por admin » Lun Nov 29, 2010 6:51 pm
NOVEMBER 29, 2010, 3:52 P.M. ET.Las señales de alerta de Italia
Por Irwin Stelzer
La buena noticia es que Italia, la tercera mayor economía de la eurozona, no es como Grecia o Irlanda. Sin grandes quiebras inmobiliarias o crisis bancaria, al menos, de momento. La mala noticia es que Italia se parece a Portugal, que hasta ahora ha eludido problemas inmobiliarios y bancarios de proporciones de los de Grecia e Irlanda, pero que está creciendo tan despacio que sus ingresos fiscales podrían no llegar a cubrir sus deudas. Lo peor de todo es que la economía italiana es mayor que la española y que España es un país que se considera demasiado grande para dejarlo caer, pero para el que la eurozona no dispone de suficientes recursos.
La posición financiera de Italia, relativamente buena, se debe a unos reguladores bancarios competentes y al talento del gobernador de su banco central, Mario Draghi. Desgraciadamente, sus éxitos no significan que todo esté bien. Draghi se queja de que Italia es "incapaz de crecer a un ritmo sostenido y de una clara pérdida de competitividad comparado con nuestros principales socios europeos". De 1998 a 2008, la productividad alemana creció un 22%, la francesa un 18% y la italiana un mero 3%. Si no aumenta el crecimiento de la productividad, la economía italiana no conseguirá crecer por encima del 1% que el Gobierno espera para este año y el próximo. En tal caso, los ingresos fiscales caerán e Italia no será capaz de cumplir sus objetivos de déficit, según la Organización para Cooperación y el Desarrollo Económico.
Pero las empresas necesitan generar innovación, y la productividad y el crecimiento se ven presionadas para despegar.
Para terminar de agravar la situación, la deprimente visión que el tejido empresarial de Italia tiene sobre el Gobierno. El primer ministro Silvio Berlusconi, cuyos conocidos escarceos con jóvenes no parecen hacer tanta gracia en su país como en el resto del mundo, pasará una prueba de confianza en las elecciones del 14 de diciembre. Los empresarios italianos consultados creen que, independientemente del resultado de las elecciones, el Gobierno seguirá siendo incapaz de sanear la situación de Nápoles, dominada por la mafia, de salvaguardar las obras de arte del país o de sacar adelante las reformas estructurales necesarias para la economía.
Añadamos un cierto sentimiento de impotencia. Los italianos no pueden fijar el tipo de cambio que necesitan para ser competitivos, en especial con el infravalorado yuan chino, porque hace tiempo que Italia cambió la lira por el euro. No pueden fijar el tipo de interés adecuado pase a sus circunstancias económicas: lo fija el Banco Central Europeo a medida de los alemanes. No pueden controlar sus costes energéticos: la Organización de Países Exportadores de Petróleo determina el coste de la energía de un país demasiado dependiente del petróleo.
La economía italiana depende principalmente de la producción de bienes de consumo de alta gama que corre a cargo de pequeñas y medianas empresas familiares. Estas intensivas industrias encuentran que los productos de alta calidad se están sustituyendo por productos de menor calidad y precio fabricados por trabajadores chinos en el país asiático y en la propia Italia.
En Venecia, los diseñadores y fabricantes de la famosa cristalería de la ciudad dudan de si conseguirán sobrevivir a la competencia que llega de China. La industria joyera de Vicenza también se ve afectada por la entrada de los fabricantes asiáticos. Estos sectores y sus empresas familiares no se diferencian mucho de la industria del calzado portuguesa, también afectada por la competencia china.
Esta competencia no sólo viene de la lejana Asia. Muchos de los productos que hasta ahora habían sido elaborados por artesanos de Italia son fabricados ahora en Italia por colonias de inmigrantes chinos que cobran un salario que los italianos no están dispuestos a igualar. Peor aún, he oído que tanto en China como en Italia los trabajadores se afanan en las máquinas que fueron diseñadas en Italia, vendidas a China, y luego copiadas para que las usen los trabajadores chinos de salarios bajos.
Hay otra cara en esta moneda. Las calles de muchas ciudades italianas están llenas de compradores chinos que agotan los estantes de las grandes firmas de marca como Gucci y Prada. Por sus bolsas de la compra los conoceréis. Los productos sin marca de fabricación italiana no pueden atraer a sus tiendas a los chinos obsesionados con las marcas internacionales. Así que los fabricantes y comerciantes italianos dudan de su capacidad para sobrevivir.
Grecia, Portugal, Irlanda y España están pagando primas de entre el 5% y 7% frente a los bonos alemanes a 10 años. Italia, que recientemente pagó una prima de sólo el 1,7%, podría ser el próximo en el punto de mira de los inversores, a menos que su economía crezca a una tasa del 1%. Después de todo, con una deuda equivalente al 120% del producto interior bruto, Italia está mucho más en deuda que Portugal --su deuda total es de un 85% del PIB--. Y el ranking del Bnaco Mundial sobre la facilidad para hacer negocios en un país sitúa a Portugal en el número 31, justo por debajo de Israel y los Países Bajos, mientras que Italia ocupa el puesto 80, lo que significa que es más difícil para un empresario hacer negocios en Italia que en Mongolia o Zambia, y sólo un poco más fácil que en Jamaica, Albania y Pakistán. Ese podría ser el peor augurio de todos.
Irwin Stelzer es director de política económica en el Hudson Institute.