por admin » Jue Jun 10, 2010 11:39 am
SPANISHJUNE 10, 2010, 12:20 A.M. ET
Invierta en los villanos, sin remordimientos
Scott Adams, el creador de la tira cómica 'Dilbert', explica su estrategia para hacerse rico: apostar a las empresas que más odia
Por Scott Adams
Cuando escuché que BP estaba destruyendo una gran porción de la Tierra, sin considerar seriamente una reducción de sus dividendos, pensé en dos cosas: 1) La odio. 2) Este sería un momento excelente para comprar sus acciones. Y eso es justamente lo que hice. Aunque lo mejor habría sido esperar una semana.
La gente me pregunta qué se siente al tomar partido por la derrota moral. Respuesta: ¡Bastante bien! Gracias por preguntar. ¿Qué se siente al ser una víctima contrariada?
Tengo la teoría de que uno debe invertir en las empresas que más odia. El motivo para odiar a una empresa suele ser que es tan poderosa que puede obligarnos a hacer equilibrismos con la billetera sobre la nariz (como una foca) mientras rogamos por su producto. Las petroleras como BP de hecho no lo hacen a uno rogar por petróleo, pero creo que no es un secreto que podrían. Está implicado en el precio de la gasolina.
Odio a BP, pero también la admiro, de la misma forma en que respeto la ética profesional de los asesinos en serie. Recuerdo el día en que me enteré de que BP estaba usando un submarino... con una cámara web... un kilómetro y medio bajo el mar... para enviarle al mundo imágenes en vivo de su desastre. Mi mente gritó: "¡DEJEN DE INTENTAR LOGRAR QUE LOS AME! DEBO... PENSAR... EN PÁJAROS MUERTOS PARA MANTENER LA RABIA!" Mi lado nerd se siente atraído por BP, pero de todos modos la odio por convertir el estado de Florida en una varilla medidora de aceite.
Scott Adams
Aparentemente BP tiene su propia armada, una pequeña fuerza aérea y el dinero suficiente para construir ciudades flotantes sobre el mar, la mayoría de las cuales siguen en pie. Si hay petróleo en la luna, BP será la primera en enviar una manguera al espacio y succionar la luna hasta que quede del tamaño de una toronja. Como inversionista, quiero estar de ese lado, del de BP, no el de la luna perdedora.
Me gustaría ver una película en la que James Bond intenta vencer a BP, pero al final lo trituran en una máquina que lo convierte en restos para sellar un pozo que se filtra. Lo que quiero decir es que no siempre hay que estar del lado de Bond. Sea flexible.
Quizás piense que es absurdo invertir en empresas sólo porque las odia. Pero comparemos mi método con todas las otras formas por las que podría decidir dónde invertir.
Análisis técnico
El análisis técnico involucra estudiar gráficos de movimientos bursátiles a lo largo del tiempo como una forma de predecir futuras fluctuaciones. Es un método muy usado en Wall Street y tiene exactamente la misma validez científica que simular que usted es un brujo o pronosticar movimientos del mercado en base a excrementos de pollo.
Invertir en firmas bien administradas
Cuando las empresas ganan dinero, damos por sentado que están bien administradas. Esa percepción es reforzada por los presidentes ejecutivos de dichas empresas, a quienes les encanta contar todas las maravillas que hicieron para lograrlo. El problema de depender de esta fuente de información es que los presidentes ejecutivos son maestros en una forma especial de mentir llamada liderazgo. El liderazgo involucra convencer a los empleados y los inversionistas de que el presidente ejecutivo tiene algo llamado visión, una especie de alucinación optimista que puede convertirse en realidad sólo en escenarios donde el presidente ejecutivo es remunerado en gran medida y los empleados aprenden a ser menos egoístas.
Antecedentes
Quizás pueda invertir de forma segura en empresas con un largo historial de rentabilidad. Eso suena seguro y razonable, ¿verdad? El problema es que todos los expertos en inversión saben dos verdades sobre invertir. 1) El desempeño pasado no es un indicio del desempeño futuro. 2) Es necesario considerar el historial de una empresa.
