por admin » Mié Sep 28, 2016 11:09 pm
El pasado pone a prueba a Deutsche Bank
Un estatua frente a un logotipo de Deutsche Bank en Fráncfort. ENLARGE
Un estatua frente a un logotipo de Deutsche Bank en Fráncfort. Photo: KAI PFAFFENBACH/REUTERS
Por Bertrand Benoit y Andrea Thomas
miércoles, 28 de septiembre de 2016 19:39 EDT
BERLÍN—Durante meses, la capital alemana ha sido consumida por la crisis de refugiados. Esta semana, sin embargo, la brusca caída de las acciones de Deutsche Bank AG devolvió a los titulares una crisis mucho más antigua, la de la crisis financiera global.
Las acciones del banco alemán cerraron el miércoles con un alza de 2% en la Bolsa de Fráncfort luego de que la entidad anunció la venta de su filial británica de seguros de vida Abbey Life por US$1.200 millones a Phoenix Group Holdings Ltd. La operación le permite elevar ligeramente su colchón de capital. No obstante, tras descender 7,5% el lunes y no registrar variaciones el martes, la acción acumula un retroceso en la semana y sigue cerca de sus niveles más bajos en décadas.
La volatilidad fue provocada por la noticia de hace dos semanas de que el Departamento de Justicia de Estados Unidos había propuesto al mayor banco germano pagar US$14.000 millones como parte de una conciliación extrajudicial que pondría fin a las investigaciones de su papel en el negocio de valores hipotecarios, uno de los fenómenos que disparó la crisis financiera de 2008.
La noticia reanudó las dudas de los inversionistas sobre su delgado colchón de capital y plantea interrogantes sobre si el gobierno se verá forzado a respaldar el banco.
La canciller Angela Merkel, que ha tratado de mantener un perfil bajo sobre las dificultades del banco, dijo el martes que “Deutsche Bank es una parte del sistema bancario y financiero alemán, y por supuesto que anhelamos que todas las compañías, incluso las que atraviesan por aprietos temporales, tengan un buen desempeño”.
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Un portavoz de Deutsche Bank ya había dicho el lunes que los fundamentos de la entidad eran “sólidos” y que las preguntas sobre la suficiencia de su capital no eran más que “especulación pura”.
John Cryan, presidente ejecutivo de Deutsche Bank, negó en una entrevista publicada el miércoles en la prensa germana que le haya solicitado a Merkel apoyo financiero y aseguró que el banco no lo necesita.
Deutsche ha dicho que no pagará una cifra ni remotamente cercana a los US$14.000 millones que pretende el Departamento de Justicia y que contempla abordar los desafíos sin ayuda de nadie.
El dilema de Berlín sobre si debe apuntalar las finanzas de Deutsche Bank es el opuesto al que enfrentan otros gobiernos europeos con bancos en aprietos. Si Deutsche Bank necesita capital fresco y no lo puede conseguir en los mercados, el gobierno cuenta con un margen de maniobra fiscal más que suficiente para entrar en acción. El tema es si estará dispuesto a hacerlo.
En la crisis de la zona euro, Merkel y Wolfgang Schäuble, su ministro de Finanzas, lideraron las críticas contra los rescates estatales de la banca y promovieron, en su lugar, nuevas reglas que ya entraron en vigor. La normativa europea obliga a los acreedores, en su mayoría tenedores de bonos pero a veces también depositantes, a asumir pérdidas antes de que el gobierno tome cartas en el asunto.
“No habrá ayuda estatal”, dijo el martes ante un grupo de periodistas Thomas Oppermann, presidente de la bancada socialdemócrata. “Resolver el problema le corresponde, antes que nada, al banco”.
De todas maneras, pocos analistas prevén que el gobierno permita una quiebra de Deutsche Bank o que los acreedores asuman la totalidad del costo del rescate, un proceso conocido como rescate interno. El riesgo, según muchos, se propagaría mucho más allá de las fronteras alemanas. Deutsche es un banco grande y con múltiples redes en un continente donde abundan las entidades frágiles y que ha soportado años de bajo crecimiento.
Eso deja al gobierno con pocas opciones. Lo más probable, en la opinión de banqueros no involucrados en el tema, sería que Alemania presione a Deutsche Bank para que negocie un acuerdo extrajudicial menos oneroso con el Departamento de Justicia, además de recurrir a medios diplomáticos para solicitar una mayor indulgencia de EE.UU.
