por admin » Mar Nov 08, 2011 2:06 pm
SPANISHNOVEMBER 8, 2011, 2:35 P.M. ET.No cuente con que el Banco Central Europeo salve a Italia
Por SIMON NIXON
Ya hemos visto esta película. Los rendimientos de los bonos del gobierno italiano a 10 años han llegado a un récord de 6,66% en la era del euro, un nivel del cual no se ha recuperado ningún mercado de bonos de los países periféricos de la euro zona. El incremento en la compra de bonos por parte del Banco Central Europeo —las compras de la semana pasada fueron el doble de las de la semana anterior— no han logrado detener la caída en precios.
Los bancos europeos están abandonando los bonos italianos a pérdida y están siendo recompensados por el mercado. Dada la falta de fondos adecuados de rescate, muchos ahora argumentan que solamente un compromiso inequívoco del BCE de actuar como prestamista de último recurso, al indicar su predisposición a la compra de cantidades ilimitadas de deuda, puede impedir que la crisis de deuda de Italia se salga de control.
El presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi.
.Pero hay tres razones por las cuales podría no hacerlo. Primero, el BCE ha dicho reiteradas veces que no tiene el mandato de actuar como prestamista de último recurso para sus miembros y hacerlo supondría una violación de la ley europea. El nuevo presidente del BCE, Mario Draghi, reiteró ese punto de vista la semana pasada, diciendo que el programa de compra de bonos por el BCE es limitado y temporal. El Tratado Europeo es inequívoco: el Artículo 101 prohíbe al BCE el otorgamiento de cualquier forma de crédito o capacidad de sobregiro a gobiernos, en tanto el Artículo 103 dice que la eurozona no debería ser responsable de las deudas de los estados miembros. Sería difícil armonizar un compromiso del BCE de comprar cantidades ilimitadas de bonos italianos con estas reglas, y con lo que ya ha dicho el BCE.
Segundo, la acción a la que se exhorta al BCE lo expondría a un enorme riesgo. Actuar de prestamista de último recurso para un país es diferente de actuar de prestamista de último recurso a un banco. Los bancos centrales solamente prestan a bancos contra colateral de alta calidad que brindan protección si el préstamo cae en impago. Cuando el BCE compra los bonos de un gobierno de la eurozona, no tiene la autoridad legal para confiscar la recaudación impositiva del país. Algunos argumentan que el establecimiento de un gobierno de inclinación más reformista en Roma reduciría el riesgo crediticio y brindaría cobertura para que el BCE cambie su política. Pero no todo riesgo crediticio implícito en los bonos italianos es interno: el BCE necesita también considerar el impacto en la solvencia crediticia italiana de acciones por otros países de la eurozona.
Además, el verdadero valor de un prestamista de último recurso es brindar confianza a los inversionistas para alentarlos a seguir prestando. Aun así, la compra de bonos por el BCE en Grecia, Portugal y Irlanda no frenó la venta por inversionistas. El riesgo es que si el BCE ofreciera comprar cantidades ilimitadas de bonos, podría ver que los inversionistas están demasiado dispuestos a vender, pero Italia aún sería incapaz de recaudar fondos en el mercado primario.
Más aún, la exposición del BCE a Italia no está limitada a los bonos. También está proveyendo financiación sustancial de prestamista de último recurso a sus bancos. Cuando la exposición total del BCE a Grecia, Irlanda y Portugal creció hasta convertirse en una proporción significativa de su PIB, correctamente los obligó a buscar una fuente alternativa de financiación externa.
La tercera razón por la cual el BCE puede abstenerse de proveer financiación ilimitada a Italia es que corre el riesgo de crear un riesgo moral sustancial. El BCE perdería mucha de su influencia para impulsar reformas fundamentales en Italia; en la ausencia de facultades fiscales centrales adecuadas de la eurozona, la disciplina impuesta por mayores tasas de interés es la mejor esperanza de hacer que la economía italiana sea más competitiva.
Además, el momento en que el BCE acepte que debería actuar como prestamista de último recurso a gobiernos, su relación con la eurozona habría cambiado fundamentalmente, haciendo que sea mucho más difícil resistir futuras exigencias para actuar. Para una institución que atesora tan tenazmente su independencia, ese puede ser el mayor de los obstáculos.