por admin » Sab Jul 09, 2011 5:44 am
Otra desgracia por la que Obama sera recordado: el cierre del programa espacial de la NASA.
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El último vuelo del transbordador espacial deja a Rusia con el monopolio del espacio
Por ROBERT LEE HOTZ
Dando vueltas alrededor del mundo cada 90 minutos, la Estación Espacial Internacional es el proyecto mías costoso que se haya ensamblado en el espacio. En cuestión de días, penderá de un único y costoso hilo. Y Rusia, el rival histórico de Estados Unidos en el espacio lo tiene en sus manos.
El último viaje al espacio de un transbordador estadounidense comenzó el viernes 8 de julio. Luego de su regreso a la Tierra, EE.UU. y otros países dependerán de las naves rusas para llevar sus astronautas a la estación que costó US$100.000 millones. Rusia tendrá el monopolio de los vuelos espaciales tripulados y las tensiones ya están aumentando. Los rusos están en el proceso de casi triplicar el costo de utilizar sus cápsulas Soyuz para el transporte a la base orbital, y otros países no tienen otra opción que pagar.
"No estamos en una posición muy cómoda y cuando digo incómoda, es un eufemismo", dijo Jean-Jacques Dordain, director general de la Agencia Espacial Europea, una de las cinco agencias internacionales que administran en forma conjunta el laboratorio en orbita. "Cometimos un error colectivo", considera.
El Soyuz representa el triunfo de una estrategia de bajo costo de la exploración humana del espacio. Las cápsulas rusas son lanzadas en enormes cohetes descartables, que llevan a los astronautas en una especie de bala de cañón guiada hacia y desde la órbita del planeta. En cambio, EE.UU construyó su programa espacial alrededor de la máquina voladora más compleja que haya existido, el transbordador espacial reutilizable. Mientras que EE.UU ha gastado US$209.100 millones en el transbordador especial desde que fue lanzado, todo el programa espacial ruso actualmente cuesta solamente US$2.000 millones al año.
"Hoy en día, las naves reutilizables son un placer muy caro, y no se justifican en términos económicos", dijo el mes pasado a un diario ruso Vladimir Popovkin, el nuevo jefe de Roscosmos, la agencia espacial rusa. Los funcionarios de Roscosmos no hicieron comentarios para este artículo.
El transbordador espacial Atlantis, antes de su último lanzamiento.
.El monopolio ruso de los vuelos espaciales tripulados no durará para siempre. Si todo ocurre de acuerdo con los planes de la NASA, el monopolio ruso terminará en 2016 cuando la agencia tiene la esperanza de optar por uno de los varios transportes comerciales que actualmente están siendo diseñados. NASA está ahora buscando un servicio comercial de taxi espacial — diseñado, construido y operado por el sector privado— para recortar costos y al mismo tiempo acelerar el ritmo de desarrollo.
Desde que el ex presidente George W. Bush anunció el final del programa del transbordador espacial en 2004, la agencia espacial rusa ha incrementado el precio de trasladar astronautas estadounidenses a la estación espacial ocho veces. De acuerdo con lo establecido en el último contrato, cada asiento en la cápsula Soyuz costará a la NASA US$63 millones en 2016, lo que representa un aumento de 175 % frente a 2005, de acuerdo con una nueva auditoría de la agencia.
El mayor incremento se aplicará en las próximas semanas, coincidiendo con el final de la última misión. Costará US$43,4 millones el traslado de cada astronauta estadounidense que vuele en el Soyuz este año, un aumento de 57 % respecto a la primera mitad de 2011.
Es improbable que el gobierno ruso utilice su actual monopolio sobre el acceso a la estación espacial como un elemento de presión a nivel diplomático pero seguramente obtendrá una ventaja comercial, dicen varios expertos en el espacio estadounidenses.
Los rusos no se han regocijado por la salida de funcionamiento del transbordador espacial. Alexei Krasnov, jefe de los programas tripulados de Roscosmos, dijo a un diario ruso el mes pasado que "aunque EE.UU nos va a pagar por el uso de los Soyuzes, que se abandonen los transbordadores no es algo bueno para Rusia", comentó. Su país es uno de los principales mecenas de la Estación Espacial Internacional e hizo notar que hubiese sido imposible construirla sin los transbordadores especiales. "Sería mejor para nosotros si los transbordadores siguieran volando, incluso aunque fuera una sola vez al año", dijo.
La estación espacial fue originalmente concebida como una plataforma para enviar naves espaciales a otros planetas. Pero su misión fue cambiada para transformarse en un laboratorio en órbita para realizar experimentos relacionados a la forma en la que los seres humanos y otros organismos se comportan en un entorno de baja gravedad. Lo que se busca es entender más respecto a cómo funcionan algunas funciones básicas de la vida y descubrir nuevos tratamientos medicinales y vacunas. Y se necesitan humanos para realizar muchos de esos experimentos o para participar en ellos.
Hasta el momento, la NASA ha comprado 46 plazas en los vuelos de la cápsula Soyuz hasta 2016 y desea comprar más. Los funcionarios de la NASA atribuyen las alzas de los precios a la inflación y al incremento de los costos de fabricar más Soyuz. Los rusos han introducido modificaciones a la cápsula y este año se presentará una nueva versión.