Un acuerdo extrajudicial por hasta un tercio o la mitad de los US$14.000 millones podría, de todos modos, tensar el colchón de capital de Deutsche Bank o forzarlo a obtener capital fresco, dicen analistas e inversionistas. Un monto significativamente más bajo ayudaría mucho a aplacar las dudas de corto plazo de los inversionistas.
Bill Baer, un alto representante del Departamento de Justicia, analizó en una conferencia el martes cómo los bancos que colaboraron en las investigaciones sobre los valores hipotecarios podrían obtener beneficios por su asistencia. No mencionó a Deutsche Bank por nombre, pero los inversionistas parecieron interpretar sus comentarios de forma positiva.
Varios altos funcionarios del gobierno alemán dijeron que Berlín no estaba emprendiendo iniciativas diplomáticas para tratar de reducir la multa, en parte porque no creen que esta clase de esfuerzos surta efecto. Una fuente subrayó que el gobierno francés intentó infructuosamente intervenir con el gobierno estadounidense en 2014 con el fin de reducir una posible multa de US$9.000 millones contra BNP Paribas.
Si el acuerdo extrajudicial sigue siendo alto, o si la incertidumbre se prolonga demasiado, surgen otras alternativas.
Berlín podría usar un resquicio legal en la legislación de rescates bancarios que permite la recapitalización estatal de un banco que reprobó una prueba de resistencia. El Ministerio de Finanzas podría tratar de convencer a la entidad que supervisa los bancos a examinar el colchón de capital de Deutsche, lo que permitiría una inyección de capital del gobierno si es considerado insuficiente.
Aunque algunos economistas consideran que una medida de este tipo doblegaría las reglas, la mayoría opina que las dejaría intactas. El gobierno ha insinuado en ocasiones anteriores que estaría abierto a dejar que otros países sigan este camino.
Lothar Binding, legislador socialdemócrata y vocero del partido en temas de finanzas, no descarta que el Estado ayude a Deutsche Bank si la situación se deteriora. “Tenemos que mirar la situación de la economía en general y tener en cuenta las posibles disrupciones”, indicó. Cuando un banco tiene serios problemas “hay una dimensión social”, manifestó.
De todos modos, ver a un crítico furibundo de los rescates actuar al filo de la ley para rescatar a uno de los suyos puede mermar la autoridad de Alemania en Europa y debilitar las reglas.
Andreas Dombret, miembro del consejo del banco central alemán, advirtió en un discurso que el “apoyo político para el sector bancario debe terminar de una vez por todas”.
Un rescate de Deutsche Bank con fondos de los contribuyentes podría generar problemas políticos para Merkel, en caso de que decida presentarse a la elección general que se realizará en un año.
“Es sencillamente inaceptable que los políticos intervengan. Es un asunto que debe resolver Deutsche Bank por su cuenta y Deutsche Bank no está mal posicionado”, dijo Michael Fuchs, legislador demócrata cristiano y estrecho aliado de Merkel.
El gobierno también podría orquestar un rescate del sector privado a Deutsche Bank o tratar de persuadirlo para que se desprenda de su prestigiosa filial de gestión de patrimonio, DWS, que podría valer varios miles de millones de euros en el mercado, un escenario que banqueros y ejecutivos de Deutsche Bank han analizado en forma interna. Aunque la plana ejecutiva del banco se ha opuesto reiteradamente a una venta de DWS, la posibilidad podría cobrar vigencia si se reducen las opciones.
Una última alternativa podría ser una fusión entre Deutsche Bank y Commerzbank, el segundo prestamista del país. Los analistas señalan que la combinación tampoco mejoraría las finanzas de Deutsche como por arte de magia.
Sin embargo, puesto que el gobierno posee una participación de 15,6% en Commerzbank, un legado del rescate de 2009, un pacto de esta naturaleza serviría para inyectar capital a Deutsche Bank por la puerta trasera.
Los analistas y el gobierno alemán insisten en que si bien Deutsche Bank es presa de una intensa presión de corto plazo, no sufre de una corrida bancaria o un drástico retiro de su liquidez que exigiría una solución de emergencia.
Fuchs sostuvo que el mercado ha sobrerreaccionado y que pronto puede ser hora de comprar las acciones del banco. “Todavía no lo he hecho, pero lo he pensado”, aseveró.
— Tom Fairless, Eyk Henning, Riva Gold y Jenny Strasburg
contribuyeron a este artículo.