por admin » Vie Mar 23, 2012 6:33 am
SPANISH Updated March 22, 2012, 8:08 p.m. ET
México crea empleos en EE.UU.
Por ANDREW SELEE y CHRISTOPHER WILSON
En los últimos años, México ha sido considerado más como un proveedor de drogas que de empleos, pero en momentos en que Estados Unidos se prepara para recibir al presidente mexicano, Felipe Calderón, y al primer ministro canadiense, Stephen Harper, el 2 de abril en Washington, es hora de reconsiderar esa imagen. Después de todo, México y Canadá, no China ni el Reino Unido, son los principales mercados para las exportaciones de EE.UU. y los empleos de seis millones de estadounidenses dependen del comercio con México.
La ecuación es bastante sencilla: nuevas exportaciones crean nuevos empleos en EE.UU. Esta es la razón por la cual el presidente Barack Obama lanzó la Iniciativa Nacional de Exportaciones, con la meta de doblar las exportaciones para 2015 y es la razón por la cual es complicado concebir una estrategia para crear empleos que no fortalezca significativamente la cooperación regional con los dos vecinos de EE.UU., que en conjunto reciben un tercio de todas las exportaciones del país.
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Bloomberg
La fábrica de Suntron de México en Tijuana
México absorbe 13% de las exportaciones estadounidenses. Sin embargo, al igual de muchas economías emergentes, su PIB está creciendo más rápido que el de EE.UU., un 5,4% en 2010 y cerca de 3,9% en 2011.
A diferencia de la mayoría de mercados emergentes, México compra la gran mayoría de sus importaciones a EE.UU. A medida que el país crece, también lo hacen las importaciones provenientes de EE.UU. Los estados que exportan a México no se limitan a Texas y California, sino que también abarcan a Michigan, Illinois y otros 16 estados que venden cada uno más de US$1.000 millones en bienes a México todos los años.
Igualmente, el intercambio comercial entre EE.UU. y México es fundamentalmente diferente del comercio con cualquier otro país importante, con la excepción de Canadá. Mientras las importaciones chinas son producidas casi en su totalidad (96%) con partes fabricadas fuera de EE.UU., las importaciones desde México cuentan, en promedio, con un 40% de componentes estadounidenses. Esto sucede debido a que México y EE.UU. no solo comercian bienes, sino que colaboran para fabricarlos. En un proceso conocido como producción compartida, las partes son enviadas y recibidas a ambos lados de la frontera a medida que los productos se fabrican.
Esto preserva trabajos en EE.UU. ya que la principal alternativa a enviar los empleos manufactureros a México es tercerizarla a Asia, en donde pocas partes hechas en EE.UU. serán usadas. A través de la producción compartida, EE.UU. y México pueden concentrarse en la porción de la producción en la que cada uno se destaca, combinando las ventajas comparativas de ambos países y fortaleciendo la competitividad de las manufacturas regionales. Esto, a su vez, incrementa las exportaciones y los empleos, tanto para EE.UU. como para México.
Las principales ventajas de México como un socio económico estable incluyen su proximidad a EE.UU., una fuerza laboral cada vez más capacitada y acceso sin aranceles a la mayoría de las grandes economías del mundo. En cambio, el aumento en los salarios y los volátiles precios del petróleo hacen que sea más difícil medir la viabilidad a largo plazo de la producción en Asia para el mercado norteamericano.
Aunque muchas de las sinergias entre EE.UU. y México son naturales, las barreras que inhiben que se aprovechen a fondo no lo son. Los complicados requerimientos de aduanas y de documentación necesarios para tener acceso a los beneficios de libre comercio del NAFTA desalientan a la pequeña y mediana empresa, los motores del crecimiento estadounidense, de comerciar con México. EE.UU., México y Canadá deben trabajar en conjunto para resolver estos problemas y estimular el intercambio comercial. También deberían armonizar la regulación de alimentos, vehículos y otros productos, para que los mismos artículos puedan ser vendidos y usados a lo largo de Norteamérica.
Por último, la frontera suroccidental del país debe ser gestionada con mayor eficiencia. Casi 80% de los miles de millones de dólares que genera diariamente el comercio entre los dos países pasa a través de la frontera terrestre. La intensidad del comercio y el amplio uso de la producción compartida implican que ineficiencias en apariencia menores pueden tener consecuencias de miles de millones de dólares. Infraestructura inadecuada y el incremento de las medidas de seguridad han generado largas e impredecibles esperas para el tráfico comercial.
El aumento en el uso de programas de viajeros y transportadores confiables, que aceleran el paso de ciertas flotas y sus cargas, combinado con las modestas inversiones en infraestructura podrían aliviar significativamente la presión sobre los funcionarios en los puertos de entrada. Esto contribuirá a que los bienes seguros crucen la frontera en forma expedita, a la vez que les da a los agentes estadounidenses más tiempo para concentrarse en las personas y la carga potencialmente peligrosa.
Los esfuerzos bilaterales para mejorar la gestión de la frontera, armonizar las regulaciones y reducir la carga de aduanas para el comercio regional están en camino, pero mejorar las políticas siempre implica superar retos políticos. El progreso, entonces, depende de un entendimiento claro de que la cooperación económica con México fortalece a EE.UU.
Selee es el director del Mexico Institute del Woodrow Wilson Center. Wilson es un investigador asociado del Mexico Institute y autor de un informe del Wilson Center titulado "Trabajando juntos: los lazos económicos entre Estados Unidos y México".