En abril, la NASA adjudicó US$269,3 millones a cinco compañías aeroespaciales de EE.UU para que desarrollen sistemas para transportar humanos a la estación espacial.
Una de esas compañías —Space Exploration Technologies Corp, que tiene su sede en Hawthorne, California— parece ser la que ha avanzado más, dicen expertos. Se comprometió a desarrollar un sistema reutilizable que podría transportar siete astronautas a órbita por no más de US$20 millones por cada uno, una fracción de la mayoría de pronósticos de los costos del transporte de tripulaciones en el futuro.
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NASA
."Tiene que ser hecho por una cantidad de dinero que los contribuyentes estén dispuestos a pagar", dijo Elon Musk, presidente ejecutivo de Space Exploration, que cofundó PayPal y Tesla Motors. "Eso debería permitir a la NASA transportar un número mucho más grande de astronautas y obtener un uso mucho mayor de la estación espacial", explicó.
Un análisis patrocinado por la NASA y realizado por Aerospace Corp. uno de los asesores externos de la agencia más influyentes, es menos optimista. Pronostica que los futuros costos de transporte oscilarán entre US$90 millones y US$150 millones por asiento.
Space Exploration ya tiene un contrato con la NASA por US$1.600 millones para enviar suministros a la estación espacial utilizando su nave experimental Dragon y su cohete Falcon, a partir del próximo año. En abril, la NASA otorgó a la compañía US$75 millones adicionales para diseñar un sistema de lanzamiento para la nave Dragon, un elemento fundamental para transformarla en un medio de transporte para una tripulación.
A pesar de los logros que obtuvo— incluyendo el lanzamiento y la exitosa recuperación de la primera nave espacial privada que fue puesta en órbita— Musk y su compañía han lidiado con problemas técnicos y fracasos en los lanzamientos que han llevado a postergaciones y rebajado las expectativas.
Para mantener el ritmo, Musk dijo que planea saltarse un vuelo de prueba de una nave Dragon no tripulada originalmente programado para las próximas semanas y probará su capacidad de acoplarse en órbita con la estación espacial para fines de este año.
Los funcionarios de Roscosmos, sin embargo, advirtieron en abril que no dejarán que la nave Dragon vuele cerca de la estación espacial o se acople con ella en el corto plazo, hasta que la consideren segura.
En 1997, la estación espacial rusa Mir fue gravemente dañada cuando un módulo de carga la golpeó.
Michale Suffredini, encargado de la Estación Espacial Internacional en la NASA descartó las preocupaciones rusas. "A veces los rusos dicen cosas sin tener todos los datos a disposición", dijo.
Sin embargo, la NASA todavía no ha definido todos los procedimientos para certificar la seguridad de sus nuevas naves, informó la semana pasada el inspector general de la agencia. Con cada demora, la probable brecha entre el viaje final del transbordador esta semana y el lanzamiento de su sustituto amenaza con crecer.
Las compañías "demorarán un poco más de lo que nos dicen", reconoció Suffredini. "No espero ver a nadie hasta finales de 2016", agregó.
De hecho, el inspector general de la NASA advirtió la semana pasada que las empresas privadas podrían necesitar tanto tiempo para desarrollar transportes seguros que se podría ver amenazado el acceso de EE.UU a la estación espacial.
"Es todavía una apuesta muy riesgosa que una o más de esas compañías puedan ofrecer una manera que se pueda pagar y sea sostenible de transportar tripulaciones", dijo John Logsdon, analista de política espacial en la universidad George Washington. "Por ahora, los astronautas estadounidenses tendrán que tomar taxis rusos", opinó.
De hecho, la NASA ya se está moviendo para comprar más asientos para astronautas estadounidenses en las cápsulas rusas en caso de que las naves comerciales sigan demorándose. Hasta ahora, la NASA ha comprado asientos solamente hasta 2016 y hacerlo requirió una autorización especial del Congreso para superar los límites legales que existen para el comercio tecnológico con Rusia. Para comprar más asientos, la agencia necesitará aprobación adicional del Congreso, la cual está buscando.
A pesar del creciente precio del pasaje, la cápsula Soyuz es una relativa ganga en comparación con el costo del transbordador de la NASA, fundamentalmente debido a que los vehículos representan enfoques radicalmente diferentes a los desafíos que plantea el transporte de humanos en naves espaciales. De muchas maneras, el Soyuz se parece a las cápsulas Apolo que fueron a la luna y a los cohetes Saturno utilizados por EE.UU en los años 60.
En contraste, el transbordador espacial es una nave con alas reutilizable, piloteada por astronautas, que pueden aterrizarla desde su órbita como que fuera un planeador. Cada transbordador contiene más de 2,5 millones de partes y 230 millas (370 kilómetros) de cables, operando a extremos de velocidad, calor, frío, gravedad y vacío.
A fin de cuentas, EE.UU. le queda una cierta ironía rondando en su mente. Ganó la carrera tecnológica para desarrollar un transbordador espacial, pero perdió la guerra. "Se puede argumentar que los rusos estuvieron en la trayectoria correcta todo el tiempo al volar estos grande cohetes", dijo el historiador espacial de la Universidad de Duke Alex Roland.
Andy Pasztor contribuyó con este artículo.