una transferencia de poder deseable y necesaria.
No obstante, datos recientes destacan los riesgos de los malabares de las autoridades chinas. El fin de semana se informó que las ventas minoristas cayeron muy por debajo de las expectativas, lo que sugiere que el gasto de los consumidores locales no logra aprovechar el crecimiento de la demanda en el extranjero. El mal desempeño se debió en parte a una ofensiva contra la corrupción, que limita los gastos de los funcionarios de Estado en bienes de lujo. La vida es injusta.
Por si no fuera poco, la inflación excedió las proyecciones. Ello planteó la posibilidad de que el banco central ajuste su política monetaria en un inoportuno momento de desaceleración económica. Efectivamente, el gobernador del banco central, Zhou Xiaochuan, dijo previamente el miércoles que la baja meta de oferta de dinero de la autoridad reflejaba su enfoque en la estabilidad de precios.
Incluso un aumento de las exportaciones, que normalmente se consideraría positivo, está siendo impugnado por economistas que creen que fue inflado por pedidos falsos. Y la producción de electricidad, vista como una estadística más confiable y menos manipulada, declinó.
Si se pregunta por qué esto es importante, piense cómo reaccionaron los mercados externos a estos anuncios de la segunda mayor economía del mundo. Cuando el gobierno dio a conocer términos más estrictos para las hipotecas, el dólar australiano se debilitó porque los inversionistas concluyeron que las medidas desacelerarían los proyectos chinos de infraestructura y socavarían la demanda por mineral de hierro, una de las principales exportaciones de Australia. Y luego que los datos publicados el fin de semana dieran paso a predicciones de que el crecimiento de 2013 no cumplirá la meta de 7,5% fijada por el gobierno, los mercados asiáticos declinaron.
Y piense en esto: Mientras más desafíos económicos internos enfrente China, menor será la probabilidad de que tenga que usar sus US$3 billones en reservas monetarias para apuntalar los mercados de bonos europeos o ayudar a financiar los créditos de Washington. De hecho, si Beijing apoya una apreciación del yuan, podría alentar una repatriación de reservas. Ello podría impulsar al alza las tasas de interés en occidente y provocar inestabilidad financiera.
La difícil transición de China exige un hábil manejo de estos desafíos, que se contraponen. Es de esperar que los nuevos miembros del Consejo tengan mano firme para guiar el timón.