Los miedos a la deflación son una distracción
Carlos Montero - Viernes, 05 de Diciembre
Pase lo que pase en estos días, los cada vez más sensacionalistas medios de comunicación siempre llevan las cosas al extremo. Como resultado, ligeras ganancias en la inflación crean previsiones de "hiperinflación", mientras que la desaceleración o la baja inflación provocan temores de deflación.
La hiperinflación nunca ocurrió, y es probable que los temores deflacionistas se hayan exagerado demasiado. “Es muy poco probable que tengamos una espiral deflacionaria, donde el valor "real" (ajustado por inflación) de las deudas aumente, lo que provocaría defaults desestabilizadores, con los salarios "estáticos" provocando un desempleo mucho más alto. Esto sería una recesión deflacionaria, o depresión, que, para que conste, es tan raro que podría ser etiquetado como un Cisne Negro”, dicen los analistas de First Trust.
“Algo que está alentando a estos pronósticos es la caída de los precios del petróleo, pero los precios del petróleo están bajando debido al aumento de la oferta (gracias al fracking). Por lo tanto, cualquier inflación lenta o en descenso debido a la caída del precio del petróleo por una mayor oferta, es el tipo "bueno" de deflación.
Muchos de los analistas que ahora están preocupados por la deflación son los mismos que predijeron que la flexibilización cuantitativa provocaría hiperinflación. Pero es la M2 - todos los depósitos de todos los bancos - lo que impulsa la inflación y la deflación, no una hoja de balance del Banco Central. En EE.UU. la medida monetaria M2 está aumentando a una tasa de aproximadamente el 6% anual. El gasto total (PIB nominal - crecimiento del PIB real más la inflación) está aumentando a una tasa anual de cerca del 4%. No hay absolutamente ninguna señal de deflación monetaria.
Y aun cuando las tasas de corto plazo subirán finalmente el año que viene, van a seguir estando bajas en relación con los fundamentales económicos clave. La Fed tendrá una política monetaria menos laxa, pero no tensará las condiciones; no deflacionaria.
Sin duda, es posible que algunos indicadores generales de precios puedan bajar temporalmente debido a los precios más bajos de la energía.
Los temores de deflación en la zona euro parecen más realistas, con los precios al consumidor subiendo un escaso 0,4% en el último año. Pero la tasa monetaria M2 de la eurozona ha subido un 3% en el último año a pesar de que el Banco Central Europeo aún tiene que comprometerse a desarrollar una flexibilización cuantitativa al estilo de la Reserva Federal.
Además, es importante reconocer que un cambio cero en los precios no es un número mágico, en el que por encima todo está bien, pero por es un desastre.
El crecimiento demográfico en Europa (y Japón) es débil, algo que frena el crecimiento del PIB nominal. Mientras tanto, los gobiernos abotagados están lastrando el crecimiento real mientras el crecimiento de la productividad en el sector privado mantiene controlada la inflación. En este entorno, el uso de la política monetaria para impulsar artificialmente el crecimiento nominal impulsará al alza la inflación, pero no impulsará el crecimiento real, ni creará empleo, o mejores salarios o niveles de vida.
Los temores sobre la deflación son una distracción en Europa. Lo que necesita unas reformas fiscales y regulatorias que incrementen el potencial de crecimiento económico y hagan que la actual postura de la política monetaria sea más laxa, sin tener que recurrir a trucos como la flexibilización cuantitativa.
Lo mismo ocurre con Japón. El Banco de Japón está impulsando el tamaño de su balance, pero su economía se está contrayendo. El "Abenomics" - dinero fácil, impuestos más altos y más gasto gubernamental - es una lista de deseos keynesiana de ideas fallidas que no podrá impulsar el crecimiento.
Como conclusión: el temor a la hiperinflación o a la deflación son una distracción del verdadero problema que es la mala política que se está aplicando.”
Fuentes: First Trust