Es cierto, sí, esos dos puntos son opuestos. Y es casi todo lo que cualquiera sabe sobre invertir. Un profesional de la inversión puede argumentar cualquier clase de decisión de inversión al descartar de forma selectiva o el punto 1 o el 2. Y por eso usted le pagará al profesional de inversión 1% a 2% del valor de su portafolio anualmente, sin importar el resultado.
Invertir en empresas que ama
En lugar de invertir en empresas que odie, como sugerí, quizás podría apostar primero a empresas que ame. Una vez contraté a gestores de fondos profesionales de (la compañía hipotecaria de Estados Unidos) Wells Fargo para hacer básicamente eso. Como parte de su servicio prometieron escuchar las alucinaciones de mentirosos profesionales (presidentes ejecutivos) y creerles en mi nombre. Los profesionales de Wells Fargo incluyeron en mi portafolio acciones de Enron, WorldCom y una cantidad de otras empresas muy queridas que no tardaron en quebrar. Por eso, odio a Wells Fargo. Pero sin duda desearía haber comprado acciones en Wells Fargo en el momento en que más la odiaba, porque la firma misma tuvo un gran desempeño. ¿Ven cómo funciona la cosa?
Investigue por su cuenta
No dejé que Wells Fargo manejara todo mi portafolio, gracias a mi desconfianza natural. Para la otra mitad de mi portafolio investigué por mi cuenta. Mi primera elección fue una empresa que adoro. La empresa era el minorista en línea Webvan, que descanse en paz. (Este es un buen momento para recordarles que no tomen decisiones sobre sus inversiones en base a la sabiduría de caricaturistas).
La gente ama a Berkshire Hathaway y a esa empresa le va bien
No digo que las empresas que usted ama sean automáticamente malas inversiones. Digo que invertir en empresas que usted ama es más riesgoso que invertir en aquellas que odia.
Hablemos de moralidad. ¿Puede justificar ser dueño de acciones en compañías que maltratan la Tierra? Claro que sí, pero necesita gimnasia mental, y yo estoy para ayudarlo.
Si posee acciones en una empresa despreciable, entonces algunos de los antiguos dueños de esa firma se las vendieron a usted. Si los títulos suben por encima del promedio del mercado, les ganó a esas personas. Eso es justicia, sólo que mejor aún porque usted ganó dinero con ello.
Tras haber absorbido toda la sabiduría que les presenté hasta ahora, naturalmente se estará preguntando si tengo otros consejos de inversión. Sí, y se los daré en la forma de una historia real. Hace poco compré algo llamado iPhone. Las llamadas se caen tan a menudo que ya no lo uso para conversaciones de teléfono. Es demasiado frustrante. Y a diferencia de mis viejos días con la BlackBerry, no envío e-mails con el iPhone porque el teclado en la pantalla es, en lo que a mí respecta, un gran chiste. Sin embargo, estoy dispuesto a responder los mensajes de texto que me llegan siempre y cuando pueda responder con un sí o con un no y mi respuesta es afirmativa. En esos casos simplemente escribo "k", por "OK", y he entrenado a mis amigos y familia a que acepten L, J, O, o una coma como si tuvieran el mismo significado.
El otro día estaba en la tienda de Apple preguntando cómo reparar una laptop estropeada y decidí, de forma irracional, que necesitaba la nueva iPad. La sonriente empleada de Apple me dijo que podía colocarme en una lista de espera de tiempo indefinido para quizás tener una, algún día. Instintivamente puse mi billetera sobre mi nariz y comencé a ladrar como una foca, creyendo que podría reducir el tiempo de espera, pero están tan acostumbrados a ver esa maniobra que no sirvió de nada.
Lo que quiero decir es que odio a Apple. Odio que irracionalmente me muera de ganas por tener sus productos, odio su control emocional sobre toda mi familia, odio el tiempo que pierdo intentando hacer funcionar el iTunes, odio cómo manipulan mis deseos, odio sus sistemas cerrados, odio las camisetas de cuello alto negras de Steve Jobs y odio que llamen a los empleados de sus tiendas Genios, lo cual, hasta donde puedo discernir, es cierto. A lo que voy es que desearía haber comprado acciones de Apple hace cinco años cuando comencé a odiarla. Pero la odio cada día más, lo que es una señal positiva para invertir, así que probablemente compre unas acciones muy pronto.
Lea recuerdo que no me hagan caso.